El Papa Francisco ha expresado ante la víctima de abusos sexuales en el colegio Gaztelueta, del Opus Dei, su agradecimiento “por tener la valentía de denunciarlo”, y ha añadido que “no es fácil y a veces el que denuncia termina siendo acusado”. Así se recoge en el programa Amén, Francisco responde, que se estrenó en Disney+ en todo el mundo y que reunió en Roma a instancias de Jordi Évole a un grupo de jóvenes que preguntó al pontífice por los abusos a menores en la Iglesia, el aborto o la pornografía.

Entre esos jóvenes se encuentra Juan Cuatrecasas, quien siendo menor de edad sufrió abusos sexuales por parte de un profesor de Gaztelueta que fue condenado inicialmente por la Audiencia de Bizkaia a 11 años de cárcel por abusos continuados, si bien el Tribunal Supremo rebajó la pena a dos años y no entró en prisión.

Ante el Papa, este joven relata su experiencia de abusos por parte de dicho profesor, un caso archivado en su momento por el Vaticano y que Francisco se compromete a reabrir. Tras ese encuentro, celebrado en junio del año pasado, la Iglesia reabrió la investigación interna sobre este caso a instancias del Papa. “Estos casos de abusos con menores no prescriben en la Iglesia (...), es un drama el abuso de menores, no solo en la Iglesia, en todas partes, precisamente donde tienes que cuidar a la gente la destruyes”, dice el Papa en el programa.

“Agradezco la valentía de denunciarlo, no es fácil y a veces el que denuncia termina siendo acusado”, añade y reconoce también que “puede ser que gente [dentro del Vaticano] esté jugando mal, la política es limpiar, tolerancia cero es la política de la Iglesia”. Además de la víctima de Gaztelueta, en el encuentro con el Papa participaron otros jóvenes –todos de entre 20 y 25 años– de distintas procedencias; hay creyentes, ateos y un musulmán; una actriz porno colombiana o una activista argentina a favor del aborto.

Durante el encuentro con esas personas, el Papa Francisco abordó distintos asuntos. Uno de ellos relativo al pasado de la Iglesia, sobre lo que expresó que “asumir el pasado cuesta y a veces da vergüenza; la coherencia es lo que más nos cuesta a los cristianos, incluso en el Vaticano, a veces encuentro mundanidad en el Vaticano”.