Urtzi Urrutia sonreía plenamente y esa alegría era supercontagiosa. Subió al escenario entre aplausos convencidos, cogió su merecido premio y mordió una de las aspas del Molino de Aixerrota, la imagen que ilustra todos los galardones de Getxo. Le pegó un tarisco a ese trofeo para sacarse las pertinentes fotos emulando a Rafa Nadal y a otros astros del deporte, una afición, un mundo que le apasiona. Urtzi es el segundo entrenador del Astrabuduako Futbol Taldea en la categoría de prebenjamines y forma parte del área de ocio y tiempo libre de la Fundación Síndrome de Down del País Vasco, donde no duda en ayudar y colaborar. Y desde el pasado martes también es el voluntario del año en Getxo. Mientras que la entidad Esku Hutsik, cuyo fin es dar apoyo a las familias que pasan por un duelo gestacional, perinatal o neonatal en Euskadi, recibió el reconocimiento en la vertiente de asociación.

Estos premios concedidos por la unión de organizaciones voluntarias de Getxo, Sarekide, en colaboración con el Ayuntamiento, son de los que electrizan emociones y de los que más sentido tiene que existan. Cuentan ya con una trayectoria de 30 años y ¡larga vida les espere! En esta edición tan redonda, la trigésima, fueron Urtzi y Esku Hutsik los protagonistas. “En una época donde el individualismo parece ganar terreno, estas personas son un faro que guía hacia la solidaridad, el diálogo, la igualdad y la justicia social”, ensalzó la alcaldesa getxotarra, Amaia Agirre, en la gala de entrega de estas distinciones, celebrada en Romo Kultur Etxea. El técnico de fútbol, que acudió a la cita orgulloso con su chándal del Astrabuduako, encaja en cada una de las palabras pronunciadas por la primera edil. “Ha logrado cambiar la visión con respecto a la discapacidad y las capacidades de las personas del club y la de los equipos contra los que se enfrentan”, recogen los argumentos para darle el premio a voluntario de 2023 en su casa, en su municipio. Este getxotarra participa en el programa persona usuaria-voluntaria de la Fundación Síndrome de Down, que se adapta a las necesidades de voluntariado de las personas. Este proyecto propicia oportunidades de interacción normalizadas y apoyadas, para que este colectivo se divierta, disfrute de su tiempo de ocio y mejore aquellas habilidades necesarias para integrarse en un grupo y en la sociedad. Para ello, la fundación organiza actividades de ocio (semanales y quincenales), salidas de fin de semana, propuestas deportivas y lúdicas esporádicas y programas de vacaciones...

La otra faceta generosa destacada y agradecida en la gala fue la realizada por Esku Hutsik, la red que está formada por 18 personas voluntarias y que anualmente atiende a más de 100 familias. Desde su sede en la calle getxotarra José María Chávarri Zuazo, ofrecen atención específica y especializada, a través de actividades y proyectos, que ayudan a las familias y al entorno social a superar el proceso de duelo cuando ha habido una pérdida gestacional, perinatal o neonatal. Tienen las palabras que no existen para ser ese hombro en el que apoyarse. “Es un duelo invisible, un duelo en el cual la sociedad no nos permite hablar de nuestros hijos. No tenemos un término para definir la muerte de nuestros bebés. Existe la palabra huérfano, la palabra viuda... Y eso hace que haya mucho silencio, que haya mucho estigma y que las familias nos sintamos muy solas”, explicaba la presidenta, María González, en la presentación de esta agrupación de corta andadura aún, ya que surgió en mayo del pasado año. Valga este reconocimiento para visibilizar y escuchar este dolor. Esku Hutsik tiene perfiles en Instagram y en Facebook y su teléfono de contacto es el 722 82 20 39.