Termina una nueva legislatura. ¿Qué balance hace de ella?

Si algo se puede decir es que ha sido intensa. ¿Quién nos iba a decir, cuando nos constituimos en 2019, que una pandemia mundial nos iba a encerrar en casa? Por si fuera poco, cuando nos estábamos recuperando hemos tenido que asistir a la invasión a Ucrania, que ha desembocado en una guerra aquí en Europa, con unas gravísimas consecuencias humanitarias y con un impacto económico que nos está afectando a todos. Situaciones totalmente desconocidas con consecuencias económicas en nuestro territorio.

¿La respuesta de las instituciones ha sido suficiente?

Se ha tenido que dar respuesta al incremento de los precios, la energía, una inflación desbocada... La Diputación y las Juntas Generales han estado a la altura y han sabido mitigar los efectos de la crisis para acompañar a la ciudadanía y el tejido productivo. Es nuestra competencia aprobar las cuestiones fiscales y, de esa manera, hemos podido acompañar a las familias a través de la modificación de diferentes impuestos en el IRPF y el IVA, aprobando fraccionamientos y moratorias... Los debates que se han producido en las Juntas han sido, precisamente, reflejo de las preocupaciones e inquietudes de la ciudadanía.

No se puede decir lo mismo del Congreso de los Diputados, donde ha habido enfrentamientos muy broncos este último año. ¿Qué piensa cuando ve esas situaciones?

Que me siento muy orgullosa de este Parlamento de Bizkaia. El respeto es uno de los signos de identidad de los debates en Gernika. La confrontación y la crispación que hemos visto en el Congreso, con la moción de censura, solo contribuyen a ahondar en el descrédito de la política. Lo que se espera de nosotros es que aportemos soluciones, certidumbre y seguridad en estos momentos de zozobra. Y eso no se consigue a través de la confrontación y el insulto. Algunos hacen cálculos electorales de que cuanto más hooligan sea, más embarre, más insulte, más le va a rentar en votos; está totalmente equivocado. Lo que valora la ciudadanía es todo lo contrario: aportar soluciones en estos momentos de incertidumbre.

Aquí el tono es muy diferente.

De respeto, de saber que no todo vale y que las Juntas Generales no son un circo. Venimos a representar a los vizcainos que han depositado su confianza en nosotros; no hemos venido a dar espectáculo.

¿Dónde está su línea roja?

En la falta de respeto, el insulto y el engaño.

¿Por ejemplo?

Estábamos arrancando la sesión y un apoderado me pidió la palabra por una cuestión de orden. Ingenua de mí, pensé que era porque algún compañero iba a llegar tarde, le di la palabra y planteó una cuestión que no venía al caso. Eso me da rabia, que se invoque un precepto reglamentario cuando no tiene cabida en él.

¿Se han sobrepasado en Bizkaia?

En estas dos legislaturas, afortunadamente, mis compañeros me lo han puesto fácil y han sido contadísimas las ocasiones en las que he tenido que llamar al orden. A la cuestión es más habitual, porque siempre hay quien intenta colar su mensaje, pero la tónica es el discurso sosegado y educado. Incluso si alguien se ha excedido y le he tenido que llamar al orden para que retirara esas palabras o para que no consten en el diario de sesiones, los apoderados piden perdón y no tiene ningún problema en retirar la expresión ofensiva.

¿No deberían quedar retratados en el diario de sesiones?

Es una forma de acompañar a que se mantenga el decoro cuando un orador no se aviene a retirar la ofensa que se ha producido y que contraviene el artículo 100 de nuestro reglamento. Pero puede tener sentido lo que dice.

¿Conoce todos los artículos?

Todos de memoria no, pero sé desenvolverme. Antes de una sesión me gusta repasarlos y tengo un esquema de cuáles son los más importantes a la hora de dirigir un pleno.

¿Es difícil ser juez y parte?

La presidencia tiene que ser imparcial pero a veces es difícil mantener el rictus ante intervenciones que no compartes en absoluto y que incluso te están molestando.

Tampoco han faltado ataques a la autonomía y derechos históricos.

No aquí pero sí en otros ámbitos. Denotan una gran ignorancia y caen en la contradicción. Suponen un desconocimiento terrible de la historia y del ordenamiento jurídico que dicen respetar y defender, ya que los ampara y protege. Nuestro sistema institucional hunde precisamente sus raíces en nuestros derechos históricos. Tengo la gran suerte de presidir el parlamento vivo y en activo más antiguo de Europa. Me siento muy orgullosa de mi institución porque ya en la Edad Media, nuestros antecesores fueron capaces de poner en pie un sistema jurídico que garantizaba a las personas unas libertades que solo muchísimos siglos después conocieron en otras partes de Europa y del mundo. ¿Le cuento una curiosidad de John Adams, uno de los padres fundadores de Estados Unidos?

Soy toda oídos.

Viajó a Europa en busca de modelos democráticos para instaurarlos en la recién independizada colonia. Llegó a nuestro territorio y le llamó tanto a atención nuestra forma organizativa que le sirvió de fuente de inspiración para su Constitución.

“Tanto pleno, tanto pleno, si al menos arreglaran algo...”, se suele escuchar. ¿Lo hacen?

