En su trabajo como guía turístico Eneko Elexpuru intenta “romper la leyenda del mal tiempo” –aunque este puente la lluvia se lo ha puesto difícil– y de que “Bilbao era una ciudad fea que no merecía la pena visitar”. El mito del vasco “grande y fuerte”, bromea, se les cae por sí solo en cuanto sus clientes lo ven. “Siempre les digo que la media del vasco es: 1,70 escaso, más secos que la mojama y que lo que nos identifica es una mandíbula afilada y una nariz prominente. Morroscos, morroscos será un 20% de la población. El resto somos más bien menuditos”, les aclara este vizcaino, que aparca por un momento su profesión para revelar dónde recrea él la vista y el paladar en sus ratos libres, más allá de las propuestas que ofrecen los guías en Bizkaia.

Eneko Elexpuru Guía turístico

“Sorprende la vida que se hace en torno al frontón”

“Nacido en Lezama, adoptado en Getxo y residente en el botxo”, Eneko Elexpuru se conoce Bizkaia como la palma de su mano. Por eso, puesto a elegir su rincón favorito, le brotan a pares. “Para paseítos, la zona de Peñas Negras de La Arboleda y también Bakio, donde veraneo. Para estar a gusto, Mundaka o Txorrokopunta o Laidatxu”, repasa.

“Intento romper el mito del mal tiempo, de que Bilbao es fea y de que todos somos morroscos”

ENEKO ELEXPURU - Guía turístico

Tras la pandemia, cuenta, ha añadido nuevos enclaves a su lista. “He descubierto la cesta y me paso el día entre el frontón de Berriatua y el de Markina. Tienen dos escuelas de pelotaris, están continuamente los chavales jugando y, al final, no es la cesta en sí, sino la vida que hace el pueblo en torno al frontón, los partidos... Me ha sorprendido muchísimo”, confiesa y, con todo lo que han visto sus ojos, habrá que tomar nota.

A la hora de reponer fuerzas, dejando a un lado los restaurantes de renombre y las típicas rabas y pintxos del Casco Viejo, Eneko pone rumbo a Loiu. “Con la cuadrilla suelo ir últimamente a Gozkoetxe, un sitio que empezó como cervecera. Tienen unas ensaladas que están estupendas, buena chuleta, buenos postres y un katxopo que es brutal, muy bien hecho. Del katxopo txiki comen casi cuatro personas. De calidad precio está muy bien, tiene parque para los niños y lo tienes a diez minutitos de Bilbao”, explica, sin olvidarse de los amantes de las escamas. “Al asador Ibaiondo suelo ir buscando pescado de temporada, lo que tengan”, dice con la seguridad de quien se chupará los dedos.

17

Los turistas disfrutan de Bilbao durante el puente de diciembre Oskar M. Bernal

Aunque su trabajo no le deja mucho tiempo libre, cuando sale se va “a tomar unos potes a Algorta y a cenar al Alvarito’s. Dan hamburguesas, sándwiches, bocatas y es espectacular. Llevan como veinte años en un edificio con un carácter muy inglés, muy curioso. Se come bien y el local tiene mucho encanto”, recalca este guía, al que también le gusta “mucho estar en el Puerto Viejo”, pero “en verano no voy”, aclara, “voy ahora, que es cuando estamos la gente de casa”. De la noche, dice, ya se ha “retirado”, pero toda la vida ha “salido por el Casco Viejo, Somera, Barrencalle, triángulo con Santa María y Perro, y Kafe Antzokia”.

Como experiencia para disfrutar con los cinco sentidos, recomienda “ver el atardecer desde el chiringuito de Laida, con Mundaka de fondo” y otra propuesta, que se sale del territorio vizcaino y se le acepta por los pelos. “Saturrarán, que está en frente de Ondarroa, es una playa chiquitina y muy bonita, con rocas alrededor. Tiene poco oleaje y es familiar, con un ambiente muy euskaldun y tiene chiringuito también. Es un sitio que merece la pena, está en Mutriku, pero justo ahí mismo, nada más cruzar la muga”, justifica.

