En los últimos años, Navacel ha desempeñado un papel destacado en proyectos relevantes de energía eólica marina en Estados Unidos y el norte de Europa. Su ubicación en el Puerto de Bilbao le permite poner en disposición, ya sea en los barcos instaladores o en barcos de transporte, grandes piezas que han de funcionar en el mar. El ingeniero Emilio Tatay, CEO desde hace cuatro años de la empresa, intervino en la mesa sobre desarrollo industrial en torno a la Ría y la regeneración urbana.
Navacel compite en un mercado que se rige por unas referencias y unas certificaciones tan exigentes como complejas. “Una de nuestras principales ventajas competitivas mas importantes es la ubicación. La demanda del mercado energético exige la fabricación de unas estructuras de gran tamaño que solo se pueden fabricar in situ. Nuestra factoría está ubicada en una zona que permite cargar directamente y exportar; el 90 % de nuestro negocio va a los mercados de energía de Estados Unidos y el Norte de Europa. Para nosotros radicarnos en el Puerto supone una ventaja competitiva definitiva que nos permite generar empleo, negocio y actividad económica sostenida”, explicó Emilio Tatay.
Sus clientes cada vez exigen más. Y eso aconseja que Navacel incremente su tamaño. “El mercado nos está exigiendo adaptar nuestros productos a mayores dimensiones, con mayor volumen. El futuro nos va a llevar a una ampliación y a una distribución multiplicativa de negocio para muchos. Espero que sea así, lo vamos a intentar un futuro crecimiento y multiplicación del valor”, adelantó el máximo responsable de Navacel.
“La nuestra es una empresa con 50 años de experiencia, especializada en la ejecución de proyectos complejos que incluyen la fabricación de estructuras críticas y de grandes dimensiones para los sectores Offshore Oil & Gas sostenible y Offshore Wind; más del 90% de su contribución al negocio proviene de mercados internacionales”, añadió Tatay. Los proyectos que ejecuta Navacel requieren socios, compañeros de viaje. “Este fenómeno genera un efecto directo en el empleo y en la empresa auxiliar, es un efecto multiplicativo. Al final, cada uno de los empleos que creamos se multiplica por tres”, describe un Tatay que habla también de un efecto llamada. “Clientes que ejecutan un proyecto de envergadura a una empresa de la ría, ya sea por cuestión de decisión de gestión de proyecto o por distintas razones, deciden adjudicar otro gran paquete a otra compañía del puerto que es complementaria en el servicio”, aseguró antes de agradecer “la sensibilidad de la Autoridad Portuaria que ha permitido trasladar nuestras demandas estratégicas y de negocio a otras administraciones”.