El papel de Aranguren
El núcleo de Zalla industrial por antonomasia quiere reinventarse con Guata Kultur Fabrika sin perder de vista el pasado que ha forjado su fuerte conciencia comunitaria
Aunque la fecha de 1926 corona la fachada, el edificio en realidad “comenzó a levantarse en 1919 como cooperativa de la Papelera”, relató Janire Rojo, del Museo de las Encartaciones, durante la visita de las Jornadas Europeas del Patrimonio. Con esta actividad y la reciente presentación del programa Eremuak en Guata Kultur Fabrika, cuyo nombre revela sus orígenes, el Ayuntamiento de Zalla desea poner el foco en Aranguren, el núcleo urbano que se enorgullece con una marcada identidad propias que experimentó una notable transformación por la llegada de potentes empresas y busca reinventarse desde la cultura.
En torno al mencionado inmueble se estructuró desde 1920 la plaza Autonomía, epicentro de la vida comunitaria local, con frontón, bailes... Nunca llegó a ejercer como cooperativa y, en su lugar, seis años después, ante el crecimiento demográfico “se decidió reconvertirlo en edificio de viviendas para las familias obreras de la Papelera” del arquitecto Juan de Arancibia. Un friso con la fecha de 1926 que se mantiene remató la obra.
Sus muros han visto nacer y crecer a hogares de Aranguren como el de Irene Correa, de 81 años. Nacida en Sopuerta en una familia de nueve hermanos, su padre trabajaba en la Papelera. Ella misma entró a la Guata a los 13 años antes de seguir los pasos de su padre. Al contraer matrimonio, como la mayoría de mujeres de la época, lo dejó para centrarse en el cuidado del hogar y la familia. A día de hoy vive en el mismo edificio de la plaza en el que se fotografió para este reportaje con su hija, Irene Rosales.
En 1901 se asentó en Aranguren la Papelera que cambiaría para siempre la fisonomía y cara social de una zona donde hasta entonces habían predominado huertas y molinos. Según figura en el dossier facilitado a los asistentes por el Museo de las Encartaciones, Nicolás María de Urgoiti estableció un proceso industrial en el que cada máquina cumplía su propia función.
Hasta después de la Guerra Civil se centraron en papel de fumar y terminaron especializándose en papel, cartón, cartulinas y sacos de papel kraft que comercializaban bajo distintas marcas y vendían sobre todo en el extranjero. Para los años cincuenta era la tercera productora del papel en el Estado, referente que podría equipararse a lo que representó La Encartada en Balmaseda a principios del siglo XX. Ambos, patrimonio a preservar “para las futuras generaciones, pues reflejan un mundo desaparecido”.
En 1974 la Papelera se fusionó con Lacabex Hermanos, La Guata, dando lugar a “un pequeño emporio que mantuvo la producción hasta principios de los años ochenta, cuando empezó a acusar la competencia de otros lugares y no pudo acometer las reformas necesarias” que la abocaron “a un proceso de decadencia”. Pese a las inversiones “nunca recuperaría su esplendor y finalmente las instalaciones se parcelaron”.
La fábrica se instaló “sobre un amplio espacio de vegas” que se extendía hasta el municipio vecino de Güeñes contando en su momento con apeadero del tren propio y acceso directo a la carretera. Red de transporte para los obreros que “empezaron a establecerse aquí”, explicó Janire Rojo, “primero en las casas que vemos en la Avenida de los Trabajadores, levantadas en su mayoría entre 1910 y 1930 y después en los sucesivos edificios que se fueron construyendo Edificaciones muy sencillas germen de futuras ampliaciones que conforman el ecléctico abanico arquitectónico que compone esa calle a día de hoy.
El crecimiento exponencial de la población en los años cincuenta acentuó el perfil industrial de un Aranguren que en cierto momento sobrepasó los 2.000 habitantes, y generó la necesidad de más espacios para la comunidad. Así, en 1951 se construyó la iglesia de La Inmaculada, proyectada por Emiliano Amann apostando por “la sencillez de líneas y la abstracción”. La inauguración oficial tuvo lugar “en mayo de 1955”, apuntó Loli Palacio, vecina que participa activamente de las actividades en torno a la parroquia. Por su excelente acústica “dos veces al año se organizan conciertos aquí”, apostilló, destacando que “identidad, compromiso, iniciativa y conciencia de comunidad” cimentan la esencia de Aranguren.
Programa Eremuak
Con el declive de las industrias papeleras busca otro elemento dinamizador mientras avanza hacia la regeneración urbanística que acarreará la supresión de un kilómetro de vía para eliminar 12 pasos a nivel y las obras de defensa contra inundaciones. La pasada legislatura arrancó el proyecto de rehabilitación de Guata Kultur Fabrika como centro de creación artística que acogerá, al menos durante un año, el programa Eremuak del Gobierno vasco.
Las diáfanas salas de infinitas posibilidades en las que antaño trabajó “hasta un 80% de mano de obra femenina” aspiran a convertirse en un polo sobre el que pivotar un nuevo futuro en el que convivan las empresas que han ocupado la antigua Papelera y las tendencias sociales”.
Al detalle
Viviendas
Trabajadores. La Avenida de los Trabajadores recuerda el crecimiento poblacional a raíz de la transformación industrial. Los bloques de viviendas al principio eran muy sencillos, sin concesiones decorativas, pensados para las necesidades más básicas.
Plaza
Cooperativa. En 1919 comenzó a levantarse como cooperativa para trabajadores de la Papelera el edificio que preside la plaza Autonomía, centro de la vida social que contaba con un frontón.
Iglesia
Sencillez y abstracción. La iglesia de La Inmaculada, proyectada por Emiliano Amann en 1951, destaca por sus líneas sencillas. Acoge conciertos por su excelente acústica.
Escuela
Reciclada. Construida en 1965, la escuela cerró por el descenso demográfico aparejado el declive de la actividad industrial., acoge la Mancomunidad y la Escuela de Idiomas.