A principios de septiembre, el durangarra Koldo Erdoiza recibió una de las llamadas más deseadas e inesperadas de su vida. Desde la Fundación Josep Carreras le comunicaron la noticia de que era compatible con un paciente de leucemia que necesitaba trasplante de médula. Tras una primera analítica simple le confirmaron que de los cinco posibles donantes que había era el más compatible con el enfermo. Fue en ese momento cuando le preguntaron si quería ir hasta el final con la donación. “Evidentemente si me hice donante de médula en su día era para intentar salvar una vida si llegaba el momento; mi razonamiento fue que tenía que hacerlo. Una vez registrado como donante no podía decir que no”, repasó el momento de su decisión.

La donación de médula la realizó este pasado lunes en Donostia. Previamente, Koldo tuvo que hacerse un completo chequeo médico para asegurar que no ponía en riesgo su salud. Con todo en orden, su hematólogo le comunicó que la donación se llevaría a cabo por aféresis, de modo que cuatro días antes de la donación tuvo que pincharse unas inyecciones de accofil para aumentar la cantidad de células madre en su cuerpo. “Lo que buscaban era estimular mis progenitores para el día de la donación. La información que me dieron fue que era un varón de muy lejos que pesaba 88 kilos. Su hematólogo pidió cinco millones de progenitores hematopoyéticos por cada kilo que tiene el paciente y esa cantidad era la que tenían que sacarme”, recordaba.

En lo que a la donación se refiere, Koldo fue conectado a una máquina de aféresis sin ingreso ni anestesia. Le colocaron una vía venosa de salida en un brazo y otra de entrada en el otro. De este modo, la máquina hace circular la sangre continuamente por un circuito que separa las células necesarias y devuelve el resto de los componentes sanguíneos por la otra vía. “Estuve cuatro horas y media tumbado en una cama. Con una máquina centrifugadora por la que pasaron 14-15 litros de sangre cogieron los progenitores correspondientes”, describía el proceso indoloro.

Realizada la donación, a Koldo le garantizaron que las células madre se administrarían el pasado miércoles al paciente enfermo de leucemia. Teniendo en cuenta que le habían confirmado que se trataba de un varón que “vivía muy lejos”, el durangarra preguntó cómo podía realizarse la transfusión en tan poco tiempo. “Me explicaron que en cuanto me sacaban la sangre lo enviaban en vuelo privado al receptor compatible”, puntualizó Erdoiza.

El siguiente paso será ver si el enfermo de leucemia acepta los progenitores de Koldo y su cuerpo los digiere bien. “Si en unos meses todo evoluciona favorablemente, me han dicho que me llamarán para decírmelo. Me encantaría que me digan que todo ha salido bien y este enfermo de leucemia tiene una nueva oportunidad para vivir”, deseó optimista.

Han pasado tres años desde que Koldo decidió hacerse donante de médula. Fue a raíz de conocer el reto que se había marcado Mauri Imaz Bengoa. Y es que a pesar de que muchos le tacharon de loco, Turkiolo, superhéroe en el que se convirtió este durangarra, completó un reto solidario sin precedentes: subir a Urkiola en bicicleta 365 días seguidos con el propósito de concienciar sobre la donación de médula. En este sentido, Koldo fue uno de los muchos que decidió registrarse. “Tengo claro que si Mauri no hubiera hecho este reto yo no me hubiera registrado y lo mismo con muchos otros que lo hicieron. Como decía su lema Sin pereza ni egoísmo, consiguió que tomara una responsabilidad y luego me ha tocado llevarlo a cabo. También tengo que decir que piensas que nunca te van a llamar porque las probabilidades son mínimas. Una vez que te llaman, no puedes decir que no. Eso es lo que pasa por mi cabeza”. Este tipo de donaciones altruistas en las que donante y paciente no se conocen y no tienen ningún vinculo no suelen ser numerosas. Muestra de ello, en Donostia se realizan una media de ocho-diez al año, mientras que las voluntarias para ayudar a un familiar son más numerosas, entre 60 y 70.

Hoy, Koldo Erdoiza se siente realizado. Reconoce que le queda la sensación de “haber hecho algo obligatorio” una vez que aceptó ser donante de médula. En este sentido, tiene claro que “he puesto las herramientas que están a mi disposición para intentar salvar una vida. Me he dado cuenta de las cosas que realmente son importantes en la vida”, zanjó orgulloso de su recién estrenada paternidad con el nacimiento de Martín hace tres meses.

El apunte

  • Koldo Erdoiza. El durangarra se hizo donante de médula hace tres años y el pasado lunes pudo donarla para intentar ayudar a un enfermo de leucemia. La donación se llevó a cabo por aféresis en el Hospital Donostia.
  • Progenitores. La única información que le dieron es que el destinatario es un varón de 88 kilos que “vivía muy lejos”. Su hematólogo pidió cinco millones de progenitores hematopoyéticos por cada kilo del enfermo y esa cantidad le extrajeron para la donación.