¡Claro que sí! Y cosas que nos afectan en nuestro día a día: nuestra red de carreteras, las líneas de Bizkaibus, la atención a nuestras personas mayores... Y en estas Juntas se decide qué impuestos vamos a pagar para mantener el sistema de protección social y bienestar. Algo arreglamos, ¿no? Los Parlamentos, a la hora de transmitir lo que hacemos, tenemos cierta desventaja respeto a los Ejecutivos, los Gobiernos, cuyas decisiones son más inmediatas y tangibles.

Vuelve a ser, por tercera vez consecutiva, la candidata del PNV a presidir las Juntas Generales. ¿Qué le ha llevado a aceptar la propuesta?

Para mí, poder estar en esta institución es un regalo. Me encanta la cercanía, el contacto con las personas, y te da la oportunidad de poder conocer a gente muy diversa y plural; todos los días es un aprendizaje continuo. No me queda más que dar las gracias a Itxaso Atutxa y a todas las bases de mi partido. Es un honor y lo asumo con ilusión y con la responsabilidad de querer hacer bien las cosas.

Uno de sus empeños ha sido, precisamente, dar a conocerlas. ¿Está más cerca de lograrlo?

Me gustaría decir que sí pero, siendo honesta, todavía nos queda camino por recorrer. Por una parte, la participación y cercanía, a través de la comisión de peticiones de la ciudadanía, las alegaciones que pueden hacer al presupuesto... Y, con otras iniciativas, dar a conocer el Parlamento: exposiciones itinerantes, visitas guiadas, el Pleno Txiki para llegar a los escolares, la plantación de retoños... No cesaremos en ese empeño.

Usted tiene una hija pequeña. ¿Cómo le explica dónde trabaja?

Cuando nació Agate yo era alcaldesa de Elorrio y, más o menos, intento explicarle que las Juntas son como un Ayuntamiento pero para todo Bizkaia, donde se deciden cuestiones importantes a nivel del territorio. Ella sabe que su amatxu es la presidenta y que algunos días está en Gernika dirigiendo los plenos. No es fácil explicárselo a una niña de ocho años, lo entienden mejor con el símil del Ayuntamiento.

¿Ha descubierto algo que no supiera sobre las Juntas Generales?

Casi todo. Yo tenía experiencia como concejala, alcaldesa, parlamentaria en Gasteiz, soy funcionaria en excedencia de la Diputación... Pero las Juntas Generales no las conocía. No era consciente, por poner un ejemplo, de la riqueza patrimonial que albergan, de que cuentan con cuatro sedes... Sabía de su existencia pero desconocía su funcionamiento.

Ya apenas se habla de que hay una mujer presidiendo las Juntas pero todo parece indicar que, por primera vez, habrá una diputada general.

Creo que es una noticia extraordinaria y estoy muy orgullosa de la decisión que ha adoptado el partido al que pertenezco de situar en puestos de la máxima responsabilidad a mujeres que conozco, quiero y admiro.

¿Qué le parece la candidatura de Elixabete Etxanobe?

La conozco desde hace años. Es una mujer muy preparada, responsable y que conoce bien la Administración; estoy convencida de que lo va a hacer muy bien, aportando, en esos momentos de incertidumbre, las certezas, la solvencia y la experiencia del partido al que pertenecemos, porque esto es un trabajo en equipo. Me gustaría también poner en valor el trabajo que ha hecho Unai Rementeria: deja una Diputación y una Bizkaia en marcha y con proyectos.

¿Es mala señal que se siga hablando del hecho de que sea mujer?

Mala, muy mala. Significa que no hemos logrado una igualdad real; será buena cuando esto deje de ser noticia.

Hay encuestas que otorgan mayoría absoluta al PNV en Bizkaia. ¿Confía en esos resultados?

Las encuestas indican tendencias y son importantes porque reflejan la confianza que muestra la ciudadanía. Pero yo soy más de la escuela de Santo Tomás; la única que vale es la del 28 de mayo. No hay que confiarse, hay que ir a votar.

La próxima tampoco se presenta como una legislatura fácil.

No. La inestabilidad, la inflación, la desconfianza de la ciudadanía ante las instituciones, lo que está ocurriendo en Francia o Israel... Otras épocas tampoco han sido fáciles, venimos de superar varias crisis concatenadas. No va a ser fácil pero hay que mandar un mensaje de confianza en las instituciones cercanas; hay una garantía de experiencia, trabajo y esfuerzo.

¿Qué le preocupa a Ana, ciudadana?

El futuro de nuestra gente joven, de nuestros hijos e hijas. Y que sepamos mantener, entre todos, la Bizkaia que hemos sido capaces de construir, este sistema de protección social que acompaña a las personas que más lo necesitan. Debemos saber mantenerlo, protegerlo y cuidarlo.

Muchas veces damos por hecho que siempre va a esta ahí.

Los discursos que ahondan en la desconfianza en las instituciones y en la política no benefician ni acompañan para nada.

Y como candidata a presidenta, ¿qué objetivos se marca para la próxima legislatura?

Seguir con el mismo trabajo: que no se ponga en cuestión la necesidad de nuestro parlamento, porque realmente es útil y da respuesta a las necesidades de la ciudadanía.