Una escultura junto al edificio consistorial ya reproducía la célebre frase del Manifiesto de Trucíos: “El territorio habrá sido conquistado pero el alma del pueblo vasco no, no lo será” con la que el lehendakari Aguirre trasladó el sentir de su Ejecutivo en el verano de 1937 en plena Guerra Civil, con las tropas franquistas al acecho. Pero desde ayer lunes el palacio La Puente, que acogió la última reunión de su gobierno en tierras vascas antes de partir al exilio, cuenta con un retoño del Árbol de Gernika que simboliza la integración del municipio y este importante emblema patrimonial en la Red de Espacios de la Memoria de Euskadi. Y es que el Instituto Gogora adquiría recientemente el edificio. Una placa al pie del árbol menciona al Gobierno vasco y toda la ciudadanía que se vio obligada a huir, “pero nunca perdió el alma vasca”.

El lehendakari Urkullu procedió a la plantación. Irekia

En el transcurso de un sencillo acto cargado de emotividad, el lehendakari, Iñigo Urkullu, estableció paralelismos entre aquella época y el convulso contexto internacional. Frente a la preocupación que generan las guerras, los conflictos, los totalitarismos y el populismo, reiteró el compromiso “con la libertad, la democracia, la libertad y la justicia social, porque creemos en un mundo más justo y más humano, y para ello trabajamos a diario”. Y también una Euskadi en paz y libertad, ambiciosa y con un lugar destacado en el índice de desarrollo humano, con una lengua y una cultura propias, una Euskadi abierta, de vocación y espíritu universal”, describió el lehendakari.

Asimismo, puso de relieve como Enkarterri representó “el último bastión de resistencia al fascismo y la barbarie, símbolo del drama y la angustia que encarnó el éxodo de la población civil ante el avance y la crueldad de las tropas franquistas, símbolo de las instituciones democráticas, un Gobierno vasco y un lehendakari que lanzaron al mundo un mensaje histórico, todo un ejemplo de dignidad, valores y firmeza democrática”. Tomándolo como referencia, instó a mirar al futuro “con la ilusión que nace del compromiso con la paz, la libertad y con los principios y valores éticos y democráticos”.

Por su parte, la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Nerea Melgosa, explicó que la compra del palacio La Puente obedece a que “se presentó la oportunidad de hacerlo, por el especial simbolismo y el compromiso con la comarca”. Se está trabajando en definir sus futuros usos. En cualquier caso, girarán en torno a la historia, enlazada con el itinerario de la memoria que Gogora trazó el año pasado en el casco urbano de la localidad. El palacio La Puente servirá de “activo” que contribuya al “fortalecimiento” de Enkarterri, así como un espacio “vivo, dinámico y abierto para uso y disfrute de todos y todas”.

El apunte

Del siglo XVIII. El palacio La Puente fue construido “en torno a 1779”, relató Fernando Villa al recibir uno de los Hemendik Sariak del año 2022. Hasta la compra por parte del Gobierno vasco “siempre ha permanecido en nuestra familia”. Escuchó en casa que un amigo en común con su bisabuela propició la estancia en Turtzioz del lehendakari Agirre, “cuyo convoy viajaba de noche con las luces apagadas”.