El Lunes de Pascua es una jornada marcada a rojo en Santurtzi. Un día lleno de tradición a vivir subiendo al Serantes en familia o en cuadrilla y ayer no fue, ni mucho menos, una excepción. A lo largo de toda la jornada fueron miles las personas que se pusieron las botas de monte y, pasito a pasito, fueron tomando las faldas del monte Serantes para vivir la romería de Cornites, una de las festividades más longevas y tradicionales de la localidad marinera. La climatología acompañó ya que no hubo precipitaciones, aunque las fuertes rachas de viento en algunas zonas del Serantes, especialmente en El Mazo, obligaron a suspender algunas actividades.

La jornada festiva comenzó muy pronto, dado que los más madrugadores comenzaron a tomar las faldas del Serantes a primera hora de la mañana, pero a medida que avanzaba la matinal eran más y más las personas, cuadrillas y familias que ascendían a la cima santurtziarra ya fuese desde la senda que conduce desde Kabiezes hasta el Serantes o desde el camino que parte desde Mamariga. La meta de muchas de las personas que ascendieron por las faldas del monte Serantes era llegar hasta la cima, situada a 452 metros y desde la que se puede gozar de unas vistas envidiables de una parte importante de Bizkaia, parte de Cantabria y, también, se puede divisar algún pico burgalés.

Ejemplo de ello fueron Miguel Ángel Jiménez, Maite, Pablo, Alejandro, Omar, Luken y María. En el caso de Miguel Ángel era la primera vez que visitaba el Serantes el día de Cornites y destacó “el ambiente que se vive en esta jornada festiva”. Dentro de ese ambiente, ellos, además, fueron unos de entre las más de mil personas que visitaron el torreón del Serantes. “No es la primera vez que subimos al torreón y la verdad es que desde aquí las vistas son impresionantes”, señaló este grupo de jarrilleros. Su plan, una vez llegado a la cima y haber disfrutado del remozado torreón, no era otro que empezar a descender y bajar a la zona de El Mazo, donde se centraba el espacio de ocio con varios puestos de rosquillas, pastel vasco, txoripanes y, cómo no, una txosna en la que se vendieron talos y txakoli entre otros. “Esta jornada es también una forma de inculcarle a los niños el que hagan deporte”, concluyó Miguel Ángel. A escasos metros de esta cuadrilla se encontraban Félix, Iñaki y Toño, más conocido como El Cowboy de Villar. Ellos subieron a caballo hasta el pico del Serantes. “Subir a caballo es mucho más cómodo, pero implica madrugar porque hay que limpiar y cepillar a los caballos. Nosotros nos hemos levantado a las siete de la mañana”, aseguraron estos santurtziarras fieles a Cornites.

La nota negativa de la jornada fue que el fuerte viento que azotó el municipio a la mañana impidió que en la zona de El Mazo se colocase la zona de juegos infantiles prevista, dado que en dichas condiciones era muy desaconsejable poner los hinchables que iban a llenar de juego y color ese punto del Serantes. Ese fue el único lunar de una nueva edición de Cornites, una jornada en la que Santurtzi ahonda en sus raíces y disfruta del Serantes, su gran pulmón verde y uno de los grandes orgullos de este municipio que puede jactarse de tener mar y, también un monte con 452 metros de altitud.