Son 90 años de tradición los que unen a la Plaza Nueva de Bilbao con el coleccionismo y solamente ha podido separarles el coronavirus. Tras nueve décadas viendo y comprando libros míticos y descatalogados, monedas y billetes de todo tipo y antigüedades de lo más variopintas en la Plaza Nueva, la pandemia obligó a suspender su venta ambulante. Ahora, tras casi año y medio, Bilbao retoma el tradicional mercadillo trasladándolo, provisionalmente, los sábados a El Arenal con el fin de disfrutar de él cumpliendo con todas las medidas sanitarias.Tanto vendedores como clientes han acogido la vuelta de los puestos con mucha ilusión, pero el cambio de ubicación y de día ha generado opiniones encontradas. Hay quien asegura que “el sitio del mercadillo es la Plaza Nueva y su día, el domingo”, como Guillermo, quien ha estado desde el año 90 montando cada domingo su puesto de numismática en la Plaza Nueva. “El domingo es el día que todos pueden venir. El mercadillo está ligado a la tradición del vermú de la plaza; de la que tomas unas rabas miras unas monedas”, asegura. En la misma línea que Guillermo, Roberto, que ha regentado un puesto en el mercadillo durante 35 años, señala que “la Plaza Nueva es el sitio típico al que todos están acostumbrados”. Aunque añade que “a lo nuevo siempre se le tiene miedo, hay que darle tiempo y ver si se ha acertado con el cambio”.

Fortun, por su parte, quien lleva cerca de 15 años vendiendo antigüedades, declara que “el sitio y el día es un poco secundario” ya que “de lo que teníamos ganas era de volver con el mercadillo cuanto antes”. A pesar de que las ganas eran mayúsculas, seis de las 16 plazas que había concedido el Ayuntamiento quedaron vacías. “Hay quienes por motivos personales no han podido venir o les ha pillado de imprevisto. En cuanto estemos todos esto se animará mucho más”, asegura Fortun. En relación al cambio de día y emplazamiento admite que “todo es probar, no se puede decir un no rotundo a lo que no se ha probado”. Sin embargo, apunta que los tinglados de El Arenal presentan “un gran inconveniente: ahora el tiempo acompaña, pero en invierno con la lluvia, al lado de la ría, quizás no podamos estar aquí”, señala.

A pesar del cambio de día y de lugar, los clientes habituales no han querido perderse la ocasión de volver a pasear entre los puestos. Es el caso de Lon, un joven que asegura que “se agradece tener una oferta de ocio los sábados por la mañana, ya que de esta manera los planes se reparten por todo el fin de semana”. Sin embargo, confiesa que “cuando llueva va a ser más complicado”. María Jesús, bilbaina asidua al mercadillo, afirma que “está muy bien que podamos visitar los puestos de manera más despejada, poniéndolos aquí corre más el aire y es más difícil juntarse con la gente”.

Además de clientes habituales, el mercadillo también atrajo a turistas en su primer día bajo los tinglados. “Siempre que viajo visito mercadillos y en esta ocasión no iba a ser menos. Hay artículos muy interesantes, solamente he visitados dos puestos de momento y ya me he comprado un libro”, señala Carla, que visita la villa con su novio por primera vez.

La nueva normalidad ha hecho que muchas de las tradiciones se vean modificadas. Sin embargo, el mercadillo de coleccionismo de la Plaza Nueva, que ahora se celebra en sábado y bajo los tinglados de El Arenal, aunque provoca recelo, sigue atrayendo tanto a bilbainos como turistas.

“Con los puestos en El Arenal se puede visitar el mercadillo de manera más despejada”

Cliente

“Se agradece que haya oferta de ocio también los sábados por la mañana”

Cliente

“El mercadillo está ligado al vermú de los domingos en la Plaza Nueva”

Vendedor

“En invierno, cuando el tiempo no acompañe, quizás no podamos estar aquí”

Vendedor