El mundo se detuvo hace cinco años. Ciudades desiertas, teletrabajo, mascarillas y el sobrecogedor parte diario de víctimas en la primera ola. Pero, ¿cómo vivieron la pandemia las personas sin hogar? El escritor y guionista José Antonio Pérez Ledo y el ilustrador Álex Orbe se retrotraen a aquellos meses en su cómic El invasor, en el que se encuentran en Bilbao dos mundos a priori opuestos: el de Carol y el de Omar, un joven de origen extranjero.
Afincado en Gordexola, José Antonio Pérez Ledo intervino en el club de lectura del municipio para dar a conocer la obra, que se gestó a raíz de que su pareja, que trabaja en innovación educativa, le hablara de “una realidad que yo no conocía, y es que había chicos inmigrantes que hasta los 18 años estaban en pisos de acogida y algunos de ellos empezaban procesos formativos”. Sin embargo, “al alcanzar la mayoría de edad se les retiraba el acceso a esos pisos de acogida, de forma que muchos acababan viviendo en la calle mientras estudiaban”.

“Muy raramente se nos cuentan casos de éxito”, que ambos han conocido a través de las historias de chavales que “llegaron aquí de la peor manera posible, ahora trabajan, tienen una casa y están formando una familia”. En las conversaciones que mantuvieron para documentarse “no nos costó que se abrieran” a compartir sus experiencias. Empezando por asociaciones, la investigación incluyó contactos con “el director y el jefe de estudios del centro de FP de Otxarkoaga”, quienes les expusieron casos de “alumnos y antiguos alumnos que ya trabajan”.

José Antonio Pérez Ledo y Álex Orbe habían publicado otro cómic: Los enciclopedistas, “un thriller de asesinatos ambientado en la ilustración francesa en el que aparecen personajes reales”, describe el ilustrador. La sintonía que les unió la primera vez ayudó a que todo fluyera con naturalidad. Bilbao es terreno familiar que Álex se siente cómodo dibujando y le atrajo “el tono social, esa reclamación de atención” amplificada por el confinamiento. “No pensé cómo estaba viviendo la pandemia la gente que no tenía techo y me pareció interesantísimo plasmarlo”, expone.
Nadie capta como él “la expresividad de los personajes, los dota de humanidad” para transmitir la soledad desde distintos puntos de vista: Carol la elige, Omar llegó a Bilbao a los 14 años buscando una vida mejor “y se esfuerza por sobrevivir”. A Vicente, padre de ella, le gustaría ver más a su hija. Tres mundos que se entrelazan en las páginas de El invasor.