La Semana Santa se presenta como un paréntesis de vacaciones cortas mientras se espera la llegada del tan ansiado verano. En estas fechas, miles de vizcainos aprovechan para desconectar de la rutina, aunque solo sea unos días, y ponen kilómetros de por medio. Es en estos casos cuando las mascotas resultan una de las principales preocupaciones para los viajeros.

Pese a que cada vez son más los hoteles y campings que acogen animales de compañía, muchos propietarios optan por nuevas alternativas que han surgido durante los últimos años para que se hagan cargo de sus mascotas mientras ellos emprenden sus vacaciones. 

Es el caso de las residencias temporales para perros. Son establecimientos que se hacen cargo de los animales durante un determinado periodo de tiempo, haciéndose cargo de todos sus cuidados y velando por ellos durante las veinticuatro horas del día.

"A tope de trabajo en estas fechas"

José Luis Maté lleva doce años regentando el hotel canino Txinbito. Reconoce que este tipo de negocios están "a tope de trabajo en estas fechas" y que recibe reservas hasta con once meses de antelación. Con un precio fijo de dieciocho euros por cada día de alojamiento, Maté incluye un servicio de cuidado y atención de veinticuatro horas. 

Comenzó su andadura profesional en el mundo de las mascotas hace cuarenta años, cuando trabajaba junto a sus dos hermanos una tienda de animales en Zabalburu bajo el nombre Doggy’s Dream. "Nos conocían como los Pet Shop Boys de la ciudad. Los tres hermanos estábamos detrás del mostrador y en aquella época no había tantas tiendas de este tipo", recuerda. 

Posteriormente, decidió apostar por la cría de cachorros de razas muy cotizadas. Sin embargo, la crisis financiera de 2008 le dio un golpe de realidad. Los precios de los animales cayeron drásticamente y comprendió que su actividad dejó de tener sentido al no poder sacar rédito de la actividad a la que dedicaba tanto esfuerzo y sacrificio

"Los tengo como si estuvieran en mi casa"

Aprovechando las instalaciones que tenía en su casa, en las que criaba a los cachorros, Maté apostó por crear una residencia temporal para perros. "Somos atípicos en el sector porque siempre hemos cogido muy poquitos. Los tengo como si estuvieran en mi casa, en un espacio separado de mi vivienda por una cristalera de siete metros a través de la que puedo verlos mientras hago la cena de mis hijos", afirma desde su establecimiento. Aunque en un principio, no tiene servicio de transporte para los animales, confiesa que en ocasiones sí que lo hace a modo de favor con los clientes de confianza que se los acercan hasta la peluquería canina donde trabaja en Bilbao

Tanta es la preocupación de los dueños que incluso Maté ha recibido llamadas en horas intempestivas. Entra dentro del servicio veinticuatro horas que ofrece aunque reconoce que en muchas ocasiones separarse de sus mascotas supone un duro dilema para los propietarios. Bien lo sabe Patricia Casado, una portugaluja que, junto a su familia, se lleva consigo a su perro Willy allá por donde va. “Viajamos normalmente con él porque cuando lo dejamos con familiares lo pasa fatal. Tiene mucha ansiedad y en los primeros tres o cuatro días apenas come”, afirma.

Willy, en uno de los desplazamientos en coche durante unas vacaciones. Cedida

No suelen viajar en avión por miedo a que sufra más de lo debido, aunque es pequeño y podría hacerlo en cabina. Por ello, suelen desplazarse en coche. Por carretera, algunos de sus destinos predilectos son los campings, lugares ideales para aquellos que viajan con perros, ya que están al aire libre y disponen de muchas comodidades.

Estar en un camping con tu mascota es comodísimo aunque tiene también algunas condiciones. Tienes que pagar un suplemento, tiene que estar siempre atado y no puede hacer sus necesidades dentro, hay que sacarlo las veces que haga falta”, señala. Sin embargo, admite que prefiere este tipo de establecimientos ya que hay muchos hoteles que no aceptan perros, por lo que hay que preguntar antes de ir. 

Cuidadoras en su propio domicilio

Otra de las alternativas más populares que ha crecido notablemente en los últimos años son las personas que ofrecen su propio domicilio para cuidar las mascotas de los demás. El auge de plataformas y aplicaciones en las que ofrecen sus servicios han contribuido notablemente.

Nora y Lara Elgezabal llevan cinco años cuidando perros en su casa. Lo que nació siendo como una afición ha terminado como una forma de recibir ingresos haciendo lo que más les gusta, disfrutar de su tiempo con estos animales. "Desde pequeñas siempre quisimos tener uno y, como no pudimos, empezamos con esto. La experiencia nos encantó y ahora no queremos tener mascota en casa, preferimos cuidar a las de los demás", afirman las jóvenes.

Tanto en fines de semana como en otros periodos vacacionales como Semana Santa o verano, realizan todo tipo de planes junto a ellas. "Cuando tienes un perro le quieres mucho, pero entre el trabajo y otras responsabilidades, no puedes hacerle todo el caso que deberías. Nosotras podemos hacerlo y eso es un lujo", señalan. 

Pese a no haber cumplido la mayoría de edad, Lara y Nora confiesan que este trabajo les ha enseñado lo que es la responsabilidad. "Te muestra la realidad porque tener un perro no es solo quererlo y jugar con él. También tiene una parte de trabajo y de cuidado que también es importante". 

Semana Santa es un periodo de mucho trabajo para ellas, aunque los clientes suelen realizar las reservas con bastante tiempo de antelación. "Nos avisan al mismo tiempo que contratan las vacaciones, y en muchas ocasiones pueden ser meses", sentencian. Son los dueños de los animales quienes llevan su pienso, lo que resulta ideal para que los canes mantengan una dieta equilibrada y sin alteraciones bruscas

"Solemos ir con ellos a Artxanda"

Cobran veinte euros por día al cuidado de los animales, una tarifa similar a otros hoteles caninos, aunque aseguran que su dedicación a los animales es exclusiva durante las veinticuatro horas del día, y que incluso organizan planes como paseos o escapadas para llevarlos a cabo junto a los canes. “Les solemos llevar a Artxanda, o a dar un paseo por la playa si hace bueno. Esto hace que los clientes saben que no solamente los tenemos encerrados en casa sino que hacen cosas con nosotras y les dedicamos todo el tiempo del mundo”, afirman. 

Su labor también es importante para aquellos animales que son “un poco más particulares”, y que no son tan sociables con otros. “Cuando les llevas a una residencia tienen que interactuar con otros canes. Normalmente, estos establecimientos cuentan con decenas de perros a su cargo, por lo que es muy complicado darles una dedicación exclusiva”, comentan. 

También es muy habitual que sus clientes repitan experiencia con ellas. Es en esos casos cuando surge una relación especial entre Nora y Lara y los perros que acogen. “Somos como si fuéramos unas tías con las que vas a pasar unos días o un campamento. Los animales se acostumbran a nosotras y para ellos es normal venir a pasar una temporada a casa”, afirman.

De esta manera, dependiendo de las fechas, es habitual que convivan con más de uno al mismo tiempo. “Todo depende de los dueños. Obviamente hablamos con ellos previamente y si están de acuerdo aceptamos a los dos, sino no. Es habitual que vengan amigos o familiares juntos, por lo que en ese aspecto resulta mucho más fácil”, señalan.