Los miembros de la asociación cultural Hilario Cruz de Pobeña no llevan placa oficial que les identifique como defensores del patrimonio natural de la dunas y las marismas del Barbadun pero su constancia o testarudez, vaya usted a saber, ha logrado que la Diputación Foral de Bizkaia les haya considerado como colaboradores imprescindibles en la defensa del ecosistema de las dunas de la playa de La Arena. Un reconocimiento que ha supuesto la supervisión regular de los trabajos que llevan a cabo este grupo de amigos sobre el terreno por parte de un técnico foral. No obstante, desde la asociación reclamaron que “la Diputación entienda que nosotros somos voluntarios que nos dedicamos en nuestro tiempo libre a eliminar plantas invasoras y perjudiciales para el entorno dunar y de las marismas así como basura y elementos no naturales presentes en este entorno. Nosotros no estamos cualificados para elaborar informes técnicos por lo que nos gustaría que fuera la Diputación la que hiciera esa valoración para que nos indicara lo que estamos haciendo bien y aquello en lo que podamos y debamos mejorar en la defensa de este ecosistema”, exigió este grupo conservacionista compuesto por una quincena de miembros de Pobeña y otros barrios de Muskiz.
Ayer, nueve miembros de la asociación pobeñesa –la Diputación no autoriza la presencia de más de 10 personas en las cerca de 5,3 hectáreas de la zona dunar y de marisma– se dieron cita en esta zona a pesar de que lo habitual es que lo hagan los jueves. “Este año hemos tenido que cambiar de día porque durante dos meses llovía todos los jueves”, apuntó uno de los participantes del grupo.
A todos ellos les une la defensa de un ecosistema que además de estar expuesto a las inclemencias meteorológicas derivadas de su entorno costero, se ve alterado por la falta de sensibilidad de algunos los usuarios de la playa de La Arena que no entienden que las dunas y las marismas son espacios protegidos. “Por desgracia hay un desprecio notable por parte de algunos ciudadanos, a los que en muchas ocasiones acompañan mascotas, que acceden a la zona, que está vallada, y generan afecciones a la flora”, señalaron desde la asociación que en sus casi cuatro años de actuación hacen un balance positivo de su labor conservacionista.
Así, en el informe elaborado sobre la labor que desarrollaron en 2023 se destacó que “se observa un crecimiento de la contención de arena aproximado de 1,5 m de altura con respecto a la situación original, lo cual ha originado el crecimiento de la duna tras esta barrera y la progresiva colonización de las especies vegetales”.
Reducción
Los voluntarios, que cuentan con apoyo municipal y de varias entidades y empresas privadas del entorno subrayaron que la lucha continuada contra estas especies, impidiendo en gran parte su multiplicación, ha provocado su reducción en más de un 70%, sobretodo de Oenothera y Conyza, invasoras más abundantes y sobre las que más se ha actuado”, reseñaron en su balance de 2023 en el que remarcaron que el área intervenida se encuentra en estos momentos prácticamente libre de plásticos y elementos discordantes varios a expensas de lo que puedan traer las mareas, aguaduchus y vientos.
“Como voluntarios que hemos visto la evolución del sistema dunar tras las actuaciones realizadas, que podrá corroborar el técnico foral que nos supervisa, los resultados obtenidos a lo largo de estos dos últimos ejercicios son altamente satisfactorios, hecho que nos anima a proseguir con las labores en un medio tan sensible. No hay que negar que por momentos hemos estados tentados por el desánimo en esta vasta extensión, pero se ha impuesto la terquedad. La evolución a simple vista es perceptible y evidente para propios y extraños” comentó este grupo de voluntarios que reúne desde una ama de casa, Aurori, hasta jubilados de Petronor, economistas, gerentes, arquitectos, economistas o profesionales de la construcción y de la industria que no dudan en cambiar cada semana su traje de calle por un mono de trabajo acompañados de azadillos, cacos, carretillas, cubos y bolsas con los que retirar los elementos pertubadores de este ecosistema.
Durante el ejercicio del año 2023 y los voluntarios de la Asociación Hilario Cruz dedicaron más de 360 horas a su labor restauradora lo que les permitió retirar cerca de 6 Tm de hormigón y escombros dentro del área protegida así como la recogida y transporte a vertedero autorizado de más de 250 kilos de plantas ajenas al espacio natural.