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La Diputación Foral de Bizkaia rehabilitará el próximo año las cubiertas del antiguo edificio de Grandes Molinos Vascos en Zorrotza

Los trabajos para restaurar el tejado, en estado “extremadamente deficiente”, se prolongarán durante nueve meses

La Diputación Foral de Bizkaia rehabilitará el próximo año las cubiertas del antiguo edificio de Grandes Molinos Vascos en ZorrotzaMARKEL FERNÁNDEZ

La Diputación Foral de Bizkaia acometerá el próximo año la rehabilitación de las cubiertas del antiguo edificio de Grandes Molinos Vascos, la vieja fábrica de harinas de la península de Zorrotza. Los trabajos para restaurar el tejado, que se encuentra en un estado “extremadamente deficiente” y se ha hundido en varias secciones cientos de metros cuadrados, se prolongarán durante nueve meses y permitirán recuperar su composición original, con tejas planas de color rojo.

La institución foral asumirá así, de forma subsidiaria, el mantenimiento del edificio, a pesar de que su titularidad sea privada, dentro de sus competencias de velar por el patrimonio cultural del territorio. Y es que su propietaria, la sociedad ACSA, no ha llevado a cabo acción alguna para mantener en buen estado el histórico edificio, que tiene categoría de Monumento, protección más alta por parte del Gobierno vasco. Ni los expedientes sancionadores abiertos por la propia Diputación, ni la denuncia presentada por un particular en los juzgados han sido suficientes para que los propietarios movieran ficha. Y eso que, de acuerdo a la Ley de Patrimonio Cultural Vasco, los titulares están obligados a conservarlos, cuidarlos y protegerlos debidamente para asegurar su integridad y evitar su pérdida, destrucción o deterioro.

El edificio ubicado en el barrio bilbaino de Zorrotza, frente a la isla de Zorrotzaurre, albergó desde 1925 la antigua fábrica de la Sociedad Grandes Molinos Vascos y es una de los ejemplos más importantes del patrimonio industrial vasco. Desgraciadamente su vida productiva fue muy corta, tan solo cuatro años. Tras diversos avatares, en 1946 la propiedad fue subastada y en los años 60 el bloque pasó a manos de Almacenes Comerciales, que durante años alquiló sus pabellones como almacenes, siendo después las instalaciones abandonadas.

El estado de las tres cubiertas del edificio sobre el que se va a actuar –el de la fábrica propiamente dicha y el de los silos– es, según se recoge en el proyecto de ejecución, “extremadamente deficiente”. Varias áreas se encuentran seriamente deterioradas e incluso se han hundido, “exponiendo la planta última a elementos meteorológicos que deterioran el estado constructivo” del edificio. Pese a que la estructura del bloque es de hormigón armado, el armazón del tejado es de madera cubierto en origen de teja plana, sustituida hoy por fibrocemento. “Las tablas, cabios y correas existentes se encuentran mayormente en estado de pudrición y/o con resto de derrumbamiento. En el ala derecha, gran parte del faldón orientado al oeste se encuentra derruido. En el izquierda, prácticamente la mitad de la cubierta sobre el pabellón de los silos se encuentra hundida, debido probablemente a la pudrición de dos cerchas que, en la actualidad, se encuentran caídas y han arrastrado consigo parte de los faldones. Las cubiertas muestran abombamientos generalizados, mientras que las bajantes y canalones se encuentran inhabilitados”, describe la memoria del proyecto su deplorable estado.

Con esta rehabilitación –que no alterará las características arquitectónicas del edificio ni su edificabilidad–, se reconstruirá la totalidad de las cubiertas. Así, se derribarán de forma completa las cubiertas actuales, retirando y sustituyendo todos aquellos elementos en mal estado, “tales como cerchas de pendolón, vigas, correas y solivos”, además de construir un nuevo entablado con panel tipo sándwich bajo las tejas. Con ello se garantizará su impermeabilización y aislamiento térmico, proporcionando una base sobre la que se puedan poner en marcha futuros usos y obras. “La nueva cubierta incorporará aislamiento térmico de 80 milímetros, que supone una previsión de aislamiento que, en un futuro, el correspondiente proyecto que se redacte para albergar un determinado uso bajo cubierta deberá terminar si resulta suficiente o no de acuerdo a las necesidades adicionales normativas y de objetivo que en ese momento resulten de aplicación”, se advierte.

Nuevas tejas rojas

Uno de los elementos que más llamarán la atención será que las cubiertas volverán a lucir las tejas planas de color rojo que tuvieron al principio, con piezas cerámicas de aspecto envejecido, recuperando de este modo la composición de la cubierta original del edificio. Para reforzar el sustento de la nueva cubierta, y también el de los elementos de apoyo de los vuelos, se ha diseñado un entramado metálico por el interior que reforzará la cabeza de los pilares.

Las fachadas de obra y los muros de hormigón armando se mantendrán, aunque sí será necesario llevar a cabo intervenciones puntuales en el muro que permita apoyar la nueva estructura. Tampoco se alterarán las alturas existentes –seis plantas, incluida la baja, en la fábrica, mientras que en el edificio de los silos carece de pisos excepto en la última planta–, aunque la altura puede que se incremente ligeramente al introducirse la nueva cubierta.

Las obras acaban de salir a licitación, por lo que es previsible que, si todo el procedimiento de adjudicación se desarrolla sin problemas, puedan comenzar el próximo año. Tendrán un coste de cerca de 1,2 millones de euros y se prolongarán durante nueve meses.

Al detalle

Autorización. La propietaria de Molinos Vascos (Almacenamientos Comerciales S.A.) solicitó autorización para rehabilitar las cubiertas del edificio principal a la Diputación. Le fue concedida en febrero del año pasado y en julio se le ordenó que llevara a cabo la obras, iniciándolas en el plazo de dos meses y finalizándola en cuatro. Además, se le advirtió de que en caso de no hacerlo, se procedería a la ejecución subsidiaria de la rehabilitación, “a su cargo”.

Sin ejecutar. En noviembre se constató que no se había realizado ninguna actuación, por lo que el departamento de Cultura consideró que procedía la ejecución subsidiaria de la obra, “a cargo de la propiedad del inmueble”, por un coste total estimado de 1.170.000 euros. Finalmente, en diciembre la diputada foral Leixuri Arrizabalaga acordó la ejecución de los trabajos.