Bilbao - El proyecto del tren de alta velocidad (TAV) que conectará Bilbao y Santander analizará la creación de dos paradas en Castro Urdiales y Laredo, según adelantó ayer el Ministerio de Fomento en el anuncio de la licitación del estudio informativo de este tramo, la primera extensión del TAV por la cornisa cantábrica. El recorrido servirá tanto al tráfico de viajeros como al de mercancías.

El concurso público alumbrará el estudio informativo de este recorrido ferroviario, el primer paso para poder ejecutar las obras a finales de la próxima década. El inicio de la tramitación administrativa de este ramal es una de las condiciones puesta encima de la mesa por el líder del Partido Cántabro Regionalista, y también presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, para que el único representante que sacó su formación en el Congreso de los Diputados votara afirmativamente en la investidura de Pedro Sánchez.

El encargo supondrá que las ingenierías elaboren un análisis de distintas alternativas de trazado de la nueva línea ferroviaria “con el objetivo fundamental de reducir el tiempo de viaje del trayecto y mejorar la competitividad del ferrocarril como medio de transporte para esta conexión”, explican desde el Ministerio de José Luis Ábalos. El propio Revilla aportaba el dato en la entrevista publicada por DEIA el pasado día 18 que se prevé un tiempo de viaje de unos 40 minutos, mucho más bajo que las tres horas que se tarda ahora en cubrir la distancia entre las dos capitales, usando el servicio de vía estrecha de la antigua Feve.

Conseguir un tiempo competitivo con la carretera para los futuros clientes es lo que va a determinar si las paradas de Castro Urdiales y Laredo se concretan al final del estudio. Desde Fomento defienden que “se analizará la viabilidad de establecer paradas comerciales”, pero que estarán condicionadas “en función del tiempo objetivo para la relación Bilbao-Santander”. El estudio se desarrollará en tres fases donde se elegirán las dos o tres alternativas más viables, según los parámetros exigidos y también incluirá el estudio de impacto ambiental.

Dos años El trabajo al que se presentarán diferentes ingenierías especializadas está valorado en un coste máximo de 1.730.300 millones de euros y un tiempo de redacción de dos años, tiempo que puede prorrogarse en caso necesario. Esto supone que tras los cuatro o cinco meses que se tardará en presentarse las ofertas y la posterior designación del ganador, hasta primeros de 2020 no se empezará a redactar el estudio informativo. Dos años después, a comienzos de 2022, se podrá sacar a concurso el proyecto constructivo un trabajo complejo que se prolongará otros dos años como mínimo al que hay que sumar posteriormente la licitación de las propias obras en si, que puede prolongarse de seis a ocho meses más hasta su adjudicación. Con este calendario, y siempre que no se produzcan retrasos en la tramitación, los trabajos no empezarán hasta 2025 con desarrollo posterior de tres o cuatro años.