Elegantes bajo la lluvia. Con una sonrisa y dispuestos a revivir las tradiciones de su pueblo a pesar de que la lluvia amenazó con aguarles la fiesta. No lo consiguió, aunque sí provocó algunas modificaciones en el programa, pero pese a todo, un año más Mungia volvió a disfrutar del reencuentro con sus raíces y tradiciones más arraigadas con motivo de la decimoctava edición de la fiesta de Lore Jokoak. Cada año, cientos de vecinos y vecinas se vuelcan para realizar un viaje al pasado lleno de colorido que sirve para homenajear sus costumbres más antiguas. Se trata de una jornada en la que la cultura y la tradición se dan la mano para rememorar los orígenes mungiarras y que está organizada por el Ayuntamiento, junto con diversas asociaciones y colectivos locales.
De esta manera, los y las mungiarras pusieron buena cara al mal tiempo y disfrutaron de una jornada repleta de actividades entre las que no faltaron la música, euskal dantzak, bertsos, gastronomía... que permitieron revivir la vida social y costumbres más tradicionales del municipio. Sin duda, se trata de un día muy especial cuya esencia radica en que las y los mungiarras de todas las edades se involucran y ofrecen lo mejor de sí mismos para revivir tiempos pretéritos y rememorar los ambientes de antaño, sus gentes y costumbres de las épocas que conforman su historia.
Así, en esta decimoctava edición, el día comenzó con la habitual llamada de la txalaparta a la fiesta desde el cruce del Ayuntamiento y con la kalejira popular que, en esta ocasión, acortó su recorrido debido a la lluvia y discurrió únicamente por la calle Alkartasuna hasta llegar a Foruen plaza para dar inicio a Herria Dantzan, celebración a la que se unieron luego más vecinos de la localidad. A continuación, también en Foruen plaza, se llevaron a cabo diferentes representaciones: puesto de rosquillas, degustación de sopa de ajo, taller de talo, y remedios caseros.
Agua bendita, ortigas...
Precisamente, en el aterpe de Andra Mari se dieron cita diversos puestos de remedios caseros para todo tipo de dolencias. Desde los que permiten eliminar los malos espíritus de la mano de Pili Agirre, vecina de Mungia, que con la ayuda de una sartén, estaño, agua bendita y una rama de laurel u otra hierba se encargó de realizar unos rezos para espantarlos. También puso a disposición del público su sabiduría sobre el mundo de las plantas Kristina Goirizelaia, natural de Fruiz, que explicó las propiedades beneficiosas que tienen, por ejemplo, las ortigas “para limpiar la sangre”. Igualmente, detalló la importancia de las velas de cera para purificar el aire y otros muchos ungüentos. “Muchos de estos remedios los aprendí de mi abuela”, desveló.
Las y los más jóvenes pudieron disfrutar de talleres de talo, diferentes juegos de madera y del buen ambiente en las calles, que estuvieron amenizadas por el coro J.M. Arregi. Mención especial merece el lado solidario de esta fiesta a través de una cita gastronómica que es todo un referente y que tuvo lugar en Euskal Pizkunde etorbidea donde se pudo disfrutar de una alubiada solidaria. Cabe señalar que la contribución de todas las personas que disfrutaron de un plato de alubias irá destinado a la asociación Maite Ta Bizi-Cáncer de mama metastásico. Se trata de una asociación que pretende visibilizar una enfermedad que precisa de una mayor investigación para alargar la vida de quienes la padecen y que dichos años sean de una mayor calidad.
Además, en el cruce del Ayuntamiento estaba Atxuriko Eskota y la exposición fotográfica Mungiako Eskotak, mientras que en Andra Mari fueron muy visitadas las imágenes románicas de Andra Mari. De esta manera, un año más Mungia volvió a disfrutar de una fiesta que se remonta a 2005. Un evento cuya riqueza reside en la participación comunitaria de los residentes en la localidad que, a través de diversas asociaciones y colectivos, organizan de forma voluntaria junto con el Ayuntamiento las diferentes actividades que se desarrollan en este día.