En siete de los doce feminicidios que se registraron en Bizkaia entre 2010 y 2022 no se habían registrado denuncias previas contra el agresor. Así lo señala un informe de la Comisión Provincial de Coordinación contra la Violencia de Género de Bizkaia con el que pretende trabajar en el diseño de protocolos de intervención coordinados que permita anticiparse a los crímenes y que mejore el acompañamiento y protección de las víctimas.
Tal y como señala este estudio, la mitad de estos crímenes se llevaron a cabo mediante un arma blanca. Dos de ellos fueron cometidos por asfixia (16,7%) y uno (8,3%), por policontusiones. Además, en diez (83,3%) de los doce casos analizados, el femicidio ocurrió con una especial violencia.
Esta Comisión está presidida por la presidenta de la Audiencia de Bizkaia, Reyes Goenaga, y su seno se formó en 2022. El grupo está formado por profesionales de Osakidetza, Ertzaintza Judicatura, Servicio Social de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia Machista del Área de Igualdad del Ayuntamiento de Bilbao, Centro Penitenciario de Bizkaia y el Instituto Vasco de Medicina Legal, así como la Universidad de Deusto, como apoyo metodológico.
Los feminicidios, en datos
En ocho de estos crímenes, el autor era de origen español, así como siete de las víctimas. En total, trece menores quedaron huérfanos de madre, siendo uno asesinado junto a su progenitora. La edad media de los asesinos es de 42,8 años, siendo las víctimas ligeramente más jóvenes con 40,6 años.
Respecto al lugar del delito, principalmente se da en el domicilio común. Al menos así ocurrió en cinco de los casos, lo que supone el 41,7%. En el segundo lugar aparece el domicilio de la víctima (en el caso de tres, el 25%), seguido por la vivienda del agresor (16.7%). Solamente uno se dio en un escenario diferente, en un espacio público.
Siete de los feminicidios, lo que hace un total del 58,3%, ocurrieron cuando la víctima había anunciado su deseo de separarse de su agresor, o bien ya lo había hecho (41,7%). En estos últimos, dos de ellos se cometieron a cuatro semanas de la separación, mientras que los otros tres restantes ocurrieron: una semana después (8,3%), en las tres semanas siguientes (8,3%) y a las 16 semanas de la separación (8,3%).
Violencia más allá de los crímenes
Dejando a un lado los feminicidios, la violencia de género abarca un amplio rango de variedades: física, psicológica, sexual o económica, que se pueden dar de forma aislada o simultánea.
La violencia psicológica estaba presente en todos y cada uno de los diez casos registrados que no acabaron con un crimen. El informe subraya la necesidad de formación actualizada para atender de forma multidimensional esta violencia, y cree importante incluir la violencia económica y violencia vicaria o nuevas formas de victimización, como la ciberviolencia.
Respecto a la violencia física explícita, se dio en siete de las situaciones (70%), llegando en dos de ellas (20%) a calificarse de tentativa de homicidio. Tres de los casos (30%) implicaron agresiones en la calle. En cuanto a los agresores, siete eran de origen español (70%), mientras que los tres restantes eran extranjeros. Su edad media fue de 45,9 años. En el 30% de los sucesos registrados, existió un diagnóstico psiquiátrico activo mientras que ocho (80%) consumían alcohol y/o drogas.
Las víctimas de este grupo tuvieron una edad media de 38,7 años. Seis de ellas (60%) eran de origen español, mientras que cuatro (40%) eran extranjeras.
Conclusiones
El Observatorio de Violencia de Género de Bizkaia informa que entre 2013 y 2023 se llevaron a cabo 23.989 intervenciones policiales por violencia de género. De estos sucesos, los feminicidios representaron menos del 0,05%.
En siete de estos feminicidios no existía denuncia previa, por lo que eran desconocidos para el sistema judicial. Sin embargo, en uno de estos casos, el sistema sanitario había detectado indicios preocupantes, como pensamientos agresivos y amenazas de muerte hacia la víctima.
El informe destaca que la ideología machista y la desigualdad estructural entre hombres y mujeres son las raíces de esta violencia, que se manifiesta de forma más grave en el ámbito de las relaciones de pareja. También se subraya que ninguna institución puede enfrentar este problema por sí sola, y se insiste en la importancia del trabajo en red.
En este sentido, se señala que los Estados pueden ser responsables de actos de violencia privada si no adoptan las medidas necesarias para prevenirlos, investigarlos, sancionarlos y reparar a las víctimas.
Por ello, el documento insta a que las instituciones actúen con eficiencia y eficacia, especialmente las del ámbito policial y judicial, para erradicar esta violencia. La impunidad, advierte, favorece su persistencia.
Además, el informe propone ampliar el enfoque hacia los hombres, identificando factores de riesgo que permitan actuar de forma preventiva. También hace hincapié en visibilizar la violencia que sufren los hijos e hijas de las víctimas, ya sean directas o indirectas.
En uno de los casos analizados, un menor fue asesinado junto a su madre. En total, 13 menores quedaron huérfanos de madre, y las secuelas emocionales y psicológicas pueden afectar gravemente su desarrollo.
Finalmente, se hace un llamamiento a reforzar los recursos materiales y humanos destinados a combatir la violencia de género, con el fin de ofrecer una respuesta institucional más efectiva y coordinada.