El 9 de marzo tuve el placer de presentar al himalayista Alex Txikon en el primer acto en este 2023 del cincuentenario del Gallaraga Mendi Taldea de Sodupe. Al finalizar su conferencia, de casi dos horas, sin papel alguno del que leer nada, estando de pie y sin parar de moverse y gesticular, le entregué un regalo inesperado, aplaudiéndole todos los presentes con cariño y agradecimiento por su gesta única en la historia, ascendiendo por vez primera el temible Manaslu (8.163 metros) en invierno.
El suceso que marcó la historia fue el 6 de enero, a las 9.30 horas, cuando Alex hizo cumbre. Dos días después, a las 11.30 horas, instalamos un buzón alpino en la cumbre del Basabil (602 metros), por obra y gracia del Baskonia Mendi Taldea. El buzón lo puso en ese lugar Roberto Pujalte en 1972, quitándolo el Baskonia el año pasado para restaurarlo, siendo por tanto el cincuentenario del buzón.
Menos de 10 kilómetros separan el lugar de la casa de Alex en Lemoa. Allí llevamos dos hojas plastificadas, llovía bastante ese día, en las que felicitábamos a Txikon. A él se las dimos en Sodupe, las originales, también con una fotografía enmarcada.
La temperatura en la cumbre ochomilista era de -51º, estando en ella Alex tres minutos de reloj. Como bien suele explicar, la expedición no termina hasta llegar al campamento base, esa es la verdadera cima.
El 12 de febrero publiqué el artículo número 104 en Historias montañeras bajo título Recolocación del buzón alpino en el Basabil. Este de hoy es el 120. El montañismo caló hondo a comienzos del siglo XX cuando aquí se instauró. Sin duda que estos logros, así como los de otros vascos, son producto de aquel amor por las montañas en el afán de llegar a límites casi imposibles. Prueba de ello es Txikon. Un orgullo para todos los vascos. Por tanto, repito el título de este pequeño artículo: 50 horas después del Manaslu.