Es la cita que más personal reúne cada jornada de Aste Nagusia. Una media de 100.000 personas se agolpan a diario en el parque de Etxeberria, los muelles y puentes que circundan la ría, azoteas de edificios... todos para disfrutar de 20 minutos de luz festiva en el lienzo de la noche bilbaina.Pero este año no habrá fuegos artificiales a las 22.30 horas. No estallarán palmeras, ni roscones, los grandes estruendos en el cielo que acogotan el estómago se echarán mucho en falta y las guirnaldas no caerán lentas como lágrimas de tristeza.

Un sentimiento que siente ya Jon Aldeiturriaga, jurado durante 15 años del concurso de fuegos artificiales de Bilbao, y jubilado como gerente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo. “La gran pérdida dentro de Aste Nagusia son los fuegos artificiales, sin ninguna duda”, declara para poner en valor este espectáculo que marca la agenda festiva diaria de miles de aficionados. “Es como una liturgia. Cada uno tiene su lugar favorito para verlos y en torno al acto se estructura la cena, antes, durante o después, en formato bocata o sentado en una mesa, luego una vuelta por las txosnas...”, describe.

Junto a Jon, Izaskun Astondoa, gerente de la vizcaina pirotecnia de Areatza, ha compartido en los últimos años muchas tiradas en los balcones de La Bilbaina, donde cada noche se reúne el jurado para valorar los espectáculos. Con experiencia como participante, en concursos y en muestras de exhibición, Izaskun es durante los últimos años la gran asesora del tribunal festivo. Una opinión con peso. Considera que “es el evento que más gente aglutina al tener un efecto llamada en todas las edades”. Cree que “el resto de programación, sin desmerecer, tiene gente más o menos afín, pero los fuegos son para todos” y aprecia que su ausencia “se va a notar en Bilbao, como en Donostia y en otros muchos municipios. Es un vacío muy grande”.

Un agujero negro, sin luz ni chispa, ausente de color, generado por la pandemia que erradica cualquier espectáculo de masas, incluso los más arraigados. Aldeiturriaga se muestra convencido de que los fuegos son una tradición engarzada en el imaginario de bilbainos y vizcainos que muchas noches bajan a la capital en Aste Nagusia. “Es así desde hace muchísimos años, desde que se tiraban en los muelles del Arenal e incluso paraban los trenes de Renfe que pasaban por allí”, recuerda.

Y luego está el pique con los vecinos. El exgerente farda de botxero al decir cómo “aquí, en calidad de fuego, se tira el doble de carga explosiva que en Donostia, lo cual implica mucha categoría. Además, ganar en Bilbao servía a otras poblaciones como guía para contratar a esa empresa”.

Varias décadas de fuegos y fiestas que han cultivado un gusto y una cultura muy apreciada por las pirotecnias que cada año llegan de todo el mundo a la villa para ganar el concurso. Así lo confiesa María José Lora, gerente de la valenciana Caballer FX, la firma que ganó el pasado año la competición. La experta asegura que “Bilbao siempre ha sido una de los grandes escenarios. Hay mucha cultura de fuegos entre los espectadores y se ve que se divierten y los aprecian. Esperemos que no se pierda con esta parada obligada”.

Coincide en la consideración, Luis Brunchú, director de espectáculos de Pirotecnia Zaragozana, otra de las empresas que habitualmente tira en la cita de agosto. “Sois plaza grande. Disparamos en 17 capitales de provincia y Bilbao está entre las tres principales porque el público valora mucho nuestro trabajo y eso es muy importante. Después está también la repercusión que tiene su premio por lo que supone de escaparate para el ganador”.

Una corriente negativa

Brunchú se muestra muy crítico con la suspensión de las fiestas la que califica como “una corriente negativa que empezó con las Fallas, siguió con Semana Santa, Sanfermines... y a la que todo el mundo se ha subido”.

