El estrés ocupa el primer lugar entre los factores que definen, tras la pandemia, el "estado emocional" del área metropolitana de Bilbao, según los resultados de una encuesta elaborada como primer paso de un proyecto para el desarrollo de iniciativas que permitan incrementar la aportación de la psicología a la planificación urbana. Los resultados de la encuesta fueron dados a conocer ayer en la conferencia Urban Psychologyimpulsada por la Asociación Bilbao Metropoli-30, en colaboración con la UPV/EHU, la Universidad de Deusto, UNED Bizkaia, Mondragon Unibertsitatea y el Colegio de Psicología de Bizkaia.

El proyecto obedece a que, a juicio de los organizadores, "resulta preciso desarrollar un estudio sensorial y emocional del mundo urbano", de manera que se pueda "comprender mejor la experiencia vital y la vida emocional de la ciudad y su impacto en el bienestar y en el estado psicológico de las personas". Las entidades impulsoras del sondeo especificaron que, aunque la muestra resulta "estadísticamente significativa", los datos "no permiten una generalización de resultados, pero resultan interesantes como primer paso para un diagnóstico emocional". Un 35,8% de las respuestas provienen de Bilbao, seguidas de un 26,5% de Ezkerraldea, un 17,8% de Eskuinaldea, un 10,2% de Nerbioi-Ibaizabal, con porcentajes menores de Txorierri y Enkarterri.

Según la encuesta, el estrés se sitúa en el primer lugar del estado emocional del Bilbao metropolitano, seguido por la "fatiga-agotamiento" y la "ansiedad-incertidumbre". Más de un 97% de los participantes en el sondeo no consideran que exista un único estado emocional en la metrópoli, una percepción en la que influyen principalmente las variables de la pertenencia generacional (grupo de edad) y el nivel de renta.

Por ello, según se deduce del trabajo, la percepción del estado emocional de la metrópoli se encuentra determinada por la influencia que ejerce la vivencia de la misma a partir de la pertenencia generacional y el estatus económico, frente a la menor influencia de otros factores tales como el género o el tamaño de la unidad familiar. En la encuesta también se refleja que "un colectivo nada desdeñable de la ciudadanía considera que todavía la metrópoli no acaba de ser consciente del calado de los impactos que la pandemia está produciendo ya, de hecho".

En cuanto a las iniciativas concretas para contribuir a mejorar el estado emocional de la metrópoli, los participantes en el sondeo apuntan a las ayudas económicas en dos de cada tres respuestas. Las actividades culturales, los servicios de apoyo psicológico y la participación ciudadana se sitúan en un segundo grupo de acciones.