“La mayoría de la gente no fuimos conscientes de la gravedad de lo que ocurría”, reflexionaba Andrés Salazar. Inmersos en el día grande de San Severino, los vecinos de Balmaseda se alarmaron ante el fortísimo viento que obligó a suspender el concurso de putxeras y el fuego. Pese a que muchas cuadrillas continuaron en ese momento disfrutando de la fiesta en el casco histórico y la vida siguió su curso en la villa cuando se pudo controlar la situación, las huellas del peor incendio forestal de los últimos treinta años en Bizkaia están ahí. Medio centenar de personas contemplaron ayer la nítida línea entre la devastación y el verde frondoso en el auzolan impulsado por el Ayuntamiento que este mes de marzo replantará dos hectáreas con especies autóctonas.

“Roble, haya, cerezo, aliso, acebo y castaño”, entre otros, enumera el concejal de Montes, Txus Osegui, cedidos por la Diputación Foral de Bizkaia y el grupo ecologista de Zalla Otsoaren Taldea. Prácticamente toda la superficie afectada “está cortada y lo poco que queda corresponde a terreno privado”. Resulta de vital importancia emprender la plantación lo antes posible porque “si no, la erosión empieza rápido”.

En ello se afanaron quienes acudieron a la cita de ayer. Azada en mano, rememoraron aquellos días frenéticos. La rapidez con la que se propagaron las llamas, que quemaron 441 hectáreas en Bizkaia, sorprendió a los bomberos, que calificaron el fuego de “explosivo” y sin precedentes, en palabras del jefe del servicio foral de Montes, Carlos Uriagereka. “A día de hoy, la Diputación está elaborando guías para prepararse” para afrontar posibles catástrofes similares aprendiendo de las lecciones que enseñó Balmaseda, contó el edil. Los expertos constataron, por ejemplo, que “la mayoría de los árboles se quemaron por la parte baja mientras que las copas no ardieron” y las llamas “se movían en líneas de 100 o 200 metros”.

Lo mismo que saltaron de Arbalitza a La Garbea, “el casco histórico corrió riesgo”. Álex Arritola, uno de los vecinos que echaron una mano, “quería ir a buscar a mi suegra, que vive en El Berrón, y ya no pude salir”. Dentro del susto “libramos bastante bien” porque tampoco hubo heridos. “Quería devolver un poco de lo que nos prestaron” los efectivos de emergencias que trabajaron sin descanso. Poniéndose en lo peor, en la residencia de Las Laceras, con cerca de noventa usuarios, llegaron a valorar la evacuación hasta que los bomberos confirmaron que no había peligro, compartió Idoia García, trabajadora que vivió allí la evolución del fuego: “Fíjate, mover a personas mayores, pero cuando se acerca una amenaza así...”. Un grupo de jóvenes con edades “comprendidas entre los 20 y los 25 años” se inscribió porque “nos da pena ver el monte así”. No se les olvidará la sensación de que “el fuego rodeara Balmaseda por todas partes”.

Atentos a las explicaciones del concejal, plantaron los árboles abarcando el perímetro señalado desde abajo para ir ganando altura poco a poco en una zona que antes ocupaba un pinar. Incluso se animaron a escribir con rotulador la fecha, nombre de la especie y de quienes pusieron algo más que su granito de arena para que el paisaje recobre su viveza anterior.

El día 21, con niños

Hay quien repite. Hoy habrá otra cita, así como el próximo fin de semana y entre el 23 y el 26 de marzo, siempre entre las 10.00 y las 12.00 horas con inscripción en el SAC, kultur etxea y un enlace desde www.balmaseando.eus. Además, el martes 21 habrá una jornada para niños.