Rompe una lanza en favor de que se celebren los fuegos. Expone que “hay corridas de toros, conciertos... y los fuegos se pueden ver desde multitud de sitios sin necesidad de aforos”. Como ejemplo pone lo organizado por el Ayuntamiento de Santiago de Compostela en la festividad del santo. “Dispuso seis puntos de tirada, uno de ellos utilizado por nosotros, dividiendo los escenarios y la gente lo disfrutó mucho”.

María José Lora es de la misma opinión y tras un verano “en lo que todo ha sido muy inesperado”, sí cree que se pueden realizar tiradas “implementando las medidas de seguridad adecuadas y ubicando bien a los espectadores” todo ello en coordinación de diversos aspectos entre los municipios y la pirotecnia”.

¿Y Bilbao puede subirse a ese carro de fuegos seguros? De salida, la geografía tan constreñida de la villa es un obstáculo muy importante. Jon Aldeiturriaga lo duda. Asegura que “la masa de gente es incontrolable, se puede acotar espacios en Ripa, en El Arenal, desde el puente del Ayuntamiento... pero creo que la petición del alcalde para evitar aglomeraciones es acertada. No puede ser, el tema es muy serio”. Izaskun Astondoa aporta la visión dividida de jurado y pirotecnia. Por un lado, opina que “es muy difícil gestionar a las masas, aquí no se puede acotar la gente con sillas y si se dispersa por la ciudad es imposible evitar aglomeraciones”. Por otro, plantea que “aunque es muy complicado, también se celebran espectáculos de toros o la gente va a las playas, adoptando las medidas de seguridad adecuadas” y se pregunta “¿por qué no puede hacerse con los fuegos?” En este sentido considera que “es difícil desmadrarse en los fuegos porque, al final, es ir, verlos y marcharse”.

De todas formas todos coinciden en que hay que buscar alternativas para intentar revivir un sector que está ya en las últimas. El director de Pirotecnia Zaragozana es taxativo. “Esta siendo dramático, catastrófico. Hemos pasado de una media de cinco espectáculos diarios a no hacer nada, bueno, en lo que llevamos de año hemos tirado seis veces”. Incide en que “el sector esta herido y casi de muerte. No podemos tirar, pero tampoco fabricar. A nuestros proveedores ya no le vamos a comprar nada en un año porque todo el material que necesito lo tenemos almacenado sin usar”.

Desde Caballer FX su gerente cifra sus pérdidas “en un 95% de toda la facturación”. Lora asegura que económicamente están en las últimas pero también le afecta “sentimentalmente porque cuando llegan fechas señaladas como San Fermín, San Sebastián, Bilbao y recuerdas que ahora estaríamos preparando todo. Es un desastre sin precedentes”.

Ambos exhibidores coinciden en el hecho de que los fuegos artificiales no tiene ningún tipo de ayuda oficial. “Estamos sufriendo mucho. Estamos en un limbo porque no somos ni Cultura ni otro sector para poder recibir ayudas. Esto supone un futuro fatal, incluso de desaparición de una buen parte del sector”, indica Lora, mientras que Brunchú augura que “vamos a tener dos años de penuria porque en 2021 va a seguir igual. La vacuna será la clave de todo”.

La opinión de estas dos grandes es corroborada por Izaskun y su empresa de tamaño medio. Astondoa desvela cómo “la pandemia está afectando a la industria a nivel mundial” y reflexiona que, aunque puedan implementarse medidas de seguridad y aforos ,“al final,, también,, son los municipios los que nos contratan y el bien común está por encima de todo, y lo entiendo, porque al final todos nos jugamos mucho en todo esto.”

Finalmente, Izaskun reconoce que “puede que eche una lagrimilla estos días” por no estar con sus compañeros del jurado. “Después de tantos años de compartir la cita con gente de mucha valía va a ser difícil la ausencia. Disfrutamos mucho, igual que los espectadores”.