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El club de ultimate frisbee Diskolaris Getxo participará en el campeonato de Europa.

El club de ultimate frisbee Diskolaris Getxo participará por primera vez en su historia, que empezó en 2012, en el campeonato continental de este deporte en equipo, sin árbitros externos y al que se puede jugar de forma mixta

El club de ultimate frisbee Diskolaris Getxo participará en el campeonato de Europa.Diskolaris Getxo

BIZKAIA es territorio deportivo, de fuerza y explosión, de victorias y pasiones. Una disciplina, quizás menos conocida, pero que está reportando alegrías y se prepara, seguro, para volar más alto, es el ultimate frisbee, o simplemente, ultimate. Sí, sí, una competición con el disco volador como protagonista. En Getxo saben bien de lo que se trata. No en vano, Diskolaris es uno de 58 clubes integrados en la Federación Española de esta modalidad –que existe desde 2003–. Este equipo acumula más de diez años de andadura y ahora va a dar un salto histórico: por primera vez va a participar en el campeonato de Europa.

El ultimate frisbee, desechando posibles prejuicios, tiene tirón y son muchas las personas que lo prueban, lo atrapan y no lo sueltan. Una muestra: la principal cita española, que se celebró el año pasado en Getxo, precisamente, gracias a la dedicación de Diskolaris y a la colaboración de Getxo Kirolak. En Fadura se congregaron 21 conjuntos de diversas partes del Estado, es decir, 320 participantes. A la competición continental, para la que se ha clasificado con enorme alegría Diskolaris, acudirán 22, así que serán de nuevo cientos de deportistas los que se unan en torno a una modalidad exigente y divertida. Este gran evento tendrá lugar del 9 al 11 de junio en Royan, Francia. “Vamos con muchísimas ganas; el objetivo principal es meternos entre los cinco primeros y desde ahí, todo lo que se pueda. ¡Lo vamos a pelear!”, sostiene Alba López, jugadora y cofundadora de Diskolaris, junto a su hermana Arantza, en el ya lejano 2012. Estos días, el equipo getxotarra se encuentra en Castelldefels en un torneo preparatorio para este campeonato de Europa en el que prometen dar guerra. Ayer mismo se clasificaron para las semifinales.

El grueso de los jugadores que forman parte del club.

El escenario del disco volador puede ser la arena de la playa y también la hierba: en un terreno de juego de dimensiones aproximadas a las de un campo de fútbol, pero más estrecho. En cada extremo, hay un lugar de anotación o endzone. Cada equipo defiende una zona. Se marca un gol si un jugador coge un disco en la parte opuesta. Hay esfuerzo, hay preparación; hay técnica y hay físico. “Es un deporte que aúna características de otros, como el rugby, o incluso, el baloncesto. La gente igual lo relaciona con lanzar un disco en la playa, pero es un deporte en equipo como otros cualquiera: hay que desmarcarse para coger el frisbee, como lo puedes hacer en baloncesto o en fútbol; hay saltos, hay cambios de dirección… Aporta competitividad sana y te pone muy a tono físicamente, porque si quieres competir en niveles superiores, tienes que ser un atleta”, desgrana Alba. “Es un deporte que destaca por su exigencia, pero también por sus valores y por el espíritu de juego. De hecho, una de las características principales que lo hacen tan atractivo es que es un deporte autoarbitrado”, añade esta jugadora. “En todos los torneos, aparte de los trofeos a los ganadores y ganadoras de cada categoría, se otorga otro que premia la deportividad sana, el conocimiento de las reglas y el correcto uso de ellas, subrayando la imparcialidad y el juego limpio”, explica la integrante de Diskolaris. En este sentido, al finalizar los partidos se le entrega a cada capitán una hoja, en la cual se puntúan distintos aspectos del equipo contrario. Al término del torneo, se contabilizan todos los votos que ha recibido cada equipo, y el que mayor puntuación obtiene, se hace con el premio del Espíritu del Juego.

Crecimiento

A Alba y a su hermana Arantza, este mundo les cautivó desde el principio. “Fuimos a un torneo por invitación y nos encantó el deporte. Arantza venía de jugar al baloncesto durante un montón de años y quería un cambio, pero a algo que fuera en equipo, cañero…”, retrocede Alba. “Al volver del torneo, pensamos en que teníamos que hacer algo así en Bilbao y empezamos a entrenar cuatro gatos en el parque Etxebarria. Luego, con el tiempo la gente se fue enganchando y se animaron más jugadores. Más tarde, nos dieron la oportunidad de entrenar en Getxo y eso hizo que el equipo adquiriera un carácter más serio”, comenta Alba. Por eso, desde 2012, Bizkaia tiene representación en el disco volador con Diskolaris. Y ahora, el municipio y el territorio dejarán su huella en Europa. “Estamos muy enfocados trabajando el físico, sobre todo, pero también las tácticas de equipo”, apunta Alba descontando los días que quedan para la gran cita continental, que es el premio tras una fase clasificatoria en la que el equipo getxotarra quedó en tercer lugar consiguiendo así el último billete disponible a Europa. “Es una gran noticia para nosotros, porque es la primera vez que vamos a jugar a nivel europeo en la historia de Diskolaris”, subraya la cofundadora del club con sede en Fadura. “Hay jugadores del equipo que sí lo han hecho, incluso a nivel mundial, como Arantza, pero como club, no había pasado”, matiza Alba, que también sabe lo que es competir internacionalmente a modo personal, ya que, al igual que su hermana, ha formado parte de la selección estatal. También el actual entrenador va a jugar este año con el combinado español.

Así que la historia de Diskolaris ha ido despegando con éxito a lo largo de esta década. Esta temporada, “las cosas nos han ido muy bien, sobre todo, en los campeonatos de formato playa mixto. Estamos teniendo muy buen resultado en Open y Women, pero no tanto como en mixto, donde están funcionando tan bien las cosas porque tenemos un grupo con mucha experiencia, que es la base del equipo y cuando nos juntamos entre nosotros en los torneos de playa, que se juegan cinco contra cinco en vez de siete contra siete, lo estamos haciendo muy bien”, indica Alba. Y es que son varias las modalidades para poder practicar el ultimate, el deporte sin árbitros.

5.000 equipos por el mundo

25 personas lo practican en Diskolaris. A nivel mundial, hay unos 370.000 jugadores de ultimate distribuidos en aproximadamente 5.000 equipos que se agarran al disco volador.