Bilbao - Ni la lucha para conseguir unas pensiones dignas ni la reivindicación para eliminar barreras arquitectónicas. El mayor reto al que se enfrentan las personas mayores es el de afrontar la soledad a la que muchas veces se ven abocados. “Cuando la situación es voluntaria, como la de los monjes, es una cuestión de misticismo, pero nos referimos a cuando el problema es familiar”, aseguró José Eduardo Moreno, presidente saliente de la asociación de jubilados del Centro Aragonés, que fue distinguido por su relevante papel al frente de la misma. Otros cinco delegados más recibieron una placa de reconocimiento en un acto celebrado en el Salón Árabe del Ayuntamiento de Bilbao, donde se reunieron un centenar de delegados de 51 asociaciones con motivo del Día Internacional de las Personas Mayores.

“La sociedad de consumo en la que vivimos hace que las personas jóvenes se desentiendan de los mayores. La falta de cariño y compañía es lo más duro”, añadió Moreno, de 86 años. El también galardonado Felipe Juárez, de la asociación de Santutxu-Bolueta, corroboró esta percepción sobre la soledad que aqueja a las personas mayores. “Mandamos una carta a las personas que estaban desatendidas”, señaló para reflejar hasta dónde llega su preocupación. Frente a este mal tan habitual en el siglo XXI, Juárez defendió el papel de los centros, “donde se hacen amistades”.

A nivel asociativo, Roberto Martínez, de la agrupación de pensionistas Deisa, indicó que uno de los desafíos es hacer ver que lo suyo “no son hogares, palabra a desterrar, donde se deja a los mayores para que en casa no molesten”, sino que son asociaciones “sociales, gastronómicas, culturales o deportivas”. Tras diez años como cabeza visible, deja el cargo confiado en que “es bueno que haya renovación”. ¿Y qué hay de la presencia de mujeres en puestos destacados? “En las asociaciones son ellas las que dirigen por detrás, pero a la hora de la representación nos dejan a nosotros los cargos”, se lamentó.

En el mismo acto, además, fueron laureados Marcos Hoyos, de la asociación de Rekaldeberri; Luis María Mayayo, de Nabalur, y Jesús Rodríguez, de la Asociación de Pensionistas y Jubilados de San Francisco. En nombre de este último, fallecido el pasado 11 de septiembre, acudió su mujer, Matilde Navascués, quien se mostró muy emocionada al recibir la distinción. “Habría estado encantado”, señaló en referencia a su esposo.

“No queremos que el trabajo de quienes conformáis las juntas directivas de las asociaciones pase desapercibido”, indicó el alcalde, Juan Mari Aburto, tras la entrega de las placas. “La participación activa en vuestras asociaciones es fundamental para la consecución de los objetivos que nos marcamos como ciudad”, añadió en referencia a Bilbao como ciudad amigable con las personas mayores. A su lado, Juan Ibarretxe, edil de Acción Social, expuso que las distinciones son para “reconocer el trabajo, el compromiso y la implicación de las personas que durante años han estado al frente de las asociaciones”.