¿Comprar o alquilar? Esa es la eterna duda entre los jóvenes vizcainos, que en su apuesta por independizarse tienen que poner sobre una balanza los pros y los contras de ambas opciones. Según relevó el Instituto Nacional de Estadística el pasado miércoles, la compra de viviendas registró en el mes de julio un descenso del 10,5% con respecto al mismo mes del año pasado, hasta un total de 48.303 operaciones, su cifra más baja en este mes desde 2020.

La subida de los precios de las hipotecas y las duras condiciones para adquirir una son algunas de las razones que más pesan a la hora de decantarse por otras opciones, y es ahí donde entra en juego el alquiler, que es, en muchas ocasiones, la única opción posible que tienen aquellos que desean independizarse o mudarse. Sin embargo, con la nueva Ley de Vivienda irse a vivir a un piso de alquiler es aún más complicado que comprar un piso, ya que los contratos se destinan, en su mayoría, a estudiantes y trabajadores temporales, ya que de esta manera se hace un contrato de alquiler por temporada y no hay posibilidad de poner un tope al precio.

Eneko Martínez, gerente de la inmobiliaria Estudio de Trauko, señala que el “95% de los alquileres en Bilbao son de temporada”. Según detalla Martínez, se ha convertido en “algo realmente complicado para una familia encontrar un piso de alquiler donde tengas unas condiciones dignas” porque “como propietario ya no puede pedir todo lo que estime oportuno y existe un miedo entre los arrendatarios a que los inquilinos dejen de pagar, se decantan por el alquiler temporal que les da cierta seguridad”. “Con la Ley de Vivienda se ha conseguido el efecto contrario que se quería, los precios siguen subiendo de media unos 200 euros”, relata.

En cuanto a las comodidades que se buscan a la hora de alquilar un piso, señala que los inquilinos buscan luz y que sean accesibles teniendo ascensor, algo que “cada vez más edificios tienen”. Aunque contar con garaje sería lo ideal, señala que “en Bilbao estamos limitados” y conseguir un aparcamiento en los pisos es “altamente complicado” porque “hay mucho edificio viejo”.

En lo que a los precios respecta, el metro cuadrado de los alquileres en Bilbao se situaba en agosto en una media de 13, 2 euros según Idealista, el portal inmobiliario de referencia. En un informe detalla que este precio supone un aumento del 0,3% respecto a julio y una subida de un 4,6% respecto al mismo mes del pasado año.

De todas las zonas de la capital vizcaina, es el distrito de Abando – Albia el que cuenta con el precio más alto por metro cuadrado, siendo este de 15,3 euros. Le siguen Indautxu con un precio de 14,2 euros el metro cuadrado y Deusto, con 13,1. El metro cuadrado más barato se puede encontrar en el barrio de San Iganzio, donde se sitúa en 11,8 euros. Sin embargo, no es ninguno de ellos el distrito que más ha variado su precio en el ultimo año, y es que Uribarri, aunque no su precio no es de los más caros, 15,6 euros el metro cuadrado, es el barrio donde más han aumentado los precios ya que en un año se han incrementado en un 8,9%. Cabe destacar que en ninguna zona de Bilbao se han reducido los precios, aunque según detalla el informe de Idealista, las viviendas del Casco Viejo no han experimentado ninguna variación anual.

Los precios han ido aumentado con el paso del tiempo hasta llegar a niveles que sorprenden y, en muchas ocasiones, enfadan a la ciudadanía. Esta semana saltaba en las redes sociales el abuso que una vasca estaba sufriendo en su habitación alquiler por parte del casero y es que, las condiciones de habitabilidad, eran, como poco, sorprendentes. 900 euros por una habitación es lo que está pagando Belen Santo, una joven de Gasteiz en Madrid. Sin embargo, esta situación va más allá de la capital del Estado y es que en Bilbao piden hasta 800 euros por un estudio de 18 metros cuadrados en la calle Iturrizar, en Zabalburu. En el piso las estancias como la cocina y la habitación están separadas con cortinas y hay zonas de la casa donde no podría estar de pie nadie con más de un metro de estatura. La vivienda se presenta como una “oportunidad” y aunque señala que cuenta con ascensor, este solamente llega al piso anterior, lo que supone subir escaleras es imprescindible.

MÁS DEMANDA QUE OFERTA

José Miguel Ramos, director de la oficina de Castaños de la Inmobiliaria Zubizuri Bilbao señala que al día recibe cerca de diez personas interesadas en alquilar un piso, pero que “no hay mercado para tanta gente”. “La gente quiere alquilar, pero en muchas ocasiones no pueden. Nosotros ofrecemos pisos que están en unas condiciones dignas, pero hemos visto de todo”, asegura. Cuenta que en más de una ocasión un propietario ha acudido a su oficina a poner en alquiler un piso “que no tenía el suelo roto, pero estaba en unas condiciones en las que nadie querría vivir, con decoración muy antigua, camas de hace más de cuarenta años” por el que trataban de pedir 1.000 euros. “Cuando hemos visto cosas así hemos preguntado a los inquilinos si ellos vivirían en esa casa en vez de por 1.000, por 700, y siempre dicen que no. Pero somos una sociedad egoísta y como no es para ellos, piden el máximo”, relata.

Al igual que indicaba Martínez, Ramos señala que cada vez son más habituales los contratos temporales en los alquileres ya que de esta manera, además de evitar el tope del precio, se consigue “una seguridad extra” en cuanto a los pagos. Además, asegura que en Bilbao por menos de 800 euros al mes “no encuentras ni un solo piso en unas condiciones óptimas para vivir”. Indica además que por menos de ese dinero “lo único que se puede encontrar son viviendas interiores y sin ascensor”.

“Se supone que la gente que alquila es porque no puede permitirse una hipoteca y con estos precios de alquiler, si len sumamos los gastos cotidianos, la gente deja de vivir para para a sobrevivir”, denuncia. Asegura que como por esos precios en ocasiones es complicado encontrar un inquilino, los propietarios han pasado a alquilar las habitaciones por 400 o 500 euros. “Estamos viviendo un auténtico problema con los alquileres”, asegura. “Tanto es el problema que hay quien está alquilando lonjas y viviendo en ellas aunque no cumple con las condiciones de habitabilidad”, cuenta Ramos.