Ha acuñado frases tan míticas como la del “mejor Idiazabal convertido en oro”, que es el apelativo con el que José Antonio Bastegieta, Marko, se refería siempre al medio queso que suele alcanzar cifras astronómicas en el Último Lunes de Octubre de Gernika-Lumo. Al exalcalde de Kortezubi, famoso en medio mundo por organizar asuntos tan afamados como concursos de cabezones, estar inmerso en numerosos campeonatos gastronómicos o ser gerente del exitoso restaurante Marko Pollo por el que ha pasado media Bizkaia, le llega la hora del retiro. Al menos, él mismo asegura que “este año todavía no ha recibido llamada ninguna” para “ir calentando” la afamada puja. Y es que si hasta la fecha la media pieza del queso catalogado como el mejor de Gernika-Lumo ha llegado a alcanza cifras astronómicas –hasta 7.700 euros ha llegado a pagar en lo que es considerado la cifra récord de la cita– es, sin duda alguna, por la laboriosa labor previa de Marko. Sin su conocida y célebre verborrea – y la preparación que empieza hasta semanas antes del evento– no hubiera sido posible.

La figura de Marko ha sido imprescindible para el Último Lunes de Octubre. Pero la subasta del queso se realiza “a imagen y semejanza a lo que hacen en otros lugares de Euskadi, como en las ferias de Ordizia o Uharte-Arakil, en Nafarroa, en lo que los pujantes tiran la casa por la ventana para hacerse con el medio mejor queso. Y en Gernika, como no”. En todo caso, “cada lugar tiene sus particularidades”, relata Marko se le ocurrió exportarla a Bizkaia.

Echando la vista atrás, el kortezubitarra asegura haber recibido el testigo “de Luis Mari Bengoa. Empecé junto a él hasta que llegó un momento en el que me dijeron que volara libre. Son tantos años que ya ni me acuerdo. Pueden ser 20 o 25, la verdad es que ni me acuerdo”. Lo que apenas ha variado es el mecanismo previo a la subasta. ”No es subirse al escenario, ponerse delante de miles de personas y calentar a la gente, no. Esto, aunque parezca una cosa menor, casi una anécdota en un día de feria, tiene su intringulis: hay que empezar meses antes calentando la puja, saber que hay gente interesada, que van a poner x dinero... No es ningún salto al vacío ni las cosas ocurren por nada”, desvela. Luego, también tiene sus secretos la propia labor del kortezubitarra, que ya en la villa foral y sobre el escenario del Mercurio –epicentro del Último Lunes– va calentando poco a poco a los pujantes ante la atenta mirada de miles de personas. “Me gusta jugar con ellos, tomarles un poco el pelo...” incide. Eso sí, “siempre de buen tono y con la sonrisa en la boca”.

En esta edición no estará Marko dirigiendo la subasta. Quizás ni pisará la localidad foral. “No sé ni si bajaré a la calle, todo irá en función de su hace buen o mal tiempo. Tengo una edad y no sé si el cuerpo resistiría que esté tantas horas de pie, andar de un lado a otro... No sé. Además, con tanta gente siempre existe riesgo de caídas. Y mi cuerpo no está para muchos trotes. Así que igual me quedo en casita tan tranquilamente”, señala el kortezubitarra, que es consciente de que la subasta “será diferente a otros años. No sé quien la dirigirá, pero a la persona o a las personas que lo hagan solo me gustaría desearles suerte”, concluye.

Pero, ¿qué le ha dado a Marko estar en tantos fregados? ¿Qué le ha aportado en su vida? Lo mismo que ha tomado parte en el Último Lunes de Octubre de Gernika lo ha hecho en las putxeras de Balmaseda o el sukalki de Mungia... Ha sido el perejil de muchas salsas, desde luego. “Estas historias en las que he participado me han aportado una experiencia vital increíble, y sobre todo, conocer a infinidad de personas buenas. Con eso me quedo. He estado en numerosos sitios en Bizkaia, en Gipuzkoa... ¡Si he llegado a organizar ferias hasta en Elko, en Nevada, en Estados Unidos!”, afirma socarrón. Marko, genio y figura, no pierde su gracia ni con la edad. Pero lo que sí pierde el Último Lunes es una figura fundamental que tendrá difícil reemplazo.