Teniendo un amigo guía se debe ahorrar uno muchas consultas a la Wikipedia. Los amigos de Eneko aprendieron, “tomando un pote en el pueblo, que el Casco Viejo son dos: las Siete Calles, el origen bilbaino, y luego el primer ensanche de Bilbao, que son la calle Bidebarrieta y la calle Correo y toda esa zona que se denominaba los jardines de Askao. De hecho, hay dos tipos de edificaciones. Bidebarrieta y Correo son calles mucho más anchas y tienen palacios. Hubo destacados personajes de la historia bilbaina que vivieron ahí. Eso es algo que nadie se para a pensar, la calle del Víctor, la calle Jardines, todo eso es el nuevo Bilbao”, detalla.

Además de enriquecer una charla con datos curiosos, Eneko guarda un buen puñado de anécdotas con las que amenizar cualquier reunión. Desde la señora de Puertollano, a la que se le presuponía aclimatada, y se quejó del calor que hacía un mes de julio en Bilbao –“Niño, esto no hay quien lo aguante”– hasta la que le interpeló en una jornada de febrero en la que jarreaba. “Me dijo: Niño, que está lloviendo. Yo, que estaba intentando mantener el tipo, sonreí y me dijo: Claro, como tú eres vasco y no te mojas... Te puedo asegurar que llevaba dos pares de calcetines y tenía los pies empapados. Me quedé con cara de: No se preocupe, si yo ya tengo aletas”, cuenta entre risas.

“El Museo Antzasti, que narra el modo de vida en el caserío en el siglo XIX, es muy interesante”

ANA RODRÍGUEZ - Guía turístico

Ahora, para situación cómica, la que presenció en El Arenal, cuando “empezaron a bajar de un autobús un grupo de japoneses y se encontraron con un grupo de andaluces, que estaban sentados en un banco dando palmas. Estaba con una compañera y nos reímos mucho: Los japoneses tienen que estar flipando, se van a pensar que en Bilbao andamos por palmas, cuando justo lo que intentamos transmitir es la singularidad de esta región y otros valores”, resalta Eneko, que trabaja con todo tipo de clientes, “desde un ama de casa de pueblo con los estudios justitos hasta el perfil empresarial y de muy alto standing”. “La gente viene con mayor conocimiento de la ciudad y mayor interés, sobre todo, los del mundo de la arquitectura e industria. Ahí te encuentras con preguntas que te llegan a pillar”, reconoce.

Ana Rodríguez Guía turístico

“Durango tiene un casco histórico precioso”

Guía turístico desde hace más de veinte años, la bilbaina Ana Rodríguez plantea, fuera de los destinos habituales a los que suele acudir con sus clientes, propuestas como “ir a pasear por Punta Galea o por el embalse de Zeanuri, en el valle de Arratia”. También recomienda, por diferentes motivos, visitar municipios, como Durango. “Tiene un casco histórico precioso. Hay palacetes, el propio Ayuntamiento, que tiene unos frescos preciosos en la fachada, el arco de Santa Ana...”, enumera, por poner algunos ejemplos. A la hora de ofrecer alguna sugerencia para sentarse a la mesa, a Ana le viene a la cabeza el restaurante Teike, de Balmaseda, premiado recientemente por cocinar la mejor tortilla de Bizkaia. “Estuve comiendo el fin de semana pasado, no precisamente la tortilla de patata, sino a la carta y me gustó muchísimo”, afirma.

Con los ojos a veces ocupados con los móviles, a veces con los charcos, a uno se le pueden escapar bellas fachadas como la del Teatro Campos Elíseos. “Aparte de todo el trabajo de la propia fachada con elementos decorativos del Art nouveau, con diferentes animales, destacaría las cerámicas de Daniel Zuloaga”, explica.

Asimismo, aconseja visitar “el Museo Antzasti, de Dima, que narra el modo de vida en el caserío y en una vivienda del siglo XIX y es muy interesante” y “el Museo de la Minería, en Gallarta, que, junto con el Ekoetxea de Meatzaldea, me parece un sitio espectacular, donde se puede ver una mina a cielo abierto”. Bizkaia tiene atractivo hasta en el subsuelo.