El domingo, catorce penitentes –vecinos que han dado vida a Jesucristo en anteriores ediciones– ascenderán al Kolitza cargados con sus cruces y deteniéndose en cada uno de los monolitos que recrean las estaciones del Vía Crucis. “Siempre se ha dicho que la Pasión Viviente venía de las pestes”, de las rogativas para el fin de las epidemias, contó José Ángel Ramón, Zarra, director artístico de la representación que el Jueves y el Viernes Santo presenciarán alrededor de 50.000 personas.

Así lo han transmitido “nuestros antepasados, pero no queda claro”, por eso la Asociación del Vía Crucis Viviente “ha pedido poder investigarlo en un estudio” que está llevando a cabo el Museo de las Encartaciones. Tanto la organización de la Semana Santa de Balmaseda como el Ayuntamiento desean que la documentación y los testimonios orales recogidos ayuden a preservar el legado de una tradición “única e inimitable que merece un reconocimiento”, según el alcalde, Aitor Larrinaga. Piensan, en concreto, que opte a algún tipo de protección institucional en calidad de “patrimonio inmaterial”.

“Aunando esfuerzos y expresando lo que es Balmaseda, como consecuencia se pueden obtener esos fines, indicó Zarra. El trabajo se inició hace varios años y, a la espera de las conclusiones, la asociación del Vía Crucis Viviente reedita la subida al Kolitza del Domingo de Ramos que entró por primera vez en el programa oficial el año pasado. Se pondrán en marcha a las 8.30 horas en el Campo de las Monjas preparados para ascender hasta la ermita de San Sebastián y San Roque, donde se enclava el último monolito.

Seguramente seguirá de cerca el recorrido Aitor Martínez, de 27 años, que encarnará a Jesucristo. A apenas una semana, confiesa que “estoy tranquilo, hemos trabajado muy bien los diálogos y mis compañeros lo hacen estupendamente. Lo que queremos es que los sentimientos afloren y la gente se conmueva”. Por eso, el tiempo invertido en ensayos durante muchos meses le ha servido como una experiencia que “no cambio por nada”. Únicamente las tres caídas le preocupan en cierta medida y deberá “improvisarlas” porque esa parte no se prepara con antelación. “Estaré bien arropado” por familia y amigos, agradeció.

A su tía, Lourdes Martínez, que se meterá en la piel de la Virgen María, ya se le escapó alguna que otra lágrima en su comparecencia ante los medios de comunicación, prólogo de lo que vivirá el Viernes Santo en su recorrido por el casco histórico de Balmaseda. “Me da miedo emocionarme demasiado”, confesó. Jon Andrade, que será San Juan, “un amigo de mi sobrino al que conozco desde niño, ya me ha dicho que me agarre a él si me veo mal”.

Padre e hijo, Jesucristos

Los vínculos afectivos y de sangre “siempre están ahí”, como en el casco de Oskar Martínez, que ayudará a su hijo a llevar la cruz en el papel del Cirineo y que encarnó a Jesucristo en 1992, “curiosamente, con su misma edad”. Le ve “bien preparado” y no han querido visionar vídeos de cuando él salió. Nerea López cumple una “ilusión de muchas niñas de Balmaseda desde pequeñas”: convertirse en María Magdalena. “Es una pasada verlo desde fuera” e integrarse está resultando “un descubrimiento por conocernos mejor entre todos”.

El Jueves y el Viernes Santo se transmitirá esa complicidad al público que se prevé acuda en masa al “mayor escaparate de Enkarterri”, según la presidenta de Enkartur, Ángela Eguia. En 2022 “un 10% de los presentes fueron extranjeros” y ya se han vendido casi todas las entradas. “Su alma” hace de la Pasión un “referente irrepetible”, valoró la directora foral de Turismo, Cristina Múgica.