Tal y como se ha convertido en tradición en los últimos años, Bermeo volverá a rendir tributo este sábado a los 143 arrantzales fallecidos en la terrible galerna del 12 de agosto de 1912 mientras estaban faenando a 45 millas del cabo Matxitxako. Considerado como “el mayor accidente laboral del siglo XX en nuestras fronteras”, con ese motivo, cuando se cumplen 111 años de los acontecimientos, la villa marinera rendirá un pequeño homenaje a todos esos pescadores y también a sus familias. Una ofrenda floral centrará los actos de recuerdo, en el que también habrá participación de Kankinkabara Txistu Taldea, la asociación Galerna Baleontzien Elkartea y Kanta Kanta Lorue.

Los tres colectivos, en colaboración con el Ayuntamiento de Bermeo, han organizado diversos actos que se desarrollarán entre las 20.00 horas y las 21.30 horas de la tarde de este sábado. Tras una actuación del grupo musical Kanta Kanta Lorue por el puerto, a las 20.00 horas, se dará inicio a la procesión con Kankinkabara Txistu Taldea en el muelle Olatu sobre las 21.00 horas. “Allí se repartirán velas y finalmente, a las 21.30 horas se realizará una ofrenda floral en un emotivo acto en aguas del puerto”, agregaron fuentes del Consistorio bermeano. “Invitamos a todos y todas las bermeotarras y visitantes a participar en este homenaje a los 143 pescadores fallecidos en la galerna de Bermeo de 1912 y recordar así a nuestros arrantzales”, aseguró el concejal de Cultura Endika Etxebarria Telleria.

La galerna de 1912 causó la muerte de 143 arrrantzales. GALERNA TALDEA

Como es bien sabido, la galerna de 1912 se llevó la vida de 116 arrantzales bermeanos, mientras que el resto de los fallecidos eran de localidades cercanas como Elantxobe (8), Lekeitio (16) y Ondarroa (tres). No en vano, la fuerza del temporal fue tal que los especialistas en meteorología apuntan a que lo sucedido en la madrugada del 12 al 13 de agosto de 1912 fue una galerna frontal seguida de una ciclogénesis explosiva.

El hecho, desencadenado por una terrible tempestad que barrió a las numerosas embarcaciones pesqueras que faenaban en el mar Cantábrico, generó una ola de solidaridad posterior hacia las familias que como quedaron en una situación económica precaria. En días posteriores (el 16 de agosto de 1912) se celebraron los funerales oficiales en la villa marinera, a los que llegó a asistir el rey Alfonso XIII. El número de viudas y huérfanos era impresionante para el tamaño de un municipio como el Bermeo de entonces: los arrantzales fallecidos dejaron en tierra 62 viudas y 205 huérfanos.

Cambios en la navegación

Pero la del 12 de agosto de 1912 no fue la primera ni la más mortífera de las galernas en las aguas del Cantábrico. En el recuerdo queda la de abril de 1878, con más de cien muertos –algunas fuentes hablan de 400 ahogados entre vascos y cántabros-, o las de julio de 1881 y octubre de 1892, con sus correspondientes regueros de muertos, viudas y huérfanos. En todo caso, sí que tuvo un impacto directo para la flota vasca: supuso el fin de los barcos pesqueros a vela, que resultaron ser los más afectados por el temporal de 1912, para dar paso progresivamente a los propulsados por vapor, lo que mejoró ostensiblemente la seguridad de los arrantzales.

Asimismo, las condiciones de los trabajadores del mar se vieron algo mejoradas. Y la meteorología científica se hizo indispensable, tanto que todos los puertos (tanto de Bizkaia como de Gipuzkoa) fueron comunicados adecuadamente con el observatorio de Igeldo, que emitía entonces las señales de alarma en caso de galerna.