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Colchones sucios, ventanas caídas, un olor insoportable... Así era el albergue "de los horrores" de Bakio

La empresa encargada de estas colonias, que carecían de licencia municipal, no responde ante la denuncia de las familias de los jóvenes, que temen perder el dinero y señalan al Ayuntamiento por reaccionar tarde

Colchones sucios, ventanas caídas, un olor insoportable... Así era el albergue "de los horrores" de BakioM. C.

“¡¿Preparado para la aventura?!” Con un reclamo así, aderezado de un vídeo de imágenes de jóvenes que disfrutan y ríen a carcajadas, ¿qué madre o padre tendría motivo para recelar de este campamento de verano y no inscribir a su chavalería? Ninguno, hasta que la realidad te aproxima más a una película de terror de serie B. Es con lo que se han topado las familias que apuntaron a sus retoños en una colonia privada localizada en Bakio y que el Ayuntamiento del municipio vizcaino se ha visto obligado a cerrar ante la falta de higiene y seguridad de los menores. Pero la pesadilla, que empezó a forjarse ya en el boca a boca de los primeros padres que enviaron allí a los suyos previamente, no ha terminado ya que, además de haber sufrido una experiencia propia de “la casa de los horrores”, la empresa madrileña organizadora, The Wild Ones, no da señales de vida pese a la cascada de reclamaciones. “Ahora hemos sabido” que la colonia, que se desarrollaba en un albergue propiedad de una parroquia bilbaina que lo alquilaba, “no contaba con el permiso municipal necesario”, denuncia Lorea, madre de una joven de 13 años, procedente de Oñati, que formaba parte de un grupo de nueve amigas que llevaban tiempo ansiosas por este tiempo de ocio. Familias que temen haber perdido el dinero invertido y que señalan también a los monitores, por no dar antes una señal de alerta, y al Consistorio, por la tardanza en percatarse de la situación.

Y es que la primera tanda de jóvenes de entre 12 y 17 años arribó allí el 29 de junio hasta el pasado 6 de julio en que les reemplazaba un segundo grupo que tenía previsto pasar allí entre ocho y diez días. El campamento tenía lugar en el albergue Umeen Etxea -Casa de Colonias, en el número 48 de Gibelorratzagako San Pelaio Auzoa de la localidad turística vizcaina, edificio propiedad del Obispado, que “no contaba con la licencia municipal necesaria para desarrollar dicha actividad”, reconoció la alcaldesa de Bakio, Amets Jauregizar. “Ya habíamos oído algo, que habían pasado hambre, pero quisimos darles un voto de confianza porque el responsable de supervisar el WhatsApp de Verano Aventura –que así se llama la web oficial que da nombre a esta experiencia– nos decía que estuviésemos tranquilos, que todo iría bien”, recuerda Lorea. Hasta que los acontecimientos se precipitaron. “Las dos madres que llevaron a la mía y al resto en dos coches para dejarlas allí, al llegar no pudieron entrar a ver cómo estaban las instalaciones al estar los monitores. Poco después, recibí la llamada de un padre de Deba y las primeras fotografías que me mandaba mi hija. Me decía que estaba todo sucio, que se quería ir y que la fuéramos a buscar”, explica.

En imágenes: así está el campamento de niños que ha cerrado en BakioBorja Guerrero | M. C.

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Escenario aterrador

“Todo estaba asqueroso”. Colchones sucios, ventanas caídas, escaleras rotas, extintores caducados, un olor insoportable, dos baños y tres duchas (una no funcionaba) para acoger a 38 adolescentes, material raído, desconchado, una auténtica pocilga por la que pagaron entre 550 y 590 euros por cabeza. “En dos horas algunos ya les estábamos sacando de allí”, rememora Lorea, visiblemente molesta porque “es indignante que jueguen así con la seguridad de nuestros hijos”. Tras la denuncia de varias familias, la policía municipal acudió el domingo al edificio y comprobó el percal, tras lo cual el Ayuntamiento emitió un decreto de cierre y concedió a la empresa un plazo de 24 horas para desmantelar la colonia. El regreso de los menores a sus casas se ha completado pero el problema, lejos de resolverse, sigue encima de la mesa. “No dan señales de vida. No sabemos absolutamente nada de la empresa. Algún padre ha localizado su CIF (Código de Identificación Fiscal) en Córdoba”, cuenta Lorea, que, como otras veces y otros padres, dieron con ella en redes sociales e inscribieron a sus hijos. “Nos fiamos porque se anunciaban en otros lugares como Cantabria, Asturias... Piensa que hay niños que venían de Ciudad Real, Logroño...”, lamenta. “Hemos mandado correos, hemos llamado docenas de veces, y nada, y habrá familias a las que les haya costado pagar el dinero”, señala, apuntando el hecho de que incluso se vieron en la necesidad de llenar las maletas de los jóvenes de material como gafas de buceo, aletas, tubos... Hasta antimosquitos.

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The Wild Ones se vende con una empresa encargada de proporcionar experiencias de campamento en entornos naturales y actividades acuáticas, deportivas y de aventura. Su vídeo promocional se viste con estampas de actividades náuticas como surf y kayak, talleres de supervivencia y exploración, y contacto con la naturaleza. “Realizamos el campamento en Bakio en una localidad paradisiaca, rodeado de paisajes frondosos y cerca del mar, perfecto para nuestras excursiones”, aseveraba su publicidad.

Nos parece una vergüenza que el Ayuntamiento, que ahora sí que ha actuado, no supiera nada. Si no tenían licencia, ¿qué pensaban cuando veían a 50 chavales en la playa? ¿De dónde creían que salían?”, se preguntan los padres. “¿Y los monitores? No entendemos que no dijeran nada. Yo soy maestra y veo algo así y me pongo como una loca”, destaca Lorea, que pone voz para reclamar ayuda institucional. A su hija el disgusto se le ha pasado porque “fue la primera que lo entendió y no quería estar allí”, pero aquella maleta que llevaba una semana preparada para gozar del verano, lejos de apuntes y libros, ha visto extraviar sus sueños. Veremos dónde queda ahora el dinero que costó construirlos.