Brotes verdes en las cofradías de Bilbao
Manuela Ortiz y Edurne Conte, sus hijos Martín y Luis, y Estitxu Payesa acaban de entrar a formar parte de una hermandad procesional; las procesiones de este año, como la de ayer del Borriquito, serán las primeras para todos ellos
Estitxu Payesa todavía recuerda cómo salía corriendo de casa para admirar las procesiones que recorrían las calles de Alicante, donde pasaba sus vacaciones de Semana Santa. A Edurne Conte siempre le han gustado los pasos de Bilbao, que ha acudido a ver año tras año, los últimos junto a sus hijos. Y Manuela Ortiz ha sido cofrade en las pasiones de Mérida, la capital de Extremadura en la que ha vivido muchos años. Pero nunca, hasta ahora, se habían decidido a participar en una Hermandad de Bilbao. Hasta este año. Han dado el paso, literalmente, las dos últimas junto a sus hijos Martín y Luis, y se estrenarán en las procesiones que ya desde el pasado viernes pero sobre todo ayer, con la del Borriquito que conmemora el Domingo de Ramos, recorrerán las calles de la villa durante estos días de recogimiento.
Relacionadas
Nueve cofradías, más de 4.200 cofrades, catorce procesiones, un Vía Crucis, 36 pasos procesionales... Son los datos de una Semana Santa que en Bilbao se sigue viviendo con intensidad. Quizá no tenga la fama de la de Sevilla, o la intensidad de la Pasión Viviente de Balmaseda; tal vez parezcan tradiciones de otros tiempos, llamadas a desaparecer con el paso de los años... Pero la devoción de sus cofrades mantiene encendida una llama que perdura. Manuela Ortiz y Edurne Conte, sus hijos Martín y Luis, y Estitxu Payesa son un claro ejemplo de que la Semana Santa bilbaina sigue viva.
Manuela Ortiz
Cofradía de La Merced
“Las tradiciones no se pueden perder”
Manuela Ortiz ha vivido muchos años en Mérida, donde empezó a participar en los pasos que sacaban a la calle en Semana Santa. Ahora, vecina de Amorebieta, en 2024 fue la primera vez que se quedaron en casa por estas fechas. Acompañada de su hijo Luis –que ahora tiene cinco años– fueron a Bilbao para ver la Procesión del Borriquito. “Quería ver a sus amigos del cole, que participaban en ella”, rememora. “Ama, el año que viene quiero salir”, le dijo. Dicho y hecho. Ambos entraron a formar parte de la Hermandad de La Merced a la que pertenecían la cuadrilla de Luis. “Mis padres son extremeños y yo siempre he salido en las procesiones de allí. Quería que él participara, que viviera la Semana Santa desde dentro, desde la fe y no solo como unas vacaciones, pero al no conocer a nadie, no terminaba de animarse. Hablé con el cofrade y me van a echar de menos allí pero todo sea por Luis. Él quiere participar en estas procesiones así que ahora me vinculo a esta celebración”, sonríe junto al pequeño, emocionado de unirse a sus compañeros este año.
A ella el sentimiento cofrade no le viene de familia; de hecho, es la única que participa en las procesiones. “Desde pequeñita íbamos a ver las procesiones y siempre decía Cuando pueda, yo voy a estar ahí. Mi familia es católica y siempre hemos vivido la Semana Santa desde la fe pero no sabría explicar el motivo de que quisiera participar; es un sentimiento”, relata. “Hay promesa, hay ilusión, un acompañamiento de esos días tan solemnes. A mí me ha ayudado mucho tener esa fe y creer en tu Dios que te ayuda, te cuida y te protege”.
Sus procesiones favoritas siempre han sido las que salen de noche, “porque ese silencio, solo roto por el ruido de los pasos, las hace todavía más solemnes. Si aunque no tengas fe se te ponen los pelos de punta, más cuando participas en ella”. Juntos se estrenaron ayer con el paso del Borriquito y las palmas que acompañan el recorrido desde las aceras, que a partir de este año tendrán un lugar especial en su corazón. “Solo con imaginarme allí con Luis, vestida con el capirote y él con sus amiguitos por delante, me emociono”, reconocía días antes con los ojos brillantes. “Los padres que tenemos fe tenemos que luchar para que se mantengan vivas nuestras cofradías”. Ella también tomará parte en las de hoy y mañana, Lunes y Martes Santo”; a partir de ahí, todo dependerá de si finalmente van a pasar esos días a Extremadura o no. Los nervios y la ilusión se entremezclan en las jornadas previas. “La procesión es un momento de recogimiento interno, de estar tú sola con Dios, muy íntimo, de penitencia; yo lo vivo así”, reconoce.
Por sus orígenes extremeños ha tenido siempre más vinculación con su Semana Santa –“los dulces típicos, el encuentro con tus amigos, la emoción de acompañar a los pasos...”– pero defiende que Bilbao también mantenga vivo su acerbo. “La de Sevilla es un icono, pero Bilbao también tiene su atractivo y sus pasos; las tradiciones no se pueden perder, no hay que dejarla en el olvido”.
Estitxu Payesa
Hermandad de Begoña
“El tambor no se me da de lujo, pero no lo hago mal”
A Estitxu Payesa siempre le ha gustado la Semana Santa. “Veraneaba e iba en vacaciones a Alicante, y salía corriendo de casa para ver las procesiones. Quería entrar en alguna cofradía, pero no conocía a nadie”, explica. Todo cambió el año pasado cuando sus tíos se integraron en la banda de la Cofradía de Begoña; él ya había participado en la Hermandad de la Veracruz de Valladolid. “A veces iba a verle y me gustaba mucho”, añade. “Les vi súper contentos y me dieron un poco de envidia, así que me decidí yo también. Me animaron mucho porque hay también gente de mi edad”. Así que, con esos antecedentes, en su casa, una familia de creencias católicas, no le ha sorprendido a nadie el paso que ha dado. “Sabían que en algún momento iba entrar en una cofradía”, les parafrasea.
