Picos de Europa
Esta es la historia de un viaje de 27 horas bien aprovechado. Ojo que no es la primera ni segunda vez que Koldo Zuloaga, montañero de Retuerto y director de Conservas Arlequín (Santoña) y el abajo firmante, hemos realizado en este formato de un día y unas horas aventura montañera.
Esta expedición fue el 12 de julio. Llegamos a Puente Poncebos, Asturias, a las 13.00 h, teniendo reservados los billetes del funicular de Bulnes cuyo ascenso es de 8´ salvando los 402 m de desnivel, con una pendiente del 19 % y durante un tránsito de 2227 metros hasta el único pueblo en el Estado al que no se puede acceder en vehículo rodado. Cuna de montañeros vascos y españoles, Bulnes rezuma historia de nuestro deporte con el Picu de Urriellu por testigo.
Visitamos Bulnes de Arriba, mal llamado El Castillo que nunca lo hubo, donde tomamos una botella de sidra bien fría con una de las mejores panorámicas a nuestros pies que podáis imaginaros. Comimos en la terraza de El Puente en Bulnes, frente a la iglesia y ermita y con el ruido del río truchero del mismo nombre del pueblo que baja con mucha armonía y caudal. Concretamente pedimos cebolla rellena de bonito y cordero. Sin comentarios.
Hicimos la ruta de descenso a Puente Poncebos por el desfiladero tan abrupto que te lleva entre riscos y grandes desniveles en sólo una hora. El funicular cuesta 21 euros ida y si coges vuelta sólo 3 euros más. Su cadencia es cada media hora.
Teníamos reservada una habitación en el Hostal El Duje, en Tielve, distante 400 metros a la plaza de este pueblo que, como muchos del lugar, tiene juego de bolos y lavadero municipal. Allí dejamos la mochila, nos duchamos y subimos hasta la parroquia más alta de Asturias a cenar, a Sotres. Acudimos a Casa Cipriano, como no podría ser de otra manera, yo diría que es el campamento base de Picos de Europa y la casa más importante para los montañeros. Se come extraordinariamente bien a precios asequibles y el trato es fenomenal. Sonia es la jefa y su marido, Juanjo, posiblemente el guía más reputado de Picos de Europa. La hija de estos, Laura, que fue con quien primero charlamos, es la cocinera, junto a su marido Gonzalo. Y como me decía mi buen amigo Gontzal Hernando (Antsotegi Hotela, Etxebarria), íntimo amigo de ellos, Bruno y David son los nietos guerreros y los que dan alegría y relevo a la familia ésta de escaladores y montañeros.
En Casa Cipriano puedes contratar a la empresa Guías de Sotres, con actividades como senderismo, trekking, escaladas y ascensiones a cumbres de Picos. La oferta suma el Taxi Casa Cipriano.
Permitidme contar que el 24 de abril de 2016 tuve la suerte de dar una conferencia en el lugar. Eran las III Jornadas de Montaña-Memorial Emilio Hernando, en la que estuvo el histórico guía asturiano Bernabé Aguirre. Al día siguiente Martín Moriyón Romero, gran Guía de Alta Montaña con certificación UIAGM y Técnico Deportivo en Esquí Alpino y Profesor de Esquí en la EEE de Fuentes de Invierno, ofreció una proyección que tituló; Esquí y alpinismo en Picos de Europa.
El día 13 subimos a Camarmeña, un pueblo en el abismo al que hay que llegar por una carretera de montaña con multitud de curvas de 180º. Visitamos el monumento a los pioneros del Naranjo de Bulnes que el primer club de montaña del Estado, Peñalara, y la Federación Asturiana de Montaña, construyeron. En el lugar, que cuenta con una iglesia pequeñita espectacular, románica, sólo hay una taberna. Casualidades que la señora que lo regenta es hija de La Guillermina, quien fuera la referente más importante en Bulnes para los montañeros. Casada con Manolo, a quien compramos una caja de sidra, camarmeñano él. Puedo contar como con cinco añitos, en 1970, estuve con aita en el primer rescate mediático del montañismo español. Fui el único niño que se acercó a la pared del Naranjo. Recuerdo hacía mucho frío. Lastra y Arrabal. En La Guillermina cenamos, dormimos en el suelo pues no había camas y desayunamos. Hacer montañismo fuera de casa te permite conocer pueblos, ermitas, puentes, casas antiguas, plazas públicas, hórreos y hablar con la gente, y eso es lo que hicimos y hacemos Koldo y yo en estas expediciones meteóricas. Una mezcolanza entre etnografía, geografía y alpinismo. Una maravilla.
Mañana es mi cumpleaños y sólo cifro 60. Redondo. Qué mejor que acordarme de los que lleváis leyéndome en esta sección que ya lleva cinco años impresa y daros las gracias.