Dicen que el frío entra por los pies. El invierno se acerca y las personas refugiadas en la isla de Lesbos, en Grecia, no cuentan con zapatos prácticos que les abriguen. Por ello, la ONG Zaporeak ha llevado a cabo una recogida solidaria de zapatos prácticos, sin tacón, para las personas refugiadas en la isla griega por diferentes puntos de Euskadi.

Uno de los puntos de recogida ha sido la sala Yimbi Street de Bilbao, donde cientos de personas se acercaron para dejar carros, bolsas, cajas e incluso maletas de zapatos. Kusku Bolinga ha sido una de las encargadas de recoger todo aquello que los ciudadanos se acercaban a dejar. Para pasar de un lado a otro de la lonja de Uribitarte en la que se estaba realizando la recogida había que saltar bolsas y apartar zapatos. “Es increíble cómo se está implicando la gente. Tenemos la lonja a reventar, no damos a basto”, ha indicado.

La recogida en Bizkaia se ha desarrollado, además de en Yimbi; en el mercado de Portugalete; en la asociación de vecinos San Miguel de Basauri; en la Iglesia San Andrés de Usansolo; en la plaza Orozko y en Ahotsenea de Ortuella. También en la asociación de vecinos Aperribai, los locales Basandere, la escuela de hostelería de Galdakao y en el CEIP Zubialde de Zeberio; los arkupes de Markina; la ikastola San Nikolas de Getxo o Matxin plaza de Mungia, entre otros puntos.

Zaporeak ha recogido botas, zapatos y zapatillas para que las personas refugiadas pudieran pasar el invierno en mejores condiciones. “Estamos pidiendo calzado de invierno en buenas condiciones”, ha apuntado Kusku.

Charo Arroyo ha sido una de las personas que se ha acercado a llevar zapatos al espacio Yimbi. “Creo que es lo mínimo que podemos hacer. Tenemos muchas cosas en casa que no utilizamos y se le pueden dar a alguien que lo necesite y que le vaya a dar uso”, ha explicado. Botas de monte y playeras, en total, Charo ha llevado a Zaporeak un total de cinco pares de zapatos. “He traído todo lo que no uso, ni yo ni mis hijos. Hay quien los puede aprovechar mejor y no he dudado en venir, aunque he tenido que remover todos los armarios porque no vale cualquier zapato, los que tienen tacón no son prácticos, tienen que ser zapatos que les puedan servir para protegerse en invierno”, ha señalado.

Al igual que Charo, Eli también se ha acercado con una bolsa llena de calzado para las personas refugiadas en Lesbos. “Tenemos en casa una peque a la que le crecen mucho los pies y hemos traído katiuskas. Nos enteramos a través de las redes sociales y es una muy buena iniciativa”, ha explicado.

Ha acudido a dejar el calzado junto a su hija y según ha apuntado Eli, “es una buena manera de trasladar a los más pequeños cuál es la situación. Coger los zapatos y traerlos con mi hija ha hecho que hablemos sobre lo que hay en Lesbos, cómo es la situación de las personas refugiadas allí y los duros inviernos que pasan”.

El proyecto Zaporeak trasladará todo el calzado recogido a Donostia y desde allí se meterá en un contenedor y se llevará a Lesbos. La ONG da de comer diariamente a más de 1.200 refugiados en Grecia, y desde 2015 ha preparado y repartido más de dos millones de raciones de comida. Tras pasar por Chios, Atenas y Patras, desde el 11 de febrero 2019 la cocina solidaria de Zaporeak está en la isla griega Lesbos cocinando para la población refugiada del campo Kara Tepe.

EXPERIENCIA EN LESBOS

La realidad que se vive en esos campos de refugiados la conoce Kusku de primera mano, ya que acudió a Lesbos en verano para ayudar a las personas refugiadas que allí se encontraban. “Es una experiencia que te marca y te cambia la vida. Después de volver de allí no puedes quitarte de la cabeza lo que viven las personas refugiadas. Se sufre mucho, sobre todo ellos, porque yo al fin y al cabo estuve allí cuatro semanas, pero la realidad que ellos viven allí es muy dura. Sin embargo, tienen mucho humor y sobre todo mucho compañerismo entre ellos”, ha explicado mientras participa en la recogida de zapatos. “Aún se me pone la piel de gallina cuando recuerdo lo que se vive allí”, ha apuntado. “Salir de aquí y ver lo que es realmente la vida es un gran zasca, ya que la realidad va más allá de lo que vemos nosotros en nuestro día a día”.

Desde Zaporeak recuerdan que los movimientos migratorios “no cesan” y así “a pesar del covid-19, en el 2020 más de 82,4 millones de personas en todo el mundo se vieron obligadas a huir de sus hogares”.

“Ahora se acerca el invierno y en los campos de refugiados el frío se nota más que nunca”, alertan desde la ONG, que reconocen la “falta de herramientas e infraestructuras que tienen en los campos para hacer frente a las bajas temperaturas”