"Hemos perdido tres días y medio de vacaciones, pero ahora toca disfrutar con la familia”. Oscar Gómez, vecino de Andoain, está intentando darle la vuelta a la tortilla para “pasarlo bien” en lo que le queda de viaje por Estados Unidos, tras haber permanecido atrapado, junto a su pareja y sus hijos, en el aeropuerto de Múnich por las fuertes nevadas del pasado fin de semana. “Una experiencia que se llevan los niños, no sé si es la mejor para aprender a viajar, pero ya ha terminado y esperamos que la vuelta vaya mejor”, confía.

El pasado domingo Oscar consiguió despegar con su familia de Múnich, rumbo a Miami, dejando atrás tres jornadas de pesadilla. “Ha sido una odisea, nuestra ropa no ha aparecido y tenemos la sensación de que nos han tratado supermal”, avanza.

Nos cambiaron de vuelo cuatro o cinco veces. Igual tengo cincuenta o sesenta tarjetas de embarque en el correo”, afirma y añade que “los de la compañía aérea no te contestaban o te contestaban mal. Ha sido una auténtica vergüenza”.

“Nos dejaron tirados”

El primer día de este “despropósito”, el pasado viernes, tras permanecer cinco horas montados en un avión, les hicieron bajar porque, dados los retrasos, en caso de despegar, la tripulación sobrepasaría las horas máximas permitidas. “Nos sacaron poco menos que mintiéndonos, diciéndonos que fuéramos a la oficina y no había nadie. Nos dejaron tirados. El aeropuerto estaba cerrado y si salíamos, no sabíamos si podríamos volver a entrar. Todo esto con dos niños”, denuncia.

Las gestiones para solucionar la papeleta corrieron de su cuenta. “Dijeron por megafonía que si queríamos, nos gestionáramos nosotros hotel y taxi, que luego ya nos lo pagaría la compañía aérea. Al día siguiente nos decían que no nos iban a pagar nada. Nos dejaron abandonados, no nos ofrecían vuelos”, explica.

Noches de hotel perdidas

Como consecuencia de las sucesivas cancelaciones de vuelos, Oscar, su pareja, Susana, y sus hijos, Urko y Aroa, llegaron “tres días y medio tarde a Estados Unidos, perdimos seis entradas para ver con mis cuñados el partido de baloncesto del Sacramento Kings contra Denver Nuggets, la noche de Sacramento, la noche en el lago Tahoe... El coche de alquiler, para no anularlo, porque perdíamos dinero, nos lo han ido cambiando de día en día…”, relata.

El pasado domingo, por fin, llegaron a Miami y vieron la luz al final del túnel. “Lo primero que nos dijeron es que las maletas posiblemente no estarían, pero nos habían gestionado los vuelos a Seattle y el hotel, pensión completa”, comenta, dispuesto a olvidar por unos días su “horrible” experiencia.

La bilbaina Nagore Pastor, a la izquierda, junto a la familia de Andoain y otros viajeros atrapados en el aeropuerto de Múnich. N. Pastor

"Esto ha sido un infierno"

Nagore Pastor también se las prometía muy felices cuando despegó el pasado viernes desde Bilbao con sus maletas y la ilusión de disfrutar de una semana de vacaciones con una amiga en San Francisco. Atrapada tres días y medio en el aeropuerto de Múnich, debido al temporal, despegó el pasado lunes hacia su destino tras haber sufrido la cancelación de seis vuelos.

“Tengo la sensación de estar atontada del cansancio que arrastras y del estrés que pasas. Esto ha sido un infierno, no se lo deseo a nadie”, comentaba esta mujer de 45 años, que trabaja en una empresa turística.

“Durmiendo en los bancos”

Las horas de espera en el aeropuerto han sido largas y muy pesadas para las miles de personas atrapadas por las fuertes nevadas. “Estos cuatro días hemos estado en el aeropuerto de Múnich en penuria, durmiendo en los bancos corridos en el aeropuerto con una manta, mal comiendo… No te dan ni dietas, el hotel te lo tienes que buscar tú, el taxi te lo tienes que pagar tú y nos han dicho que no esperemos que nos vayan a devolver nada porque se van a agarrar a que es fuerza mayor. Te tratan como ganado”, denunciaba Nagore, a la espera de embarcar.

Varias personas duermen en los bancos del aeropuerto de Múnich tras las cancelaciones de los vuelos N. Pastor

Esta vecina de Bilbao no se explicaba cómo “ha podido pasar esto en una ciudad de Alemania donde nieva todos los años. No puedo entender que no haya habido coordinación, previsión, y luego tienen una falta de personal desde el covid brutal y no recuperan. Se ha juntado todo y de los ocho días que tenía de vacaciones, cuatro los he pasado aquí y me hace una santa gracia porque eran mis días de descanso que no he podido disfrutar”.

Por si fuera poco, contaba, ha perdido “unas entradas para la NBA, que eran carísimas”. “No voy a poder recuperar ese dinero, ni todo el dinero que he tenido que desembolsar aquí”, lamentaba.

"Mentalmente inaguantable"

Tras pasarse todo el fin de semana reclamando, buscando alternativas, viendo cómo se frustraban y vuelta a empezar, los ánimos flaquearon: “Mentalmente esto es inaguantable. Ayer a una chica le dio un síncope. Cuando llevas aquí tres días no sabes ya ni cómo te llamas. En tres días he dormido once horas, haz la media… Yo ya leo cosas y no sé ni lo que leo”, comentaba.

La bilbaina Nagore Pastor durante su espera en el aeropuerto de Múnich N. P.

"Hemos hecho una piña"

En las 72 horas que ha compartido con otros viajeros afectados, entre ellos varios vizcainos, reafirmó su “esperanza en la humanidad”. “Lo único bonito y positivo que saco de todo esto es la piña que hemos hecho una pareja vizcaina, una familia de Andoain, unos catalanes y yo, que nos hemos intentado apoyar mutuamente”, relataba. De hecho, tienen pensado quedar cuando regresen a Euskadi para contarse “las últimas batallas” y celebrar que se han conocido.

“Cuando la gente se apoya, las cosas funcionan mejor, pero por lo demás ha sido un desastre, lamentable y deplorable. El domingo a la noche, cuando me cancelaron el vuelo a Frankfurt, el sexto en estos días, lloraba y lloraba de impotencia porque ya estás desesperada”, confesaba y avanzaba su intención de presentar una reclamación a la vuelta por los perjuicios sufridos.