Itxaso Atutxa, al igual que otras mujeres, no se han librado de ser objeto de insultos y ataques en redes sociales por su condición de género y constitución física. Ella, por su madurez, dice puede afrontarlo, pero mira con preocupación a las mujeres más jóvenes, y también al conjunto de la juventud en general, por su vulnerabilidad ante determinados mensajes que circulan impunemente a través de internet.
Estamos a las puertas del 25-N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer con muchos ‘debes’. ¿Cómo ve la evolución de la violencia de género?
Hay que seguir rememorando cada 25 de noviembre. Afortunadamente contamos con medios de comunicación, instituciones y una amplia parte de la sociedad que lo hacen cada día. La reivindicación está más presente gracias a una sociedad más feminista. No tanto como queríamos, evidentemente, pero más presente en la vida diaria. Pero hay que seguir trabajando porque la violencia ejercida contra las mujeres por ser mujeres sigue siendo absolutamente escandalosa. No hay edad, clase social, ámbito geográfico en el que no se vea. Es algo de lo que tenemos que seguir hablando para que las mujeres que puedan encontrarse en un momento determinado de su vida sientan que hay lugares seguros en los que obtendrán apoyo y ayuda.
¿Y qué le preocupa?
Además de la propia violencia en sí, me preocupa especialmente que la gente más joven tenga esto realmente en el imaginario diario porque las agresiones en gente joven se siguen dando. Quizás se nos olvida algunas veces integrar más continuamente a la juventud en el desarrollo y dialécticas sobre derechos, en este caso sobre los derechos y el respeto hacia las mujeres. Esto es algo de lo que no podemos dejar de hablar jamás.
Este año muchas campañas miran a las redes sociales para advertir de los mensajes populistas, los bulos y las noticias falsas sobre la violencia machista.
“Quizás se nos olvida algunas veces integrar más a la juventud en el desarrollo y dialécticas sobre el respeto a los derechos de la mujer”
Soy asidua a las redes sociales y creo que conviene aclarar que, en principio, las cosas no son malas per se. Pero los ataques en determinadas redes sociales son escandalosos y ahí sí que, quizás, la gente más joven está sintiendo acoso y agresiones muy duras que les pillan a una edad, además, en la que no tienen herramientas o madurez suficiente para poder afrontarlas. Relacionado con las mujeres, además, hay dos temas que me preocupan especialmente: uno es el tema sexista y el otro es el de la gordofobia, que he sufrido en primera persona.
¿Se ha visto atacada por esta doble condición, ser mujer y su constitución física?
Sí, pero a mí me pilla con una edad que también me hace afrontar las cosas de otra manera. Para nadie es agradable, pero yo tengo una aceptación personal que es la que, posiblemente, por madurez, te la va dando la vida. Pero veo lo que significa eso para la gente más joven y especialmente para las mujeres más jóvenes.
¿Y en política?
A las mujeres que ocupamos espacios en la política se nos puede atacar por todo. Aunque no es algo diferente al resto de mujeres que ocupan otros puestos de trabajo. Se nos mira con doble lupa. Parece que cada vez que decimos algo, cada vez que llegas a algún sitio, tienes que estar justificando toda tu trayectoria cuando a otras personas se les da ya por consabida o amortizada desde el primer momento. Si a eso le sumas un aspecto físico determinado, es mucho más grave.
¿Queda camino, entonces?
Hay una parte importante que se ha conseguido y creo que en Euskadi somos pioneras y pioneros. Soy defensora de las cuotas porque eso nos ha permitido poder estar. Pero es verdad que, después, hay que llevarlo a la vida privada y hay muchos ámbitos de la vida en los que se toman decisiones importantes que siguen estando muy masculinizados.
¿La vergüenza tiene que cambiar de lado como ha pedido Gisele Pelicot en su caso?
Sí. En este caso, como en otros, hemos visto que se le ha cuestionado por no denunciar antes. Obligamos siempre a las mujeres víctimas que sufren cualquier tipo de violencia a tener una valentía que, en realidad, las revictimiza. Creo que este es un caso para analizar cómo suelen ser a veces los tratamientos periodísticos y sociales de los comentarios sobre el sufrimiento de una mujer.