La Diputación tiene ya caminado un buen trecho en su transición hacia un consumo más sostenible. De hecho, en los últimos seis años que se ha contabilizado antes de definir las actuaciones que marcarán la hoja de ruta –de 2016 a 2021– el consumo energético de la institución foral se ha reducido un 19%, pasando de 50,3 millones de kWh a 40,8. Ahora el objetivo es alcanzar, para 2030, los 32,7 millones. El análisis de los consumos en la institución foral deja al descubierto algunos datos curiosos, como que casi dos tercios de esa energía se gastan en el alumbrado de las carreteras forales, un 28,16% se lo comen los edificios públicos y solo un 11% lo consume el parque móvil. En el cómputo total, la energía eléctrica es la mayoritaria, representando un 78% sobre el consumo energético.

Antes de elaborar cualquier plan de acción, resulta imprescindible saber de qué base se parte y cuáles han sido los resultados de las medidas adoptadas en los últimos años. Y así se ha hecho antes de realizar este plan de acción, aunque, debido a la situación atípica vivida en el año 2020 por la pandemia del covid, el confinamiento y las limitaciones a la movilidad, es complicado extraer conclusiones en la evolución global.

En el diagnóstico se han analizado, en primer lugar, los datos de consumo y gasto energético de los 99 edificios y locales que suponen cerca del 99% del consumo total de los edificios de titularidad foral. Pese a que el número de edificios se ha incrementado, los consumos energéticos muestran una clara tendencia descendente; se utiliza más electricidad que energía térmica y esta última, pese a que 2020 no es un año muy significativo, ha seguido reduciéndose en 2021, con un descenso del 25% del gas natural y un incremento de otros combustibles como el gasóleo C y la biomasa. La electricidad supone más del 65% del consumo energético de los edificios, respecto a casi un 30% de gas natural y menos del 5% de otros combustibles como el propano, el gasóleo o la biomasa. Respecto a su procedencia, las energías renovables únicamente representan por ahora el 3,62% del consumo energético total, siendo la fuente principal la aerotermia, seguida de la biomasa y la solar.

El siguiente apartado que se ha analizado es el consumo del alumbrado de las carreteras. Consumidoras únicamente de energía eléctrica –curiosamente casi a partes iguales el alumbrado a cielo abierto que el de túneles–, se ha reducido hasta los 24,5 millones de kWh actuales.

¿Y qué ocurre con el parque móvil? Y no, ese término no se refiere solo a los vehículos que utilizan los diputados forales para sus desplazamientos, sino principalmente a los que utilizan los trabajadores para realizar sus funciones, como los camiones de bomberos. La flota se ha reducido un 6,3% desde 2018, pasando de 591 unidades a 554 en 2021. El gasóleo es el combustible predominante, con un 77% del total del parque, seguido de los híbridos eléctricos y de gasolina –un 5,4% del total–. El número de vehículos eléctricos también ha crecido de los cuatro que había en 2018 y 2019 a los veinte de 2022, año en el que también se adquirieron 34 híbridos enchufables y 30 no enchufables. Con todo, se han reducido un 16% el total de vehículos de gasóleo respecto a 2018. l

El apunte

l Bizkaibus. En el caso de Bizkaibus, el objetivo principal no es reducir el consumo global del servicio –la intención es precisamente fomentar su uso–, sino hacerlo en cada vehículo, electrificando la flota y sustituyéndola por autobuses más limpios y eficientes. Los vehículos híbridos y semi-híbridos representaban ya en 2021 un 8% de la flota –en ese momento de 335 autobuses–, que siguieron incrementándose el año pasado, cuando además se incorporaron cuatro 100% eléctricos.