Todos, hasta las estrellas consagradas, chutaron por primera vez en el patio del colegio o los campos de fútbol de los pueblos. Y en sus trayectorias posteriores influyeron de forma determinante personas del ámbito más cercano que se percataron de su talento y orientaron sus pasos. Por eso, Kike Liñero advirtió a los niños y niñas de su academia para que saludaran con la mayor de las ovaciones a las 41 personas (entre ellas alcaldes y alcaldesas de Maruri-Jatabe, Sopela, Gatika, Gordexola, Güeñes y Sopuerta que le han prestado su apoyo en organización de eventos o cediendo instalaciones) y peñas del Athletic Club que han contribuido al desarrollo del fútbol en Enkarterri.
Son Mikel Amezua, Marta Ruiz, José San Pedro, Agustín Basarrate, Juan Luis Pentxe, Juan Carlos Santibañez, Guillermo Ibarra, José Ángel Hurtado el Perejil, Iñaki Laiseka el Patas, Kiko el Maño, José el Rápido, Rafa Avia, Jesús Bilbao a título póstumo, José Ángel Pereda, Mikel Carabias, Marijose, Manolo Escobedo, Txutxi el Pelón, José Miguel Lanzagorta, Kastre a título póstumo, Miguel, Antón Abasolo, Txemi Zárraga, Tiniko Trespalacios, Abel Dopozo, Edu Uriarte, Kepa Cabareda, Potu, Poto Macías a título póstumo, Julio Mata el maestro, Mané, Txurtas, la peña Zuri Gorri Taldea de Zorrotza y la peña Ligorria de Gordexola.
Aprovechando que ayer domingo se reunieron en el campo de Santa Ana “sobre 1.500 personas” cumplió el viejo deseo de rendir homenaje a “personas que, desde diferentes ámbitos y, con la misma importancia, han contribuido a que el fútbol en Enkarterri funcione, tanto en su faceta de entrenadores como de presidentes, directivos, utilleros, gente que se dedica a cuidar los campos…”. Sus trayectorias encarnan “un mensaje que quiero trasladar también a los padres: que les transmitan que hay que acordarse de dónde vienes, porque la mayoría de estas personas se han convertido en referentes para mí, aprendí de ellos cómo comportarme en un vestuario, cómo presionar, defender, pegar al balón, ser compañero, todos aportan algo siempre y guardo muy buen recuerdo” Y es que “yo también empecé desde muy pequeño haciendo de todo en el fútbol y sé lo que es y lo poco que se reconoce, siempre están en un segundo plano y busco precisamente que se inviertan los papeles, que reciban el reconocimiento de jugadores y exjugadores con la sencillez y humildad de entregarles las placas”.
A día de hoy “la juventud sí que está cogiendo el relevo del fútbol en los pueblos”, pero los premios están orientados a “gente que en el 95% de los casos es mayor que yo, referentes para mí” y a las generaciones que vienen detrás “les toca demostrarlo y ganarse los galones”. Las cosas han cambiado. “Hay más equipos y todo entraña su complicación, antes nos encontrábamos como uno de los hándicaps más importantes que los campos eran de tierra o hierba natural y acarreaba mucho más trabajo para las directivas” porque había que cuidar el campo, “marcarlo, entrenabas a primera hora con el equipo mayor, luego el juvenil y para cuando entraba el terreno de juego podía estar como un patatal”. Desde la perspectiva del siglo XXI “resulta complicado para los clubes sacar dinero, hay bastantes más equipos porque en el fútbol base se empieza desde mucho más abajo”.
Aunque las rivalidades entre equipos vecinos “siguen existiendo” la pasión con la que las viven las aficiones se ha ido atenuando. “Dependiendo del tiempo que haga el día del partido, cómo marchen en la clasificación…. Antes todo eso daba un poco igual y en cualquier derbi de Enkarterri se llenaban los campos, una pena porque a ninguno de estos clubes le sobra nada económicamente y dependen no sólo de los socios, sino también de las taquillas, del ambigú, etc.”, comparó el entrenador natural de Gordexola. A lo que hay que sumar otro factor añadido “al que quizás habría que dar una vuelta, que antes también había más jugadores de los pueblos que atraían afición”.
Desde la perspectiva del siglo XXI, “el gran problema para mí reside en que hay muchos equipos y no suficientes entrenadores, veo que los chavales cuando sacan el título enseguida quieren coger un cadete de liga vasca o juvenil nacional y los clubes de categorías inferiores afrontan muchas dificultades para dar con entrenadores y se ven convenciendo a jugadores del juvenil”. En su opinión, habría que “potenciarlo muchísimo más, ya que hablamos de edades fundamentales para meter un par de marchas más, que adquieran hábitos, porque son esponjas y cuanto antes aprendan coordinación motricidad, mejor”.
Una de las personas que marcó a Kike Liñero fue Luis Ángel Hurtado, Perejil, “aunque no quiero hacer diferencias con nadie porque todos son importantes para mí”. Recordaba cómo “desde los 12 años que vivía en Zorrotza y subía al campo de Errota, en Alonsotegi”, le fascinaba que el Larramendi fuera “uno de los 36 equipos de la Liga Juvenil Nacional que competían en todo el Estado”. “A nivel territorial sólo existían Primera y Segunda Regional y tenían un equipo en cada categoría. Y te preguntabas, ¿cómo lo hacen, si en el pueblo viven 1.500 personas ? Venían a jugar el Real Madrid con Míchel y Butragueño, la Real con Bakero, Txiki Berguiristain, Iturrino y compañía a un campo de arena”, rememoró.
Sacar adelante esos equipos “supone un grandísimo mérito”, así que vaticina que “si surge la oportunidad de que yo aterrice en Lezama y puedo dirigir, por méritos propios y sabiduría futbolística” estas personas “merecen tomar algunas decisiones porque saben de fútbol, no están desfasados ni muchísimo menos; en el fútbol, la veteranía equivale a más experiencia y conocimiento”. “Seguro que con ellos el Athletic hubiera funcionado mejor todavía”, pronosticó.
Entre las entradas del público se sortearon camisetas del Athletic en esta jornada para la posteridad en la que “cerca de 300 niños y niñas” participaron en partidos mixtos.