Janire Etxabe vuela, en esta Umore Azoka, sola por primera vez, sin la sujeción de su compañía, Harrobi Dantza Bertikala, y eso da un poquito de vértigo a esta mujer intrépida especialista en ese baile acompasado en suspensión, ese que se mueve ahí arriba y no en horizontal a la altura de los ojos del espectador. Allí, desafía al equilibrio y agudiza la expresión. Esta artista de “Arrankudiaga, enraizada en Dima y, desde hace tres años, con un pie en Getxo y otro en Arrankudiaga”, como ella misma describe, apaciguó las dudas “y los miedos” de la solista con grandes aplausos ayer en esta feria de Leioa. Esta noche de nuevo, a las 22.30 horas y en Euskal Etxeen plaza, volverá a las alturas con Atxine.

“Umore Azoka nos da a las compañías vascas un lugar; es un referente con un ambiente precioso”

JANIRE ETXABE - Artista de danza suspendida

Esta pieza está compuesta de muchos engranajes e invoca a las raíces. “Nace de unas ganas de investigar y fusionar con cuerpos y objetos suspendidos. Es una performance de danza suspendida que une un movimiento de arnés con las artes plásticas y tiene un paisaje sonoro creado por Paula Olaz, que envuelve toda la escena, y en ella, se explora el ciclo vital femenino desde una perspectiva simbólica y emocional. También es una propuesta escénica, como todas mis piezas, relacionada con la cultura vasca y la memoria histórica”, desgrana Janire. Eso se traduce con un golpe visual cuando entra en acción. “Salgo con un buruko”, indica. Luego, hay otro objeto no tan definido. “Va cambiado de simbología escena a escena”. La interacción marca la vida de Atxine. “En esta ocasión, me relaciono con el objetivo desde una forma conceptual: en sí mismo el espectador no lo identifica y le invita a pensar qué puede ser”, admite la autora. Es un cara a cara muy diferente a aquella impactante experiencia en Chillida Leku. “Fue con la escultura Lugar de encuentros, que pesa toneladas y está suspendida en el aire, entonces, la forma de relacionarme con ella fue mediante el peso y cómo ese peso influía en mi cuerpo. Pero esta pieza de ahora es totalmente diferente porque me relaciono con el objeto desde el simbolismo, desde la emoción y lo conceptual. Eso, en la creación, me ha llevado a otro lugar”, reflexiona Janire.

Espectáculo ‘Atxine’ de Janire Etxabe.

Espectáculo ‘Atxine’ de Janire Etxabe. Eider Iturriaga

Después, en Atxine, más aroma tradicional. “Para la gente que conoce la cultura vasca va a conectar con ese sentimiento; hay referencias a la canción Altabizkar, de Benito Lertxundi, y hay un poema de Joxean Artze que se llama Maitasun Kanta. Y para quienes no la conocen, hay imágenes muy evocadoras y visuales que les pueden llevar a otro imaginario”, asegura la bailarina.

Con este montaje, de altas miras y vuelos, aterriza Janire en Umore Azoka, el evento que dibuja la sonrisa a Leioa hasta mañana. “El pueblo se transforma y se crea un ambiente espectacular y precioso. Todo el equipo de la feria hace un trabajo increíble”, ensalza esta artista, feliz en esta cita. “Para nosotros es una oportunidad enorme. Umore Azoka es un referente. A las compañías vascas nos da un lugar y a la vez nos abre una puerta a programadores estatales e internacionales para difundir, en mi caso, el euskera de nuestra memoria histórica”, comenta.

La feria de artistas callejeros encara hoy su jornada más activa con 35 actuaciones bajo el sol y la luna, sin nubes.