Calzados Ana Mari se despide de Sestao después de setenta años
El emblemático comercio apura sus últimas semanas en activo antes de bajar la persiana
Decir adiós es algo que, en muchos casos, es muy complicado y lo es más si cabe elegir el momento en el que poner punto final a una historia. A la zapatería Calzados Ana Mari de Sestao le ha llegado el momento de echar el cierre y, de esta manera, poner el broche a setenta años de trayectoria, vistiendo los mejores zapatos a los pies de la ciudadanía no solo de Sestao, sino de todo Ezkerraldea. Aquella trayectoria que iniciaron allá por 1953 José Ramón Martínez y Ana Mari Poyo, ahora, siete décadas después Yolanda y Marta, sus hijas, van a ser las encargadas de vender los últimos pares de zapatos de este comercio que se ha convertido en todo un clásico del tejido comercial sestaoarra. “En diciembre decidimos que no íbamos a comprar ya más género y que iban a ser los últimos meses de la tienda”, explica Marta Martínez, la más joven de las dos hermanas que, actualmente, están al frente de esta zapatería.
Decir adiós no es algo, para nada, fácil, puesto que tanto Marta como Yolanda han crecido y metido muchas horas en este comercio. “Yo aquí soy y he sido muy feliz. Se puede decir que nos hemos criado en esta zapatería. Hemos conocido a mucha gente y hemos vivido grandes momentos. Nuestros clientes y clientas son para nosotros como de la familia”, apunta Yolanda. Tanto cuesta poner punto y final al negocio que heredaron de sus padres que ha tenido que ser Marta, la más pequeña de las dos hermanas, quien convenciera a Yolanda de que es el momento de dar un paso al lado y jubilarse. “Me ha costado lo mío, pero creo que es el momento en el que mi hermana debe de descansar y disfrutar de la vida. Son muchos años de mucho trabajo y mi hermana, por una cosa u otra, nunca encontraba el momento idóneo para jubilarse”, indica Yolanda.
Desde que tomaron la decisión de no comprar más género y que los pares de zapatos que hay a día de hoy serán los últimos que se vendan en esta tienda, las muestras de cariño de la clientela no han hecho más que sucederse. “La respuesta de la gente ha sido impresionante. Nunca hemos sido conscientes del todo de lo que la gente nos quiere y nos aprecia y está siendo algo muy gratificante. Ha venido gente de muchos sitios a comprarnos zapatos en estas semanas al saber que nos jubilamos. Ahora estamos viendo realmente todo lo que hemos sembrado a lo largo de todo este tiempo”, indican estas dos hermanas que, pese a haberse formado académicamente para otros oficios, decidieron tomar el relevo de sus padres y entregarse en cuerpo y alma a la zapatería familiar.
Personas que se han desplazado desde muy lejos hasta la localidad sestaoarra para comprar calzado en esa tienda en la que sus padres han comprado durante muchos años e, incluso, una reunión de clientas en la propia tienda son algunos de los momentos para enmarcar en las últimas semanas en Calzados Ana Mari de Sestao. “Hay clientas que llevan muchísimos años viniendo a comprar a la tienda y a las que, incluso, les llevamos nosotras las compras a casa. Ahora, al saber que vamos a cerrar, hicieron el esfuerzo de venir hasta aquí y reunirse en la tienda y charlas entre ellas y, también, con nosotras. Fue algo muy bonito y es una muestra más de que durante estos setenta años hemos formado una gran familia”, desarrollan Marta y Yolanda.
Zapatos para caminar a Madrid
En Calzados Ana Mari han visto no solo el cambio que ha experimentado el mundo del calzado, sino también, la transformación social y los trances difíciles que ha vivido Sestao. “Este municipio está lleno de gente maravillosa, muy luchadora y trabajadora”, remarcan Yolanda y Marta quienes, en la medida de sus posibilidades, han puesto todo de su parte en aquellas etapas en las que la localidad sestaoarra ha atravesado situaciones delicadas. Así fue en los años noventa, cuando, en la conocida como la Marcha de Hierro de los trabajadores de Altos Hornos, ellas entregaron calzado a aquellos trabajadores que no dudaron en caminar hasta Madrid para defender sus puestos de trabajo. Esa no ha sido, ni mucho menos, su única aportación a Sestao, puesto que ellas fueron las impulsoras de las campanadas adelantadas y la recuperación, hace dos décadas, de las fiestas de San Miguel en La Iberia. “Siempre hemos hecho lo que hemos podido por defender y mejorar Sestao. Amamos nuestro pueblo”, afirman Yolanda y Marta, quienes están tremendamente agradecidas a su clientela. “Solo queremos decirles que muchas gracias por todo, que nos han hecho muy felices. Cuando llegue el momento de cerrar la tienda, seguro que nos veremos por las calles de Sestao”, indican. Calzados Ana Mari seguirá vivo puesto que hay otra tienda en Santurtzi.
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