La del Lunes de Pascua es una jornada tremendamente especial y esperada en Santurtzi. Un día en el que no solo se trata de cumplir con la tradición, sino también de transmitirla a las generaciones más jóvenes. Hasta la fecha, la fórmula ha triunfado, porque la romería de Cornites lleva celebrándose varios siglos y reuniendo cada Lunes de Pascua en el monte Serantes a miles de personas procedentes de la localidad marinera y de municipios limítrofes. La jornada de ayer no fue, ni mucho menos, una excepción y una multitud se congregó en la cima santurtziarra para celebrar esta romería, cuyo plato estrella –aunque cada vez goce de un menor protagonismo– es el cornite, un bollo de pan con forma de cuerno que está preñado de huevo y chorizo. Así que tocaba levantarse, ponerse ropa de deporte y zapatillas cómodas para, en cuadrilla o en familia, subir hasta el Serantes.

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Santurtzi conquista el Serantes en una radiante romería de Cornites MIGUEL A. PARDO

Los hubo más o menos madrugadores, pero todos y todas esperaron a las horas centrales del día para emprender la cómoda ascensión al Serantes. Unos desde Kabiezes, otros desde el tradicional camino desde Mamariga, otros por los accesos que se crearon hace algunos años desde la entrada del barrio San Juan o procedentes de Abanto–Zierbena, pero todos y todas se apuntaron a seguir engrandeciendo una tradición en la localidad marinera que viene de tiempos inmemoriales. De este modo, las rampas que dibujan el sendero hacia el pico del Serantes, ubicado a 452 metros de altura, se convirtieron en una gran serpiente multicolor formada por miles de personas. Hasta tres generaciones se pudieron reunir en esta cita que, además, contó con la inestimable ayuda del buen tiempo, ya que la climatología resultó la ideal para vivir una jornada de montaña: ausencia de lluvia, sol no muy fuerte y temperaturas suaves.

Recuerdos de juventud

“Hace un día ideal para venir aquí. Acudimos en familia y cumplimos con la tradición del día de Cornites siempre que podíamos. De más jóvenes veníamos solos, pero ahora nos acompañan los niños para disfrutar con ellos de este día y que, en el futuro, sigan con esta tradición de Santurtzi. Hay gente que solo sube al Serantes este día, pero que cumple con la tradición, yo asciendo cada fin de semana si puedo”, señaló Esteban, un vecino del barrio San Juan que junto a Tiri, Julen, Ander Jimmy, Ina y Hugo había culminado el trayecto al filo del mediodía. “Vienen nuestras mujeres también, pero nosotros nos hemos adelantado un poco. Nos trae muchísimos recuerdos de juventud. Antes subía mucha menos gente y, esta vez, parece que se han animado más”, desarrolló Esteban. El plan de esta familia consistía en una vez alcanzado el pico del Serantes, comer, que los niños jugasen y tomarse un txakoli. Es decir, pasar gran parte de la jornada en el monte.

Txosna y puestos

Cada uno a su ritmo, los mendizales fueron subiendo al Serantes haciendo las paradas técnicas que se considerasen oportunas. Sin lugar a dudas, una de las zonas más concurridas cada año en la celebración de Cornites es el entorno de El Mazo, un punto en el que desde las 11.00 horas los más txikis pudieron disfrutar de unos hinchables que hicieron las delicias de niños y niñas. Además, en la zona de El Mazo también se colocó la txosna en la que se vendieron talos y bebidas y varios puestos con rosquillas. José de la Cruz estaba al frente de uno de esos puestos en los que numerosos asistentes se endulzaron el paladar. “La verdad es que hace un día magnífico y eso creo que nos ayudará a vender. En esta fiesta se suele vender muy bien, pero en la que dependes casi exclusivamente del tiempo que haga, porque como le dé por llover, como es normal, sube muchísima menos gente”, señaló De la Cruz. Son pocas personas las que, en plena subida al Serantes se hacen con estas rosquillas, pero la cosa cambia totalmente cuando ya han emprendido el descenso. “La gente compra, sobre todo, una vez han empezado a bajar para no subir cargados”, indicó De la Cruz.

Si la zona de El Mazo es uno de los grandes puntos de reunión cada día de Cornites, unas cuantas rampas más arriba se encuentra el segundo gran punto de reunión en las faldas del Serantes. Y es que ayer, una vez más, el entorno del fuerte del Serantes fue el punto elegido por muchos asistentes para comer tras haber coronado la cumbre o para descansar y reponer fuerzas antes de hacer frente a la última rampa que da acceso al pico de este monte.

Identificar playas

Desde allí se puede gozar de una vista idílica de Eskuinaldea, un horizonte en el que domina la costa y en el que muchos intentaron identificar cuál era cada una de las playas que se podían apreciar desde este punto de la subida a la cima santurtziarra. También se puede disfrutar de El Fuerte y empaparse de su historia, pero mientras unos reponían fuerzas en este entorno, muchos encaraban el que es, sin lugar a dudas, el tramo más duro de una subida muy llevadera como es la del Serantes. Y es que la última rampa es de las que hace sudar, empinada y tendida. Sin embargo, ofrece una grandísima recompensa. Una vez se acaba dicha subida, solo queda un pequeño trecho para tocar la cima del Serantes.

Ayer martes fueron muchos y muchas las que llegaron a lo más alto de esta montaña, una cima que está coronada por el Torreón del Serantes, que data de finales del siglo XIX y que volvió a abrirse al público tras ser recuperada hace cuatro años en la festividad de Cornites. Quienes ayer subieron a lo más alto del Serantes, pudieron ver cómo la bandera de Santurtzi ondeaba orgullosa en lo más alto.

En Cornites, los santurtziarras son mayoría, pero son muchas las cuadrillas de otros municipios de Ezkerraldea que deciden disfrutar de esta jornada. El grupo conformado por Josu, Eneko, Borja y Unai, una cuadrilla en la que hay santurtziarras, jarrilleros y sestaoarras, es un ejemplo de que Cornites es una fiesta muy admirada en Ezkerraldea. “Nos apuntamos todos los años que podemos a esta jornada tan bonita para vivir en familia o cuadrilla. Nuestro plan es bastante simple: subir, descender y ya, una vez estemos abajo, tomarnos algo en Mamariga”, señalaron estos jóvenes. Ellos ya habían alcanzado ese punto desde el que se goza de una vista privilegiada de Ezkerraldea, Eskuinaldea, Bilbao, la costa cántabra e, incluso, en días despejados, cumbres como Unbe, Gorbeia y alguna cima burgalesa. Un paisaje que ha cambiado muchísimo desde que hace siglos se comenzase a celebrar Cornites, una fiesta muy arraigada en Santurtzi y que, ayer, volvió a latir como cada Lunes de Pascua para volver a llenar las faldas del monte Serantes de personas en una jornada de montaña idílica en todos los aspectos.