Se hace cargo de uno de los tambores, ella, que nunca ha tenido relación con la música. “No sabía ni tocar la flauta”, bromea. “He aprendido en estos meses; no se me da de lujo, pero tampoco lo hago mal”, se ríe. Eligió la banda porque, de los pasos, “la música era una de las cosas que más me gustaba. Pensaba que no iba a saber, que era muy difícil pero al final todo se aprende”. Lleva en la banda desde enero y, aunque el resto de sus compañeros llevan ensayando desde hace meses –“participaron en la cabalgata de Reyes de Barakaldo”– y desde diciembre específicamente para las procesiones de Semana Santa, ella se unió un poco más tarde. La conforman media docena de cofrades para la sección de viento y “alguno más” en la de percusión, que han incrementado de uno a dos días a la semana los ensayos en un local en Begoña, ante la cercanía de estas fechas señaladas.
Eligió la Cofradía de Begoña porque era en la que estaban sus tíos, pero también porque la Amatxu tiene un lugar especial en su corazón. “Siempre subo a la basílica cuando son fiestas. Es una virgen a la que, cuando he estado en una situación delicada o más difícil, le pongo velas y le rezo. Sentía que se lo debía”, explica.
“Nerviosa”, admitía, encaró su primera procesión el Sábado de Pasión, organizada además por su cofradía, “con lo que tienes que estar más a la altura. Pero voy a intentar estar tranquila porque no se me va a ver la cara si me confundo”, se ríe con el desparpajo de sus 19 años. Todavía no han cerrado el calendario de la banda para estos días pero para ayer, Domingo de Ramos, se había propuesto “salir aunque sea en filas. Era mi procesión favorita de pequeña: mi abuela me llevaba y me compraba un ramo. Tengo un recuerdo muy bonito. Me daban envidia los niños que salían en la procesión”, rememora. Luego se marchaba a pasar esos días festivos a Alicante, “y allí, vayas donde vayas, siempre te vas a encontrar una por la calle”. Eso sí, este año le toca quedarse en Bilbao. “Mi hermano y mi padre se marchan de vacaciones, pero el resto se queda”, explica. —¿Irán a verte? “Eso espero”, sonríe.
Edurne Conte
Hermandad de Begoña
“Pregunté a mi hijo si quería venir y dijo que sí”
En la familia de Edurne Conte, la Semana Santa siempre ha tenido un lugar especial. “Siempre me ha gustado y he llevado a mis dos hijos, desde pequeños, a ver las procesiones. Toda la vida he querido ser cofrade, desde que era adolescente, pero, por una cosa o por la otra, nunca he dado el paso. Exige una seriedad y un compromiso, y creo que ahora es mi momento para tenerlo”, explica, convencida de que “es una forma de vivir la fe desde otra perspectiva”. La casualidad quiso que el año pasado se encontraran con un conocido de su marido cuando veían los pasos y les invitó a participar en Escolapios. “Le preguntó a mi hijo mayor –Martín, de 9 años– si me quería acompañar y dijo que sí y aquí estamos”, explican casi a dúo. Aunque de tradición cristiana, ellos son los primeros de la familia que han entrado en una cofradía.
Lo han hecho hace apenas dos semanas y, en la ceremonia que se celebró ayer para bendecir los ramos, tomaron los hábitos solo unos minutos antes de salir en procesión. No puede estar más contenta. “La gente es encantadora, como una pequeña familia. Martín está pletórico porque además hay más niños, que es importante para que no se sienta solo”, agradece.
El pequeño lo hizo sin capirote ya que tomará la Primera Comunión en mayo. La del Borriquito fue también para ellos la primera procesión, con una mezcla de nervios y emoción. “Verlo desde la barrera es muy fácil pero vivirlo desde dentro es muy diferente. Estamos los dos muy ilusionados; al hacerlo juntos lo hace todavía más especial. Y con un poco de preocupación de madre por Martín, si va a aguantar, si lo va a llevar bien...”, reconoce, defensora absoluta de la Semana Santa bilbaina. “La de Sevilla quizá es más fiesta, pero aquí la vivimos también mucho. Cada vez hay más gente viéndola, las aceras están siempre llenas”, atestigua.
Hoy, el Nazareno
Saetas, flores y castañuelas. Hoy tendrá lugar, a partir de las 20.30 horas –con salida desde la parroquia de San Francisco de Asís (Quinta Parroquia)–, la popular procesión del Nazareno, una de las cinco más importantes de la Semana Santa Bilbaina. Las saetas cambian de ubicación para acercarse más al público, ocupando la esquina de Laguna con Cortes. La imagen del Cristo de Medinaceli procesiona acompañada por Santa María Magdalena. El obispo Joseba Segura preside el acto.
La cifra
800
Miles de personas se agolparán en las calles del recorrido y se espera que unos 800 cofrades acudan a esta cita anual en los barrios altos de Bilbao.
Temas
Más en Bizkaia
-
El barrio Jauregizahar de Amorebieta estrena una plaza renovada
-
Basauri prestó el año pasado atención socioeducativa y psicosocial a 602 personas
-
Zierbena renueva de forma integral el área de juegos infantiles y deportivas de Kardeo
-
Localizado en buen estado de salud el hombre de 65 años desaparecido en Lemoiz