La exposición fotográfica Shame-Vergüenza en la que víctimas de abusos infantiles de toda Europa dan la cara, literalmente, es un paso de gigante, “es un colchón para que gente que esté pasando por lo mismo se atreva a denunciar y sacar el dolor que esté padeciendo”, expresa Juan Cuatrecasas. Él es uno de esos rostros valientes y luchadores, que ha tirado hacia adelante y más adelante con fuerza y esfuerzo; él es la víctima del profesor de Gaztelueta condenado a dos años de prisión. También forma parte de esta muestra Pepe Godoy, que sufrió abusos por parte de un entrenador de fútbol en Basauri. En total, un centenar de imágenes, acompañadas por palabras que estremecen, integran este álbum de emociones y reivindicaciones.

El acto de inauguración tuvo lugar ayer jueves y fue un momento que removió el alma. “Antes de la exposición estaba bien, pero la verdad es que es duro, me está costando digerir todo. Se hace difícil”, reconocía Juan ante algunos periodistas. Pero los objetivos de esta iniciativa empujan e impulsan a este joven y a todas las víctimas, tantas veces en la sombra: reconocimiento, reparación, justicia, visibilidad... y, sobre todo, prevención, son las metas que desea cruzar Shame. “Quienes estén pasando por algo así no están solos, están acompañados; yo me siento arropado. Así se hace más fácil, aunque no sea algo que se pueda tildar de fácil”, aseguró el exalumno de Gaztelueta. “Ojalá toda exposición sirva para que no haya más casos y para que si ocurren, la víctima esté más tranquila a la hora de denunciar y los perpetradores del delito tengan un castigo como se merece y está legislado”, prosiguió Juan, con arrojo.

Algunas de estas fotos lucen en las paradas de metro de Moyúa e Indautxu y el grueso de la colección de instantáneas en primer plano se pueden ver hasta el 15 de marzo en el museo de arte sacro del Obispado de Bilbao (plaza de la Encarnación). Allí tuvo lugar el descorche de esta muestra, de hecho. Y allí estuvo presente el vicario general de la diócesis de Bilbao, Kerman López, compartiendo espacio con víctimas como Leonor Paqué, que padeció abusos en 1972, cuando tenía 8 años, por parte del capellán del hospital Santa Marina. “Tengo una voz que no es solo la mía, es de las mujeres agredidas a las que enseñan a callar”, lamentó en el acto inaugural. Pepe Godoy también habló públicamente. “De este agujero se puede salir, pero necesitamos centros de profesionales que ayuden a las víctimas, abogados especializados y procesos judiciales que sean más rápidos; necesitamos protección y acompañamiento en los procesos. Necesitamos que la sociedad y los políticos nos ayuden y nos escuchen”, proclamó.

En este sentido, el ararteko Manuel Lezertua, sostuvo que “los rostros y las voces de las víctimas nos llegan con toda su crudeza; queremos honrar su dolor, no negarlo ni quitarle importancia; sí acompañarles y reconocer su derecho a la rabia”. 

Los datos

La muestra. Está compuesta por fotos de víctimas de abusos en la infancia de diversas partes de Europa. 

Lugar. Se puede ver hasta el 15 de marzo en el museo de arte sacro del Obispado de Bilbao y en las paradas de metro de Moyúa e Indautxu.