Poco más de media hora duró el operativo para restituir al arcángel San Miguel en la fachada de la iglesia de Zalla que lleva la misma advocación. Casi costó más sacarlo del pabellón de la brigada municipal, momento inmortalizado por muchos vecinos y vecinas que pasaban en ese instante por allí, que alzarlo con una grúa, bromearon los artífices de la restauración, conocidos en el municipio como Bortedo y Beloki.

Durante la restauración la talla se ha conservado en el pabellón de la brigada municipal. Elixane Castresana

Urgía reparar “los dedos de la mano con la que coge la espada, que se había abierto por las dilataciones causadas por el frío y el calor”, ya que cuelga a la intemperie. Por esa abertura “entró agua hasta un pie que ha habido que perforar y arreglar”. “Acudiendo a ratos por las tardes” les ha llevado dos meses dejarlo listo para ocupar su lugar en una intervención sufragada por el Ayuntamiento, incluyendo otra nueva capa de pintura.

Durante la restauración la talla se ha conservado en el pabellón de la brigada municipal. E. Castresana

En 1962 la parroquia de Zalla encargó a José Espinós Alonso una escultura hierro forjado de su patrón, San Miguel. El escultor y cerrajero (Madrid 1911-1969) trabajó hierro, latón y plata con obras como en la reja de la basílica de Cuelgamuros, según recoge Sustraiak, el boletín sobre datos históricos y culturales que se repartía por fascículos con la revista municipal y también puede consultarse en internet. Como curiosidad, no plasmó la balanza –que representa el equilibrio entre buenas y malas acciones– ni el diablo a sus pies, como suele ser habitual en otras representaciones. Las alas transmiten la capacidad de volar, como hizo ayer al elevarse sobre la plaza de las Madres Irlandesas, mientras que la espada simboliza la fuerza que establece la paz y la justicia.

“Al principio colocaron el arcángel dentro, encima del altar”, comentaron. En 1968 decidieron sacarla a la calle para sustituirla por un Cristo crucificado. El paso del tiempo y el clima acabaron haciendo mella en el arcángel, de 2,60 metros de alto y 180 kilos de peso. Tan solo la espada mide 1,24 metros. En 2001, y ante el grave peligro de caída, lo bajaron aprovechando que se estaban acometiendo obras en el templo.

Terminó almacenado en una lonja de Zalla en un estado tal que prácticamente tuvieron que reconstruirlo para que pudiera regresar a la fachada en septiembre de 2014, coincidiendo con las fiestas. “Le faltaban la cara, costillas y parte de los costados y ya no se podían distinguir los colores primitivos”, rememoraron. Se encargaron de los trabajos de modelado, forja, calderería, soldadura, saneado, consolidado y anclado. También buscaron pintura similar a la original para el azul del cuerpo y las alas en blanco y dorado.

Mantenimiento

Además, tomaron medidas con el objetivo de preservar el arcángel en las mejores condiciones. Si en un principio estaba fijado a la pared, hace diez años se cercioraron de acoplarlo de tal manera que facilitara las subidas y bajadas para un correcto mantenimiento periódico. En este sentido, proponen protegerlo “con una especie de visera en la parte de arriba que evite la caída de agua”. Asimismo, practicaron un pequeño agujero en la espalda “para que respire y dejar abierta la posibilidad de introducir por él un líquido anticorrosivo”.

El boletín Sustraiak apunta a que el culto a San Miguel se remonta al siglo X y las primeras referencias de la iglesia datan del XII. Por su parte, el arcángel puso su granito de arena en el triunfo copero del Athletic con una bufanda que le colocaron mientras estaba en plena restauración. No es la primera vez ya que alguna otra vez lució también la camiseta del Zalla Unión Club en una ocasión importante.

Creación

1962

José Espinós Alonso esculpió en 1962 en hierro forjado la escultura de San Miguel arcángel que durante seis años permaneció dentro de la iglesia de Zalla. En 1968 la sacaron al exterior hasta que en 2001 fue retirada ante el peligro de caída por su acusado deterioro debido al paso del tiempo. En 2014 regresó a la fachada tras una restauración.