BILBAO. El edificio, de cerca de 3.000 metros cuadrados de superficie distribuida en ocho plantas, siete de ellas sobre rasante, y construido en 1891, fue adquirido, tras quedar vacío en 2017, para reconvertirlo en un establecimiento hotelero por sus nuevos propietarios.

Obra del arquitecto bilbaíno Severiano Achucarro, el histórico edificio cuenta con un elevado nivel de protección, lo que obliga a mantener intacta la fachada y respetar la mayoría de sus elementos arquitectónicos.

Inicialmente fue concebido para uso residencial pero, posteriormente, fue objeto de varias modificaciones, una de las cuales, la realizada en 1931 por Ricardo Bastida, transformó sus espacios para acoger oficinas.

En 1991, José Ángel Zabala modificó los dos levantes lo que le dio el perfil que presenta el edificio en la actualidad.

El nivel de protección con que cuenta el edificio hace que la reforma de sus interiores, que es relaizada por la empresa Byco, tenga que ser llevada a cabo respetando los elementos arquitectónicos protegidos, con especial atención a la estructura de madera con forjados de bovedillas, fachadas, escalera y vestíbulo del inmueble.

Además de esto, señala la empresa Byco en un comunicado, el proceso de demolición "presenta una complejidad logística especial debido a la ubicación del inmueble en pleno centro de negocios de Bilbao con salidas tanto a la Plaza Circular como a la calle Músico Ledesma".

El derribo de los acabados e instalaciones interiores del emblemático edificio permitirá descubrir su estructura interna y preparar el inmueble para su posterior rehabilitación y adaptación al nuevo uso hotelero que le quieren dar sus nuevos propietarios.

Las obras de demolición de los interiores del inmueble comenzaron a primeros del pasado mes de mayo y está previsto que concluyan a mediados de este mes de julio.

Al frente de la planificación y redacción del plan de rehabilitación del edificio figuran los arquitectos Iñaki Aurrekoetxea Aurre y Asier Aurrekoetxea Etxebarria, del estudio bilbaíno IA+B.