Cuando parecía que el caso de la vivienda del grupo 1 de Mayo de Sestao de la que su antiguo inquilino se niega a marcharse iba a concluir el próximo 17 de julio con la ejecución de la orden de desahucio contra Cheick, que aún sigue estando en esta casa que es propiedad de Isabel Moreno, una anciana de 83 años, la rocambolesca situación ha dado esta semana un nuevo giro. Y es que, alertados por los ruidos de subir muebles y demás objetos, varios vecinos se habrían percatado de que, junto a Cheick, ahora mismo vivirían más personas en el inmueble. “El martes anduvieron metiendo muebles en el piso y eso me lo han comunicado los vecinos”, confirmó Loli Andrés, prima de Isabel Moreno, propietaria del inmueble. Ante esta situación, ayer jueves por la mañana, Loli alertó de lo sucedido a la Ertzaintza que acudió al inmueble para tratar de identificar a las personas que estaban en ese momento en el piso. Llamaron varias veces, pero no hubo respuesta a pesar de que sí había gente en el inmueble.

Este proceso de identificación era algo muy valioso, puesto que, visto que es más que probable que haya más personas que el antiguo inquilino residiendo en la vivienda, para poder hacer un desahucio completo, la orden de desahucio a ejecutar el próximo 17 de julio no debiera ir dirigida sólo a Cheick, el antiguo inquilino, sino a todas aquellas personas que en el momento del lanzamiento estén en el interior del piso. “Esto no hay quien lo entienda. Es un caos. Viene y se va cuando quiere, mete gente nueva en el piso... Así que lo que tendremos que hacer es una orden de desahucio no sólo para Cheick, sino general para todas las personas que estén en el piso, porque, de lo contrario, tendríamos que iniciar un nuevo proceso judicial contra las personas que acaban de entrar al piso. Necesitamos que el poder judicial sirva para todas las personas que estén en la vivienda”, indicó Loli Andrés.

Ni Cheick ni, al menos, la otra persona más que estaba en la vivienda ayer pasado el mediodía, tal y como pudo comprobar DEIA, respondieron a las llamadas de la Ertzaintza, pero sí atendieron a la llamada al portero automático realizada por los medios de comunicación, a quienes el propio Cheick invitó a subir al descansillo de la vivienda. Allí, ante las preguntas de los periodistas, Cheick ante la atenta mirada de otra persona que estaba dentro del inmueble pegada a la puerta de entrada del mismo, respondió con evasivas a si actualmente alguien más reside con él en el piso. “No voy a decir nada de eso. Sólo voy a hablarlo con mi abogado”, respondió el antiguo inquilino que resiste a abandonar la vivienda. Lo que sí verbalizó de forma clara y rotunda fue la acusación hacia Loli Andrés de haberle cambiado la cerradura aprovechando que Cheick pasó unos días fuera trabajando. “Cuando me fui a trabajar unos días cerca de Madrid, Loli me cambió la cerradura de casa. ¿Si no fue ella quién lo hizo?”, señaló Cheick. Ante esta acusación directa, Loli Andrés respondió que “no he accedido al portal en ningún momento y tengo testigos de que no ha sido así. Lo puede asegurar la Ertzaintza, Policía Local, vecinos... Yo nunca he pasado de la escalera de acceso al portal. Si alguien ha cambiado la cerradura habrán sido ellos”, apuntó la prima de la propietaria del inmueble.

LUGAR DE RESIDENCIA

Debido a la negativa a salir del piso de Cheick durante estos más de ocho meses, la familia de Isabel, la dueña del piso ha tenido que tomar una dolorosa decisión para poder costear el precio de la residencia en la que esta mujer está interna desde el pasado mes de enero. Su prima, Loli, visto que la resolución de este caso se demora demasiado y que el final parece incierto, ha optado por vender su propia vivienda para, de este modo, poder hacer frente a los gastos que conlleva el ingreso de Isabel en la residencia. “He acabado vendiendo mi piso para poder hacer frente a los gastos de la residencia. Llevaban desde enero sin cobrarnos, estábamos acumulando deuda y hemos acabado vendiendo nuestro piso. Si Cheick y el resto de personas que están en el piso de Isabel no se van el 17 de julio, nosotros nos quedaremos en la calle porque, ahora, ese piso es el lugar en el que tendremos que vivir”, desarrolló Loli. Queda poco más de un mes para que llegue ese día en el que, en principio, hay decretada una orden de desahucio y Loli desea que ese sea el momento en el que se ponga punto final a su pesadilla.

En corto

Nuevos okupas. A lo largo de esta semana han entrado nuevos okupas al piso del grupo 1 de Mayo de Sestao del que un antiguo inquilino se niega a irse desde hace ocho meses. Así las cosas, tal y como pudo comprobar ayer DEIA, además del antiguo inquilino, hay, al menos, una persona más en el inmueble.

Orden de desahucio. Desde hace algunas semanas hay tramitada una orden de desahucio para que el próximo 17 de julio, Cheick, el antiguo inquilino que se niega a abandonar el inmueble pese a no tener contrato, salga del piso. La entrada de nuevas personas hace necesario la adaptación de esa orden de desahucio para que no sólo esté dirigida a Cheick, sino, en general, a todas las personas que estén en el interior del inmueble.

Necesidad para vivir. En primera instancia, la dueña del inmueble ocupado, Isabel Moreno de 83 años, necesitaba vender el piso para poder costearse los gastos de su ingreso en una residencia de ancianos. Ante todo lo ocurrido y los meses de impago de dicha residencia, su prima, Loli Andrés, ha vendido su casa para poder hacer frente a esos gastos. Por ello, esta familia necesita el piso ocupado para, desde el próximo 17 de julio, tener un techo en el que vivir.