Abrigo holgado negro, gafas de sol y tablet en mano. A sus 24 años entra por la puerta con un estilo definido. No es para menos, el zallarra Peio Santisteban se está formando como diseñador. En cada visita recaba ideas para algún día poder inspirarse en Euskadi y su cultura para una colección, como hiciera el “maestro” Balenciaga, su gran referente con “esas chaquetas abullonadas a partir del atuendo de los arrantzales”. Vive la moda “desde muy pequeño” y sabía que todos sus caminos y su inclinación “a las manualidades y a experimentar con distintos materiales confluirían “en una rama artística, y sobre, todo, creativa”.

A los 18 años salió de Zalla para estudiar maquillaje en Barcelona, donde permaneció algo más de un año para mudarse después a Madrid, con la meta de establecerse permanentemente en Enkarterri “cuando acabe la carrera, porque me he dado cuenta de que es un sitio muy sano para vivir”. “Chanel y Dior presentaron colecciones en el hotel María Cristina, son grandes figuras de la Alta Costura que hemos tenido aquí y no se toma en cuenta”. Mención aparte para Cristóbal Balenciaga, a quien profesa tanta admiración que “me atrevería a jurar que nadie va a conseguir llegar a donde él lo hizo, cualquier creación suya es totalmente atemporal y se ve actual” y podía “dar forma a una colección de principio a fin supervisando hasta el más mínimo detalle”.

Frente a la percepción del “olvido”, a su juicio su comarca natal “debería salir a la luz porque tenemos cosas interesantes de ver, vivir, caminar”. En lo que atañe a su sector, le han hablado maravillas sobre el Basque Bio Design Center de Güeñes y las redes que teje en torno a los biomateriales. “Ahora mismo esto viene muy bien porque la gente no se da cuenta de que estamos rodeados de tendencias y está muy bien, pero no debemos dejar apartado el estilo propio, que mantengas tu esencia”, defiende, consciente de lo “complicado” de este planteamiento cundo “nos rodean influencers y las redes sociales se convierten en un benefactor innegable”.

Dos meses para un vestido

El segundo año de Diseño de Moda le está procurando oportunidades prácticas para ir puliendo su sello personal con una máxima: “si puedes realizar algo llamativo desde el primer momento, ¿por qué esperar al segundo? Así, un vestido dorado de gala implicó una confección de dos meses basada en los principios del upciclying o reciclaje de “prendas usadas”. Desde el principio “yo sabía que debía utilizar tela vaquera porque era lo más común que cualquiera podría donar”. Cuando comprendió que “se podía revestir de oro encima con esa silueta, me animé”, a introducir la referencia a “los retablos medievales con estas figuras de la Virgen forradas de pan de oro y al mismo tiempo lo quise redirigir por el Art Decó y los años veinte y treinta”. Amante de la ópera, “el Teatro Real programó Turandot y lo enlacé”.

Retablos medievales

Se confiesa “arraigado en lo antiguo, un poco alma vieja en el sentido de que creo que no pasa un día sin que escuche una ópera de Puccini o la novena sinfonía de Beethoven, que me encanta, fue fantástico verla en directo, muy inspirador”. “Adoro el arte. En el Louvre puedo ser feliz. Doy gracias a que he tenido fantásticos profesores de Historia del arte, sobre todo en la universidad porque lo transmiten de una manera que cambia la perspectiva”.

En su otro reto en clase “nos propusieron intentar hacer vuestra línea uniéndola a otra”. A él le asignaron Rodarte, “una firma neoyorkina de dos hermanas” y se decantó por darle “un toque mío que me acercase a Bilbao”. Para ello, visitó el Guggenheim para fijarse en “las obras de Jeff Koons, esa imaginería, su color, y la exposición permanente de Richard Serra”. Le hubiese encantado sacar las fotos en el museo bilbaino, pero movilizar al equipo desde Madrid suponía un reto logístico, así que la sesión se desarrolló en el Reina Sofía. Ningún modelo desvela su rostro, “jugando con las texturas de colores y la dualidad de los personajes en la línea de la novela de Doctor Jekyll y Mister Hyde, del siglo XIX, en la que el tema de la identidad queda en el aire y nadie sabe quién es quién, me gusta esa idea porque la no identidad es la identidad y eso en cierto modo creó el concepto de dualidad del que deriva el nombre elegido”.

El guiño a ‘Doctor Jekyll y Mister Hyde’

El guiño a ‘Doctor Jekyll y Mister Hyde’

Sostenibilidad

Juegan con la sostenibilidad, que implementada en la moda “es crucial y, de hecho, se están aprobando leyes muy necesarias de producción y exportación en todos sus procesos, ya que no existe un planeta B”, asegura tajante. Además, alerta de que “hemos de ser muy conscientes de no comprar en compañías que produzcan a escala masiva” y sirviéndose de la creatividad de los demás “copiando a los diseñadores cambiando lo imprescindible para que no te denuncien por plagio”. En este sentido, repercute “de forma nociva en países en vías de desarrollo con condiciones horribles que no se pueden permitir toda la contaminación de agua, suelos…” Un debate que “da en qué pensar”.