Que las vacaciones complican la vida de las familias es innegable. Lo hacen para la conciliación con niños y también les pasa a aquellos que viajan y tienen mascotas. Los dueños de perros ven cada verano cómo uno de los mejores momentos del año se convierte en un rompecabezas para ellos, ya sea por tener que dejarlos para salir de viaje o al llevárselos con ellos y no poder tenerlo el durante todas las visitas y excursiones.

Los hoteles para perros son una de las opciones que tienen estas familias. Bizkaia cuenta con cinco alojamientos para mascotas donde las familias pueden dejarles; sin embargo, esta opción no siempre es la que más atrae, ya sea porque los perros no están acostumbrados a convivir con otros canes o porque las familias prefieren que el ambiente en el que se quedan no sea muy diferente al que están acostumbrados. Para estos casos existe la opción de dejar a las mascotas en casa de otras familias, una especie de apartamentos turísticos para perros.

Los precios varían en función del cuidados aunque rondan los 20 euros el día. En Bizkaia son varias las personas que se prestan para ejercer de anfitriones en sus casas para dar alojamiento a perros que lo necesitan, lejos de las jaulas y en un ambiente familiar. Nora y Lara Elguezabal son dos hermanas que desde hace cuatro años cuidan a perros en su casa, junto a sus padres, cuando los dueños de estos no pueden hacerlo. “No tenemos perro, nunca lo hemos tenido y justamente por eso empezamos a acoger perros en nuestra casa, porque queríamos tener uno y mi madre nos dijo que probáramos a ver si éramos capaces de responsabilizarnos de ellos y que si lo hacíamos, cogeríamos uno”, relataba Nora, la mayor de las hermanas.

Nora Elguezabal junto a Eddie y Ruby Oskar González

Sin embargo, cuatro años después de su andadura en el mundo del cuidado de perros, siguen sin uno propio. “Seguimos sin tener uno que sea nuestro porque creemos que podemos aportar más a aquellos perros de otras familias. Hasta ahora nos ha ido superbién porque la gente se va de vacaciones o los fin de semanas y es entonces cuando tenemos perro en casa, que al final es cuando podemos dedicarles el 100% de nuestro tiempo. Entre semana es más complicado porque tenemos obligaciones y nos resulta más difícil cuidarlo como corresponde”, cuentan.

Durante estos cuatro años confiesan que han tenido en su casa a más de 70 perros pero que ahora están en un momento en el que prefieren cuidar a aquellos que ya han estado con anterioridad en su casa porque de esta manera “mantienes el vínculo que ya has creado con ellos”. Dada su amplia experiencia, relatan que la adaptación de los perros en casa va por fases. “Al principio se ponen nerviosos, el primer día es el peor, sobre todo si es la primera vez con nosotros, el segundo día va mejorando y el tercero ya está perfectamente integrado en la familia”, detallan.

Estas dos hermanas han tenido experiencias de todo tipo, desde cuidar a un perro dos semanas hasta tener que hacerlo solamente durante unas horas. “Hay mucha gente que nos pide cuidarlo de equis hora a equis hora porque en el hotel no los pueden tener y luego cuando salen se lo llevan y lo vuelven a traer cuando regresan a su hotel”. Así, de esta manera, los perros también tienen sus vacaciones en una especie de piso turístico.

Nora y Lara han tenido experiencias de lo más curiosas alojando perros en su casa. “El segundo que tuvimos nos lo dejaron una semana y nos dieron tres páginas con instrucciones con horarios que había que seguir, de comida, de juguetes… de un porrón de cosas”, recuerdan.

Yessica Centeno junto a Chufa OSKAR GONZÁLEZ

Yessica Centeno lleva solamente dos meses ejerciendo de anfitriona en su casa para perros y afirma que es “un trabajo soñado”. “Siempre me han encantado los perros y me esfuerzo en darles un hogar durante los días que no están con su familia”, asegura. En su caso, señala que “alguna vez, antes de que se quede a dormir, hago un encuentro con la familia para que el perro me conozca él y no se sienta tan mal de dejar a su familia”.

Las dos caras de la moneda

Gaizka Cantalapiedra junto a Gauss y Aiora OSKAR GONZÁLEZ

Gaizka Cantalapiedra ha conocido las dos partes de la moneda ya que empezó dejando a sus dos perras en casas de particulares y ahora su casa es también lugar de alojamiento para otros canes. “Buscando lugares para dejar a nuestras perras para un viaje descubrí esta opción. Los hoteles están masificados, los meten en jaulas, tienen alojados muchos perros y siempre es mejor alguien particular para que la estancia sea más personal y estén más pendientes de ella. Además, de esta manera, es menos cambio para ellas”, explica.

Tener dos perras en casa a la hora de acoger a otros durante algunos días asegura no ser un handicap ya que son “muy amigables”, aunque confiesa que siempre pregunta si el perro que va a quedarse en su casa tiene relación con otros perros, “para evitar así problemas de convivencia”.

Aunque las razones para que los perros necesiten un alojamiento suelen coincidir mayoritariamente en periodos vacacionales, también hay quien lo hace por otras cuestiones. Así lo cuenta Gaizka, que el primero de los perros que tuvo que alojar en su casa no fue por tema vacacional. “La primera persona que me dejó a su perro fue porque su ama estaba en el hospital y necesitaba que alguien le cuidara el perro para poder estar él en el hospital”, relata.

Ya sean vacaciones o necesidad, la existencia de personas que prestan sus hogares para alojar a perros de otra gente facilita, en gran medida, la organización de las familias que ven sus posibilidades limitadas por tener una mascota. “Lo hacemos porque somos amantes de los animales, si no, nadie metería en su casa el perro de otra persona”, sentencia Sandra, madre de Nora y Lara.