Etxebarri cuenta ya con un Plan de Acción del Paisaje Fluvial, un documento elaborado durante el último año por el Ayuntamiento con el objetivo de dotar a la localidad de una guía para coordinar acciones destinadas a mejorar su entorno y su paisaje de una manera integral; es decir, aunando patrimonio medioambiental y patrimonio cultural, pero también recuperando la historia, la memoria e impronta del lugar.

Este trabajo se ha centrado en el entorno de la península de Lezama-Legizamón, una extensión de 64 hectáreas atravesada por importantes vías de comunicación (tren, metro o carreteras) y que presenta una fuerte impronta humana desde la edad media, con edificaciones como la torre Legizamón y la fábrica de harinas (antes molino Zubiondo) y ya en el siglo XX, las viviendas en altura y el desarrollo masivo del polígono Lezama-Legizamón.

La península motivo de análisis y actuación es, sin duda, el resultado de la interacción de factores de carácter medioambiental –debido a la presencia del cauce del río Ibaizabal– y humanos. Según se explica en el plan “es un espacio de contacto con la población, muy frecuentado por ella y que cuenta con altos potenciales de llegar a ser un área de esparcimiento urbano de alta calidad medioambiental”, pero que “precisa de instrumentos de gestión adecuados para una regeneración medioambiental que redunde en la calidad de vida del municipio”.

Tras el diagnóstico inicial de todo ese entorno, son varias las problemáticas que presenta como, por ejemplo, la desnaturalización de todo ese espacio. Además, su paulatino desarrollo industrial unido a la urbanización residencial ha llevado a la desaparición de los vestigios rurales de la zona, si bien aún se conserva un “microespacio resiliente de arquitectura y costumbres agropecuaria”. Asimismo, las estrechas franjas libres que han quedado en las márgenes del río, en el talud de la ribera, han sido aprovechadas para establecer huertos urbanos “sin control –principalmente en la orilla norte– donde se cierran pequeñas parcelas para uso y disfrute privado sin regulación alguna”.

La problemática de este espacio también radica en la falta de directrices medioambientales a lo largo de décadas “que han hecho que, en este lugar, en el cual desde mediados del siglo XIX se instalaron infraestructuras mineras y, posteriormente, sanitarias y de producción industrial, los suelos hayan sido determinados como potencialmente contaminantes o contaminados”, indica el documento. Este hecho repercute negativamente en la percepción global del área y en la posibilidad de albergar nuevos usos, ya que sólo una escasa parte de la península de Legizamón está libre.

Naturaleza y ocio

A pesar de todo ello, la península de Legizamón es considerada como un espacio de “alto interés cultural y patrimonial” y el Ayuntamiento de Etxebarri, “consciente de la falta de planificación para este espacio en las últimas décadas, tratará de generar un Plan de Acción del Paisaje que redunde en la mejora del espacio a nivel paisajístico, social y cultural”. Todo ello, a través de una hoja de ruta con estrategias y acciones a desarrollar para reconvertir ese área en un espacio de desarrollo del municipio como lugar de educación ambiental y patrimonial para los habitantes y estudiantes o como espacio de ocio para los visitantes.