La feria que sirve de prólogo navideño luce normalidad, sin incidentes reseñables
Nuevo éxito del operativo diseñado en la capital vizcaina, a falta del balance de hurtos y denuncias
A falta de que en las próximas horas se realice un balance definitivo de cómo ha marchado la gran feria del agro vasco en Bilbao, la jornada ha transcurrido con absoluta normalidad y, aparentemente, sin incidentes de consideración, apartado por el que tanto desde la esfera organizativa como desde el ámbito institucional reportan, un año más, satisfacción por el trabajo ejecutado. No en vano, Santo Tomás obliga a formalizar un operativo que, a pesar de la experiencia acumulada, se diseña con mimo y se cuida hasta el máximo para que todo marche por los cauces previstos y sin sobresaltos, además de servir de prólogo al periodo navideño en el que ya está sumido la capital vizcaina.
Relacionadas
El hecho de que esta vez se haya festejado en domingo ha posibilitado que el transporte público (principalmente las líneas de metro que conectan ambas márgenes de la Ría y las de autobús procedentes de toda Bizkaia) no estuvieran atestadas al restarse todo ese caudal de gente que se arremolina en los comercios para las pertinentes compras en otros puntos de la ciudad, para luego desplazarse al epicentro de la feria para hacerse con algún producto o degustarlos. O lo que es igual, el ciudadano que ha querido se ha plantado directamente en El Arenal bilbaino en diferentes tramos del día, sobre todo al mediodía, cuando la climatología ha dado un respiro y los vizcainos han podido cerrar por un momento sus paraguas, que alzados el cielo han dibujado también una estampa multicolor curiosa que, eso sí, ha chafado más de un selfi.
"Santo Tomás no falla, viene mucha gente"
Todo estaba bien pertrechado antes de que el amanecer se hiciera presente, ya que estaba previsto que se cerrara el tráfico rodado en el recinto comprendido entre el Puente de la Merced, la plaza Ernesto Erkoreka, el cruce de las calles Bailén y Navarra y en el puente de El Arenal, con restricciones circulatorias similares a las de Aste Nagusia. Se han dispuesto rutas alternativas, al igual que se han trasladado algunas paradas de Bizkaibus y de taxis. Afortunadamente, no ha habido que lamentar ninguna desgracia reseñable en cuanto a accidentes o atropellos.
Una marea humana
La feria se cierra con una previsión de que más de 100.000 personas se han dejado caer por la zona, cifra tan voluminosa que lleva a pensar que, eso sí, habrá alguien que se haya marchado a casa con el regusto de haber perdido algo por el camino, bien por un descuido, bien porque ha sido víctima de los amigos de lo ajeno que aprovechan estas multitudes para hacer su particular agosto en pleno diciembre. No será previsiblemente hasta el martes cuando se conozca el balance exacto en este terreno, una vez se determine la cuantía de denuncias o delitos que se hayan podido producir.
Pero, más allá de circunstancias episódicas, obvias en un contexto como éste, la feria de Santo Tomás ha vuelto a exhibir deseos de fiesta, estómagos muy bien alimentados y desescalada en las tarjetas de crédito por aquello del alza de precios. Aunque con una sonrisa y esperando recuperar algunos de esos euros con el sorteo de la lotería.
