El txakoli como seña de identidad de Bizkaia
Diez rutas por el territorio combinan historia, gastronomía, identidad y patrimonio como reclamo turístico
Es seña de identidad de Bizkaia. Distinto a otros de su familia más próxima y, quizás por eso, más auténtico. Así es el txakoli vizcaino que nace asomándose a la costa o al resguardo del interior. Un vino singular que, por sí solo, es capaz de vender las excelencias y virtudes de todo un territorio. De hecho, hace unas semanas se presentaban en Madrid una decena de rutas con sabor a txakoli ante una treintena de profesionales del sector del turismo y la gastronomía con objeto de extender la fama y el sabor tan propio y exclusivo de este caldo.
El propósito es evidente: vender fuera del mercado doméstico un producto y algo más… Porque cada una de esas excursiones se presenta con la vocación de acercar un poco más al visitante a la historia, la cultura, la biodiversidad y la identidad de cada una de esas parcelas. Todas distintas, pero todas con idéntica forma de entender el patrimonio y las tradiciones.
Desde la Diputación Foral de Bizkaia, impulsora de esta iniciativa en comandita con la Asociación de Enoturismo de Bizkaia y Bizkaiko Txakolina, han querido pone en valor la importancia de esta iniciativa “como motor de desarrollo local, herramienta de valorización cultural y ejemplo de turismo sostenible y de calidad”, expresaba Leire Sáez, directora de Turismo de la institución foral.
“Cada txakoli habla del lugar donde nace, de quienes lo elaboran y de cómo se vive en ese paisaje”, señaló por su parte Iñaki Suárez, director técnico de Bizkaiko Txakolina. “Este proyecto refleja una manera de entender el turismo como herramienta de transformación positiva, que pone en valor lo local y fortalece la identidad del territorio desde una perspectiva sostenible”, subrayó Sáez.
Los ‘chacolines’ de Bilbao
Cada uno de los recorridos lleva un nombre identificativo y descriptivo para que las personas visitantes se puedan hacer una idea de lo que se encontrarán. Así, una de ellas se presenta con el sugerente nombre de La época dorada del txakoli en Bilbao, una oportunidad para conocer algo más de los famosos chacolines que poblaban el botxo y que incluye un recorrido por la capital que conecta ese pasado vinícola con espacios históricos como el Casco Viejo, el Mercado de la Ribera o el monte Artxanda. Otra de esas rutas es De puerto a puerto por el Gran Bilbao: Desde Getxo hasta Santurtzi, que recorre villas marineras, palacetes y puentes históricos que reflejan la evolución del territorio y la huella del txakoli en su pasado rural.
Sin abandonar la línea de costa vizcaina, el listado de rutas se completa con “una experiencia costera por Bakio, Barrika y Gaztelugatxe, donde los viñedos se asoman al mar” (Acantilados, viñedos y playas de surf) y con Urdaibai: entre pueblos marineros y Reservas de la Biosfera, en la que se propone un recorrido entre marismas, bodegas y patrimonio cultural. Del mar a los viñedos de Lea-Artibai es un recorrido “que conecta el encanto marinero de Lekeitio con la historia vinícola de Markina-Xemein y Zenarruza”.
El listado de rutas se desplaza al interior para visitar el Salto del Nervión, Orduña y bodegas locales “ofreciendo una fusión entre grandes paisajes naturales y el mundo vinícola”, dentro de la propuesta Vino, naturaleza y paisajes. Ese es precisamente, el hilo conductor de Txakoli y vida rural entre montañas: Ruta por Gorbeialdea que combina senderismo, cultura local y visitas a pequeñas bodegas entre montañas.
Mitología, tradición y castillos
Y sin abandonar los paisajes escarpados y rocosos llega Naturaleza, mitología y txakoli: Viaje al corazón de Durangaldea, una ruta que busca la conexión entre “la espiritualidad, las leyendas vascas” y el patrimonio del txakoli. En una senda similar se mueve la excursión que tiene su epicentro al oeste de Bizkaia (Tradición vinícola y cultural en Enkarterri). Esta comarca interior ofrece un viaje por su pasado vinícola, el casco histórico de Balmaseda y museos industriales como La Encartada.
El decálogo de rutas se completa con Viñedos, torres y castillos: Por la comarca de Uribe que combina arquitectura medieval, fortalezas y viñedos históricos bajo la sombra del castillo de Butrón, que ya luce su nueva armadura. Todas y cada una de esos viajes incluye varias etapas en las que será posible visitar bodegas y aprender sobre el proceso de elaboración del txakoli, compartir experiencias enogastronómicas en establecimientos escogidos, adentrarse en tradiciones o contemplar paisajes exclusivos.
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