Los bilbainos Cristina Pradera y Emmanuel Herrero pasarán a la historia como los primeros viajeros del vuelo Bilbao-Nueva York que facturaron sus maletas. Todavía no habían abierto los mostradores donde tramitar su equipaje, entre el 33 y 36, y allí estaban ellos a las 9.20 horas de la mañana. “Somos siempre muy puntales, cuando cogemos un vuelo acudimos media hora antes y hoy hemos ampliado a una hora antes”, indicaba Emmanuel a la vez que argüía Cristina que “como habíamos oído que había algún control extra...”.

Mientras esperaban, más de una decena de profesionales entre personal del aeropuerto y de la compañía United Airlines pululaban alrededor con la intención de que la facturación fuera fácil y fluida. Dos filas diferenciaban el precio de las reservas. Una era corta y rápida, para las 13 personas que iban a disfrutar de la clase business, y una segunda empezaba a hacer eses entre cintas restrictivas para los de clase turista.

Vuelo sin escalas

Cristina y Emmanuel eran de estos últimos y desvelan su motivo para tomar el vuelo. “Teníamos muchas ganas de ir a Nueva York de turismo desde hace tiempo pero nos tiraba un poco para atrás tener que pasar por Madrid y perder allí varias horas para poder coger el siguiente vuelo. Entonces en cuanto vimos que salía directos desde Bilbao ya no había excusa”, indicaba ella con una gran sonrisa. Sobre el coste del viaje creían que “el billete no es barato, pero el precio está bien al ser un vuelo directo, se paga con gusto”.

Quien esperaba en la fila de los privilegiados, los de la clase United Polaris, era Jenny, una norteamericana que ha pasado la última semana haciendo turismo por Euskadi. Un país que le ha parecido “maravilloso, sobre todo Bilbao y el Museo Guggenheim”. Agradecía poder salir desde Loiu porque así “ahorro unas horas de viaje porque luego tengo que seguir hasta Colorado, donde vivo”, desveló.

Otros tres norteamericanos también esperaban a facturar entre los vips aunque uno de ellos tuvo que llevar la bici que llevaba empaquetada a una zona especial para su facturación.

Los tres norteamericanos cargados esperando en la fila de business Borja Guerrero

Más ligeros de equipaje viajaban María Jesús y Aitor, que desconocían que iban a ser parte del pasaje que estrenaba la ruta. A ella le parecía “supercómodo la posibilidad del vuelo directo” a Nueva York, creía que “es una oportunidad tremenda” y deseaba que “ojalá se quede la conexión de forma permanente”. Eso sí, pensando que efectuaron la reservas “hace tres o cuatro meses, el precio seguro que se puede mejorar”.

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La inauguración de la nueva ruta Bilbao-NuevaYork Borja Guerrero

Nati fue a despedir a su hija Aranzazu García, bilbaina que trabaja en Nueva York desde hace un año en una empresa de consultoría. La joven recuerda que no sabía que iba a estrenar la ruta. “Coincidió que venía en esta época y vi que estaba el directo disponible y no lo pensé, a ver qué tal va”, explicó a la vez que valoraba cómo “me voy a ahorrar pasar tres o cuatro horas esperando en Madrid”,

Nati Zaballa, junto a su hija Aranzazu García, a la que fue a despedir Borja Guerrero

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Y mientras unos iban a despegar en breve, otros recién aterrizados se sorprendían por la algarabía en Loiu. Era el caso de la familia Gutiérrez, originaria de Santander y compuesta por David, Carmen y su hijo Ángel, que se mostraba muy contento con los obsequios recibidos. “Venimos una vez al año en verano y esta vez, de casualidad, hemos cogido el billete hace poco tiempo.

El sistema me ofreció la opción de coger los billetes y decidimos probar la ruta sin saber que era el vuelo inaugural”, desveló el padre. Esta familia lleva dos años trabajando en San Francisco y optaron por la ruta a través de Nueva York y luego Bilbao en lugar de la usada anteriormente haciendo escala en Frankfurt o Munich. “Y eso que las horas son las mismas”, concluyeron.