Bizkaia ostenta la edad media más alta de la CAV en pleno envejecimiento poblacional
Etxebarri, con una media de 41,6 años, y Sukarrieta, con 51,9, representan los extremos y las diferentes necesidades
Basta surfear en la memoria y echar un vistazo a nuestro entorno para percatarnos de que la pirámide poblacional se muestra cada vez más envejecida en la CAV, particularmente en Bizkaia, que se presenta como el herrialde con una media de edad más elevada, con 46,4 años, por delante de Gipuzkoa (45,5) y de Araba (45), según los últimos datos que el Instituto Vasco de Estadística (Eustat) público ya el pasado 2024. Una cifra que, en el caso de las mujeres, es aún mayor, en tanto que la media femenina se coloca en 47,9 años, por los 44,7 de los hombres. Este fenómeno tampoco se comporta igual dependiendo de las comarcas y, sobre todo, según los municipios, donde, sin ir más lejos, se produce una brecha de hasta diez años entre una localidad como Etxebarri, con 41,6 años de media, y Sukarrieta, con 51,9. Una circunstancia que responde a factores endógenos y exógenos, y que además exige políticas diferentes y distintos servicios para atender las demandas de sus respectivas ciudadanías.
Dos porcentajes representan este rostro juvenil de Etxebarri. El 23,8% de su población se mueve en un horquilla entre 0 y 19 años y, dentro de ella, el 15,58% tiene entre 0 y 14 años. No busquen un dato semejante porque no lo hay. Como mucho, se le acerca Fruiz, con un 22,4% en ese primer sector. “El Eustat refleja que somos el único municipio de más de 10.000 habitantes con ese volumen de gente joven. Es una barbaridad, podríamos decir que somos la envidia de Euskadi”, comenta a DEIA el alcalde etxebarritarra Iker López. Apenas Urduliz, con una media de edad de 42,1 años, se acerca a la fotografía de este pueblo. Y nada que ver con los vecinos de Sukarrieta, donde el porcentaje de ciudadanos entre 0 y 19 años es del 10,7% y lugar que gana en población pese a que ésta es cada vez menos joven.
Etxebarri es el municipio vizcaino que más población entre 0 y 35 años ha ganado desde 1998, registrando un aumento de +952 habitantes en ese rango de edad. En concreto, de los 3.224 habitantes de entonces a los 4.176 de 2023, según recogía el Instituto nacional de Estadística (INE). Le siguen Urduliz, que ha sumado 577, y Berango, con 475 más. En todo Bizkaia este rango de edad descendía en 134.860 habitantes, con el 64% de las localidades perdiendo ciudadanía en esta franja. El propio López evoca cómo en 2003 eran 7.500 habitantes y ahora alcanzan los 12.000 gracias a “un desarrollo con cabeza”. Etxebarri pasó a ser de un enclave muy industrializado a finales de los años 90 a un municipio con suelo reurbanizable donde la llegada del metro en 2005 y el hecho de estar situado cerca de Bilbao y Basauri han contribuido a propulsarle. Las políticas se orientan, obviamente, al público infantil y juvenil. “Tenemos 20 parques, tres de ellos cubiertos; los colegios públicos abren los fines de semana para facilitar que sean zona de ocio y esparcimiento para la chavalería; y hacemos una apuesta muy fuerte por las ludotecas, udalekus, colonias de verano, el gazteleku municipal... Muchas iniciativas para socializar y hasta programas de intercambio europeos”, se congratula el regidor, recordando cómo fue posible un desarrollo urbanístico planificado. Sin desatender las necesidades de los mayores, otro ejemplo de los servicios que ofrecen a la juventud es que ofrecen udalekus en periodo estival, de Semana Santa y navidades, con más de 400 niños cada semana en los diferentes servicios municipales, y formando una agenda única junto a entidades deportivas u otros colectivos privados.
Cierto es también que el avance en la medicina, la investigación, la alimentación y los buenos hábitos han sido claves para que los vascos incrementen su esperanza de vida pero, en paralelo, ven descender su natalidad. Particularmente, en localizaciones como Sukarrieta, donde su alcalde, Jaime Orueta, señala “un aumento poblacional porque la gente se jubila y se viene a vivir aquí”. Bien por ganar en distancias como por calidad de vida. “Hay gente que ha visto acabar su etapa laboral y decide establecerse en Sukarrieta”. El envejecimiento de la población acarrea ciertas consecuencias como el gasto sanitario y el de las ayudas a la dependencia. “Por suerte, tenemos unos mayores bastante saludables. Aunque sí, los movimientos que hacemos están enfocados a la gente mayor. De hecho, cuando organizamos algo para los niños, diría sin exagerar que aparecen tres. Al menos hay dinámicas comarcales que ayudan a paliar esto último”, puntualiza. Otra cosa es que, aun siendo de los más pequeños, es de los municipios con una densidad de población relativamente alta. Algo que podría enmendarse de recuperar elementos identitarios como San Antonio de Abiña en el litigio que mantienen con Busturia, asunto que se abordará en un próximo pleno en Juntas Generales.
En este contexto, tampoco hay que pasar por alto las ventajas de la longevidad de los vizcainos en tiempos donde se habla ya de una cuarta edad y donde se coloca a las personas mayores más dependientes frente al espejo de una tercera edad donde el ser mayor no representa para una gran parte ninguna limitación. Más aún cuando estas personas mayores resultan ser un apoyo económico para el mantenimiento del sistema de bienestar en numerosos hogares, así como para el cuidado de los menores de la casa. El gran problema es el índice de natalidad, que empuja a Bizkaia a tener un porcentaje de población menor de 19 años del 16,9%, mientras que en Araba es del 18,9% y en Gipuzkoa, del 18,4%.
La vivienda como reto
Disfrutar de un núcleo de población eminentemente joven propicia una fotografía que no es habitual en nuestros tiempos. El honor lo ostenta Etxebarri pero ello obliga a no bajar los brazos ya que, a la vuelta de la esquina, ese rango de edad comenzará una nueva etapa que obligará a desempeñar esfuerzos ya no solo en atraerlo sino en mantenerlo: la fase de la emancipación. Y ahí es donde el alcalde de esta localidad resalta que “nuestra mayor preocupación se encuentra en este sentido en la vivienda”, un asunto que tiene un cariz universal y que presenta siempre una compleja solución.
“Llega un momento en que esa chavalería que ha nacido o crecido en Etxebarri quiere salir del núcleo familiar, por lo que hay que facilitarle la búsqueda de una vivienda asequible de alquiler social, señala. Alude al denominado proyecto Mirador puesto en marcha, con una inversión de 3,5 millones de euros, de cara a adquirir entre 17 y 22 viviendas dentro de una nueva promoción urbanística, en una operación que se desarrollará por fases. “Hay que posibilitarles que permanezcan, por ejemplo, cinco años mientras su situación persomal y laboral cambia o encuentran un trabajo más digno”, añade.
Las estadísticas lo dicen todo. Etxebarri ha tirado del carro de la natalidad prácticamente hasta que llegó la crisis sanitaria de la pandemia, donde se colocó en proporciones más normales. Pero hasta entonces ha llegado a duplicar la media de Bizkaia, alcanzando un índice de 18 nacimientos por cada 1.000 habitantes. La razón principal es obvia: parejas jóvenes atraídas por la tranquilidad de un lugar que está más cerca de Bilbao desde que llegó el suburbano. En este ámbito, entre 2009 y 2018 el crecimiento de nacimientos fue muy importante, superando el 40% en diez años.