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El bar Puerta del Sol de Durango sirve una fiesta sorpresa por sus bodas de oro

Compañeros y clientela agasajan a la responsable del local, Marian Fernández

El bar Puerta del Sol de Durango sirve una fiesta sorpresa por sus bodas de oroK. DOYLE

Hay bares que van muy ligados a la historia de un barrio. Es lo que ocurre en Durango con el Puerta del Sol. Ubicado en la calle Erretentxu, el martes celebraba su cincuenta aniversario. No todos los días se cumple medio siglo. Por ello, más de medio centenar de sus clientes quisieron sorprender a la responsable del negocio, Marian Fernández, con una fiesta sorpresa.

La idea de conmemorar una fecha tan señalada fue de Enara Revilla, camarera en el bar, que contó con la complicidad de numerosos clientes de toda la vida. La sorpresa venía maquinándose desde hace un mes y se concretó el mismo día que el bar celebraba su aniversario. Para ello, Javi, hermano de Marian que estaba al corriente de todo, se la llevó engañada con la excusa de charlar sobre un tema laboral. Mientras tanto, la fiel clientela aprovechó la situación para engalanar con mimo el bar y preparar la fiesta sorpresa.

Sobre las 19.00 horas, Marian entró por la puerta y no pudo contener las lágrimas al ver el bar lleno hasta la bandera. “¡Eres la mejor! Te lo mereces todo Marian”, gritaban con cariño los más de medio centenar de clientes que la sorprendieron. Con la voz entrecortada y muy emocionada, Marian agradeció el detalle. “No soy amiga de estas cosas, pero me ha gustado muchísimo. Regento el bar desde hace treinta años y lo que más echo de menos es la gente que se ha marchado en este tiempo. Puerta del Sol es un bar de barrio donde siempre nos juntamos los mismos, esa es su mayor grandeza”, explicó orgullosa su responsable.

Fue el 20 de junio de 1973 cuando Desi, padre de Marian y Javi, con la inestimable ayuda de su mujer María Ángeles, abrió las puertas del emblemático bar. En el reconocimiento del pasado martes no faltaron regalos para Marian. Muy especial fue la placa conmemorativa con los nombres de los padres y los dos hermanos, un álbum de fotos, algunas antiguas, donde los clientes firmaron y plasmaron sus sentimientos. “Llevo 22 años trabajando de camarera aquí porque Marian es una maravilla de jefa. Miré en la licencia del bar que la fecha de apertura fue el 20 de junio de 1973 y tenía claro que debíamos organizar algo especial. Mantener el secreto entre tantas personas no ha sido fácil, pero afortunadamente no se ha enterado de nada y todo ha salido fenomenal. Quiero agradecer a todos los clientes, que han sido muchos, la implicación que han demostrado para tener este reconocimiento con Marian”, detalló una conmovida Enara Revilla.

Ambiente de “familia”

La durangarra Sonia Zamakona también vivió de manera muy especial la fiesta sorpresa. Clienta de toda la vida, “mi aita me traía aquí con un año”, puntualizó entre risas, ensalzando la importancia del bar en el barrio y el ambiente de familia que siempre se ha respirado en él. “Para mí, el bar y Marian son como mi familia; todos los clientes nos conocemos desde hace más de cuarenta años. En los malos y buenos momentos, siempre han estado ahí. Tengo mucho que agradecer a Marian y Enara. En una etapa muy dura siempre me han apoyado y acompañado, al igual que los clientes”, agradeció Sonia.

Su padre tampoco quiso perderse la fiesta sorpresa. A sus 75 años, Jose Mari Zamakona es de los clientes más veteranos y guardaba una estrecha relación con Desi y María Ángeles, padres de Marian. “Éramos como hermanos; su mujer fue el pilar del bar. En esta mesa jugábamos al chinchón y cuando necesitaba que le hiciera alguna chapuza me llamaba. Estoy seguro de que si vieran el bar y cómo estamos todos aquí estarían orgullosos”, aseguró con cariño el durangarra.

Otro de los clientes que pasa a diario por el bar es Manuel Rodríguez. A sus 82 años, reconoció que “Puerta del Sol es como mi casa y desde que abrió he venido todos los días”. En esta línea se mostró Mari Carmen Alcántara. “Vivo en Antso Estegiz y desde que me casé en 1985 no he dejado de venir. Este bar es mi vida; somos una familia y estamos todo el día aquí metidos”, defendió con sentimiento de pertenencia.